Presos y enfermeras en Rikers Island temen morir por COVID-19

Las trabajadoras de salud denuncian que ellas y los detenidos se desenvuelven en un ambiente increíblemente infeccioso

Un grupo de enfermeras hacen un minuto de silencio por el enfermero William Chan, quien murió de COVID-19, durante una manifestación organizada por la Asociación de Enfermeras del Estado, en la entrada de la prisión de Rikers Island.

Un grupo de enfermeras hacen un minuto de silencio por el enfermero William Chan, quien murió de COVID-19, durante una manifestación organizada por la Asociación de Enfermeras del Estado, en la entrada de la prisión de Rikers Island.  Crédito: JUSTIN LANE | EFE

NUEVA YORK.- Las enfermeras que ha encarado en primera línea la lucha contra la pandemia de COVID-19 a través del estado exigieron respeto por ellas mismas y sus pacientes en la prisión de Rikers Island.

La Asociación de Enfermeras del Estado de Nueva York (NYSNA), citan serias deficiencias en la atención, así como recortes presupuestarios estatales que perjudican el sistema de salud pública, lo que pone a las poblaciones más vulnerables de Nueva York, como es el caso de los detenidos en las prisiones, en un riesgo aún mayor.

Un numeroso grupo de enfermeras de la NYSNA, defensores y familiares de los prisioneros, hicieron una protesta en la entrada principal de la prisión Rikers Island, en Queens, la tarde de este jueves, donde denunciaron que, en esa prisión, las enfermeras no cuentan con el equipo de protección personal adecuado y los pacientes carecen incluso de jabón para mantenerse limpios.

La NYSNA además reveló que el distanciamiento social necesario no se aplica y no hay suficientes pruebas para mantenerse seguro y saludable. Además, las enfermeras están exigiendo un amplio debate para definir las acciones para reabrir el estado de manera segura y abordar la multitud de problemas de hospitales, hogares de ancianos, cárceles y otras instalaciones de atención médica.

De otra parte, las enfermeras están pidiendo la restauración de $ 2.5 mil millones en recortes de Medicaid al presupuesto del estado de Nueva York para el próximo año. Los hospitales de la red de seguridad han sido los más afectados por la crisis de COVID-19 y deberían recibir una mayor parte de los fondos estatales de Medicaid y otra asistencia necesaria para atender a las comunidades necesitadas.

“Decidimos hablar en Rikers porque allí están detenidos a miles de los neoyorquinos más vulnerables en un ambiente increíblemente infeccioso. Las enfermeras están haciendo un trabajo heroico completamente desconocido para tratar de cuidar a las personas encarceladas”, dijo la enfermera Sean Petty, miembro de la Junta de NYSNA.

De acuerdo con Petty, el trabajo en Rikers Island lo hacen sin suficientes máscaras N95 y otro equipo de protección personal y se ocupan de las personas detenidas sin acceso a suministros básicos, incluido el fácil acceso al agua.

“Esto es tan cruel como innecesario. Nos mantenemos unidos como enfermeras en todo el sistema de salud pública para exigir una atención médica equitativa para cada ser humano en esta ciudad”, insistió Petty.

Reapertura de la ciudad y el estado

La NYSNA hizo la protesta en el curso de la Semana Nacional de Enfermeras, para promover un plan de reapertura segura de la ciudad y el estado, cuya prioridad es proteger a las enfermeras, los trabajadores de la salud y la comunidad en general.

“Nueva York no puede reabrir hasta que tengamos las herramientas que necesitamos para detener otro brote. No podemos repetir los errores cometidos hasta la fecha, o se perderán muchas más vidas. Las enfermeras deben tener un asiento en la mesa donde se toman las decisiones de salud de nuestro estado”, dijo la directora ejecutiva de NYSNA, Pat Kane.

Kane y otras miembros de NYSNA, el sindicato de 43,000 miembros de enfermeras registradas, señalan la insuficiencia continua del equipo de protección personal (EPP), incluida la reutilización desenfrenada de los respiradores desechables N95, lo que contribuyó a las tasas de infección entre los trabajadores de la salud. Los respiradores reutilizables deben ser parte de la planificación del cuidado en el futuro.

“Revertir estas desigualdades de larga data debe ser un enfoque central a medida que avanzamos, y los legisladores estatales deben priorizar la financiación de una nueva infraestructura de salud significativa en las comunidades más afectadas”, agregó de su cuenta Kane.

La concejal Carlina Rivera, presidenta del Comité de Hospitales del Concejo Municipal apoyó al la NYSNA y denunció que las enfermeras han estado en primera línea, con poco personal y trabajando con EPP y recursos insuficientes durante meses mientras trataban a decenas de miles de neoyorquinos afectados con la COVID-19.

“Estoy orgullosa de apoyar a NYSNA en respaldo de su plan para hacer avanzar a Nueva York e exigir a nuestros líderes estatales y municipales que escuchen a los expertos científicos y trabajadores de primera línea como nuestras enfermeras en la toma de estas decisiones”.

Entre tanto, Anthony Feliciano, director de la Comisión del Sistema de Salud Pública analizó que la crisis de COVID-19 ha tocado todos los aspectos de la infraestructura y la actividad económica en la ciudad de Nueva York, pero, dijo, no ha afectado proporcionalmente a todos los neoyorquinos.

“El servicio de alimentos de primera línea, la tienda de comestibles, los trabajadores de la salud son personas desproporcionadamente de color, inmigrantes, no asegurados y mujeres. Creemos que ha jugado un papel en cómo valoramos esas vidas dentro de la respuesta. Sin embargo, este segmento de la fuerza laboral ha permitido que la mayoría de los residentes de Nueva York se queden en casa, ayudando a aplanar la curva de nuevas infecciones”, dijo Feliciano.

Vigilia por clemencia para prisioneros

Un grupo de activistas y defensores iniciaron este jueves una vigilia de dos días fuera de la cárcel de Fishkill, y en el cementerio de la prisión para llorar a las personas que murieron infectadas con la COVID-19 mientras estaban encarceladas y pedir al gobernador Andrew Cuomo que otorgue clemencia a otros prisioneros vulnerables que pueden morir por la pandemia.

La vigilia se inició este jueves fuera de la instalación correccional de Fishkill, una prisión de varios niveles de seguridad localizada en el condado de Dutchess, al norte del estado de Nueva York.

De acuerdo a los activistas, Fishkill, tiene más casos de COVID que cualquier otra prisión estatal, y al lado de los cementerios de la prisión, donde están enterradas las personas que han muerto mientras estaban encarceladas en todo el estado.

Entre los que promovieron la vigilia hay personas que anteriormente estuvieron encarceladas, familiares de personas encarceladas, líderes comunitarios, líderes religiosos y defensores de la justicia penal, de la Campaña Release Aging People in Prison Campaign, Parole Preparation Beacon Prison Action Coalition y otros grupos.

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