Cómo impulsar el espíritu de los niños emprendedores
Apoyar las ideas de los hijos les permitirá desarrollar ciertas habilidades sociales que serán fundamentales en su futuro
La vida adulta, para un niño, está muy lejos en tiempo y habilidades. Pero hay pequeños que desde temprana edad dan muestra del futuro interesante que les espera, o al menos del talento natural que poseen y que sus padres deberían desarrollar en favor de su bienestar.
Es el caso de los niños emprendedores, esos chicos de etapa escolar que a través de acciones o juegos en casa demuestran que una buena idea la pueden transformar en un éxito… siempre y cuando su familia le impulse a lograr sus objetivos.
Todo puede tener un buen comienzo apoyando al niño, lejos de pensar en que gane o pierda en su emprendimiento, esto le permitirá desarrollar ciertas habilidades sociales que serán fundamentales en su futuro. Por ello, los especialistas hacen énfasis en la importancia de este apoyo.
“Hay una desconexión entre las familias y la educación de los hijos. La escuela es una herramienta para su formación, pero el centro de ésta recae en los padres. Desarrollar habilidades sobre cómo resolver problemas, tolerar la frustración y el trabajo en equipo se aprende en casa”, subraya Guillermo Garza, fundador y CEO de Dadbox, una plataforma que promueve el aprendizaje desde la familia en entrevista con Expansión.
El desinterés y la apatía de muchos jóvenes tiene que ver con lo que vieron en casa desde pequeños. Una investigación dirigida por Fany Eisenberg Glantz, profesora del Departamento de Ciencias de la Conducta y Humanidades del Tecnológico de Monterrey y autora del libro ¡Los hijos mandan, los padres obedecen!, concluyó que cuando los progenitores dan todo a los hijos, acaban con su iniciativa y capacidad para resolver sus problemas.
“Si la familia quiere niños buenos para nada, hay que darles todo. Si quieren hijos emprendedores, hay varias cosas por hacer”, comenta la investigadora al citado medio.
Expertos recomiendan una serie de actividades para que los padres impulsen el desarrollo de las habilidades sociales de sus hijos.
Que tu casa sea un laboratorio.
No se trata sólo de recrear experimentos, sino de jugar a que tu hijo sea el experto en algún tema a determinada hora o día de la semana, y que todas las consultas estén dirigidas a él. Con este ejercicio se refuerza la confianza al transferirle la autoridad.
Se aceptan equivocaciones.
“Cuando al niño le decimos que sólo hay una respuesta para cada cosa, le matamos la creatividad. Él necesita un espacio donde hay más de una solución”, comentó Garza.
Desafía lo establecido.
Establece un día a la semana en el que el niño pueda cambiar muebles o poner la casa de cabeza. Que cambien las reglas y platiquen por qué creen que deben hacerlo, que sean partícipes de éstas. Con ello, fomentan en los hijos el compromiso hacia quien hizo las normas y hacia ellos mismos, porque forma parte de ellas.
Permite que tome decisiones.
Los padres pueden comenzar con algo rutinario, como dejar que elijan su ropa, e irlos haciendo partícipes gradualmente de decisiones más importantes, como elegir dónde comer o ir a pasear.
Busca soluciones a problemas.
El experto sugiere, como un juego entre padres e hijos, identificar problemas globales y pensar juntos una solución. Esto aplica también para los asuntos cotidianos. Niños y padres pueden escribir en un cuaderno, un pizarrón o una pared los problemas que tuvieron en el día e identificar dónde estuvo el error y qué hará diferente en el futuro.
Tolera la frustración.
Los padres son la mayor inspiración de los hijos y verlos levantarse todos los días, a pesar de los problemas que los agobien, es muy importante.
Presume los logros.
Es recomendable elogiar las iniciativas de los hijos, incluso si los padres no están de acuerdo con ellas. Esto se puede hacer al hablar con amigos y familiares de lo que hacen y cómo lo están logrando.
Predica con el ejemplo.
Los padres deben cuidar qué actitudes y hábitos tienen en casa, porque de ellos aprenden los más pequeños.