Qué tan malo es premiar a los niños por hacer los deberes

Antes que los premios, es mejor explicarles cuáles son las ventajas de colaborar en casa

El ejemplo es la mejor estrategia que tienen los padres para motivar a los hijos a que ayuden con los quehaceres de la casa durante los días festivos.

El ejemplo es la mejor estrategia que tienen los padres para motivar a los hijos a que ayuden con los quehaceres de la casa durante los días festivos. Crédito: /Shutterstock

Trabajar duro siempre merece una recompensa. Nuestros padres nos educan de niños para cumplir nuestras “obligaciones”, como comer, recoger nuestro desorden y hacer la tarea. Pero, que un pequeño niño lo haga sin mayores rabietas, ¿merece un premio? El debate hace años está abierto y parece que entre padres nunca nos vamos a poner de acuerdo.

Lo importante no es el premio sino la lección aprendida en todo esto, sin embargo hay familias en donde recurren a estas pequeñas recompensas a fin de evitar grandes discusiones en casa… pero el tema es cuando se aplica con demasiada frecuencia.

Expertos sugieren que es importante diferenciar entre la recompensa y el “soborno”, es decir, que si un niño debe ayudar a poner la mesa y su primer pregunta es “¿qué tendré de premio?”, hay algo muy peligroso en eso y la educación no está funcionando del todo bien.

Un modo de evitarlo es inventar otros mecanismos. Por ejemplo, se puede incorporar un juego de puntos: si el niño se lava los dientes todos los días sin hacer drama o recoge todos sus juguetes después de terminar la diversión, va sumando puntos y, una vez que llega a una cifra determinada, tiene algún reconocimiento. Entre estos premios no es recomendable incluir el ver más tiempo la televisión, la tableta o el celular.

Además, el reconocimiento no tiene por qué ser un permiso especial ni una compensación material. Desde lo pedagógico, también es muy bueno que el reconocimiento vaya de la mano de una demostración de alegría y de afecto, y que eso sea entendido como una motivación, a fin de no despertar en el niño un mecanismo constante de “trueque” que en la vida adulta tampoco le resultará útil en las relaciones personales.

Los profesionales de la psicología recomiendan no implementar ningún sistema de recompensa cuando no son tareas “de la casa”. El niño debería entender que algunas tareas debe cumplirlas por su propio bien. Por ejemplo, hacer las tareas de la escuela o estudiar no deberían estar ligadas a una compensación. Es bueno que las personas sepan, a toda edad, que ese tipo de tareas se hacen por su propio bien, porque luego les darán satisfacción.

Siempre es mejor explicarles cuáles son las ventajas de colaborar en casa en lugar de instaurar un sistema por el que busquen obtener ganancias de algún tipo. Explicarle a un niño que si ordena luego encontrará con más facilidad lo que busca es un buen comienzo.

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Psicología infantil

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