Después de casi 100 años, abren maleta de soldado fallecido en la Primera Guerra Mundial
Hay memorias que superan el tiempo...
El contenido de una maleta que estuvo casi 100 años sin abrirse se convirtió en una cápsula de tiempo que desde el 1916 guardó parte de la vida de Ted Ambrose, un soldado británico fallecido en la Primera Guerra Mundial.
Un sobrino de Ambrose halló recientemente la valija en su casa y le preguntó al historiador Dan Hill si le interesaba estudiar el contenido.
Con ayuda de esos objetos, el historiador desentrañó la historia del soldado.
When I got that call from Ted’s great-nephew almost 100 years later, in truth, I had no idea what to expect. But opening that case, what I saw took my breath away. It was Ted’s whole life. A time capsule, sealed since 1916. pic.twitter.com/wdI7gSs4oO
— Dan Hill (@DanHillHistory) April 24, 2020
A few weeks later Mrs Ambrose received her boy’s effects, but couldn’t bare to look at them. She put them in a suitcase and closed it up. Opening it only once after the war to add the medals he never saw. Into the loft it went, where it remained untouched for over ninety years. pic.twitter.com/gEobjeDzOv
— Dan Hill (@DanHillHistory) April 24, 2020
Ambrose, del condado de Hertfordshire, tenía 18 años cuando, en el 1915, decidió unirse a las Fuerzas Armadas. Desde ese momento pasó nueve meses en entrenamiento hasta que fue enviado a Somme, en el norte de Francia.
En batalla resultó herido, por lo que tuvo que someterse a tratamiento en hospitales de ese país. Cuando se supone que regresara al combate, se enfermó de sarampión, por lo que tuvo que recibir tratamiento nuevamente. Desde el hospital, le escribió una carta a su amante amante, Gladys, misiva que permanecía en la maleta.
Cuando regresó a la guerra, Ambrose fue herido en la pierna, un brazo y la cabeza, durante un bombardeo de artillería que dejó más de 100 personas muertas o heridas, según el reporte de RT Noticias. Ted falleció a los pocos días sin que su madre pudiera llegar a visitarlo.
Aunque las pertenencias del militar fueron enviadas a su familia. La mujer guardó todo en una maleta y nunca la abrió, excepto una vez, cuando puso en el interior las medallas que le fueron otorgadas a Ambrose. Además de la carta a Gladys y fotos de ella, en la maleta había un espejo, otras cartas, las fotos de su madre, una pipa y su tabaco.
Para el historiador, el soldado era “un chico ordinario” que no sobresalió en el campo de batalla pero que “cumplió con su deber”. Hill dijo que se propone visitar la tumba del soldado.