Visitas a ancianatos de Nueva York se permiten ahora con muchos límites: sin tocar ni abrazar

Desde mediados de marzo centenares de familias cuentan los días para poder ver a sus seres queridos que residen en hogares de envejecientes, pero conseguir un permiso de visita no es nada fácil

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Este viernes muchos asilos apenas se adecuaban a las medidas. Crédito: NELSON ALMEIDA | AFP / Getty Images

Luego de más de 130 días aislados, como medida extrema de protección ante la pandemia del coronavirus,  los miles de adultos mayores que viven en hogares y centros de atención de largo plazo para ancianos en Nueva York, desde el pasado miércoles 22 de julio se les permite recibir nuevamente visitas de sus familiares y seres queridos. Eso sí, con muchas restricciones.

Las reglas son muy claras. Solo los ancianatos sin ningún caso de coronavirus entre los residentes y el personal en los últimos 28 días pueden permitir visitas limitadas, según el plan anunciado por el comisionado del Departamento de Salud del Estado (NYSDOH), Howard Zucker.

Hasta la semana pasada, solo 22 de los más de 600 hogares de ancianos en Nueva York habían presentado los planes de seguridad necesarios para permitir visitas limitadas.

Este paso en la reapertura del estado tiene una significacion especial para las hermanas ecuatorianas Virginia y Ana Julia Burgos quienes tenían 127 días sin poder ver a su padre. El señor Carlos Burgos vivía en un hogar para ancianos de Caridades Católicas en Queens y además se contagió con coronavirus. Toda su familia vivió semanas de angustia, que incluyeron además algunos días en terapia intensiva en el Hospital Elmhurst, teniendo noticias solamente por los cortos reportes telefónicos de los médicos. Esa pesadilla fue a mediados de abril.

Finalmente el señor Burgos, luego de días de gravedad, se recuperó y fue llevado a un centro de rehabilitación para adultos mayores en Rego Park.

“En las últimas semanas solo lo habíamos visto por video llamadas. Habíamos hablado con él y seguido su recuperación a la distancia, por vía telefónica. Estamos muy felices de poder estar cerca de él”, contó Virginia Burgos.

Pero, la expectativa del encuentro, del primer día programado para el pasado lunes, no implica tocarlo y abrazarlo.

Tomamos una cita y la visita se realizó a través de un vidrio. Aunque tuve la oportunidad de acercarme a él por unos minutos. Lo sentí muy bien. Está tranquilo. En todo este tiempo habíamos celebrado el Día del Padre y su cumpleaños a distancia, porque estos centros obviamente tienen la población más vulnerable”, explicó Virginia.

El inmigrante ecuatoriano Carlos Burgos en la pasada Navidad con parte del personal de un centro de ancianos en Queens. Hoy es un sobreviviente al COVID-19 (Cortesía)

Reglas rigurosas

Las reglas de Nueva York tienen como objetivo frenar la propagación del virus por parte de los visitantes a estos centros de atención. Se trata de una de las instalaciones y servicios que han sido los más castigados, no solo por el número de decesos, sino por los problemas emocionales que significa el aislamiento y la soledad para la población más vulnerable al COVID-19.

Quienes acudan a estos centros se les aplicará control de temperatura, deberán usar máscaras faciales y acatar el distanciamiento social.

Además, los residentes solo pueden tener dos familiares a la vez, no más del 10% de los residentes pueden tener visitantes a la vez. Las reglas del estado limitan las visitas a áreas al aire libre, si el clima lo permite.

El presidente y director ejecutivo de la Asociación de Instalaciones de Salud del Estado de Nueva York, Stephen Hanse, reconoció ante medios locales que los requisitos para los hogares de ancianos serán muy estrictos, especialmente en aquellos centros en donde hay muchos residentes.

“No estamos seguros de hacia dónde vamos en el futuro, en términos de un segundo repunte potencial en COVID-19, pero realmente necesitamos brindar a las familias la oportunidad de visitar a sus seres queridos en persona“, detalló el funcionario.

Las hermanas Virginia, Lorena y Ana Julia Burgos (de izquierda a derecha) con su padre antes de la pandemia. (Cortesía)

Aunque las hermanas Burgos tenían previsto visitar nuevamente a su progenitor esta semana, no fue posible porque se detectaron dos casos positivos de COVID-19 en el centro en donde se encuentra.

“Las reglas son muy estrictas. Estábamos muy emocionadas de verlo de nuevo y no será posible hasta nuevo aviso. El está bien afortunadamente”, contó Virginia.

“Desesperada por ver a su familia”

El colombiano Amilcar Fernández, de 52 años, cuenta que su suegra de 85, está de manera permanente en un ancianato en Brooklyn. Allí la pandemia hizo estragos.

“Mi esposa que es estadounidense vivió momentos de mucho dolor, porque teníamos noticias de que mucha gente estaba contagiada y un par de abuelitos murieron. La señora afortunadamente está bien, pero muy deprimida. Ella no entiende mucho lo que pasa. Se siente abandonada. Estaba muy acostumbrada a las visitas especialmente de mis hijos”, comparte Fernández.

El inmigrante suramericano explica que aunque han tratado de buscar una cita para que su esposa visite a su madre, hasta el pasado viernes no le habían confirmado nada.

La familia está desesperada por verla, ella se ha negado a comer en los últimos días. Hablamos por teléfono y por videocámaras. Y ella insiste que quiere ver a su hija. Ella no comprende nada del tema de la pandemia”,  contó.

Después de un par de meses Virginia Burgos solo pudo ver a su padre por unos minutos. (Foto: Cortesía)

“Ha sido muy triste”

Entre tanto, la enfermera boricua Sonia Feliciano de 50 años, quien trabaja como asistente en un ancianato en el Alto Manhattan, confiesa que abandonó sus labores a finales de abril, porque se contagió con COVID-19.

“Lamentablemente en la mayoría de los centros de la ciudad, muchos ancianos se enfermaron y murieron. Y creeme muchos no nos explicamos cómo el coronavirus llegó a estos centros. Apenas empezó la pandemia nosotros tomamos medidas extremas. Señores que estaban aislados, se infectaron. Ahora estoy lista para volver. Muchos ‘nursing home’ quedaron sin personal. Ha sido muy triste”, comentó Feliciano.

De acuerdo con un reporte de The New York Times (TNY), el estado de Nueva York ocupa el segundo lugar, muy cerca de Nueva Jersey, entre los estados con el mayor número de muertes confirmadas en hogares de ancianos y centros de atención a largo plazo.

Casi la totalidad de las 6,400 personas que murieron en estos hogares en todo el estado, habían sido confirmados o sospechosos de haber sido contagiados con COVID-19.

Los datos recientes muestran que 37,500 trabajadores, o uno de cada cuatro empleados de asilos para envejecientes se infectaron con COVID-19 entre marzo y principios de junio de 2020, según el informe de NYSDOH.

El número de empleados de hogares de ancianos que informaron síntomas del nuevo virus, alcanzó su punto máximo el 16 de marzo, 23 días antes de que las muertes en hogares de ancianos alcanzaran su nivel más alto, según el mismo informe.

“Es probable que miles de empleados que se infectaron a principio de marzo transmitieron el virus sin saberlo, sin culpa, mientras trabajaban, lo que provocó la infección de los residentes”, dijo el informe.

Estos datos divulgados tuvo sus reacciones. George Gresham, presidente de la union sindical 1199SEIU que representa a muchos trabajadores de estos hogares reaccionó a la defensa de sus agremiados.

“Los cuidadores de hogares de ancianos hicieron todo lo posible para apoyar a los residentes que conocen y aman a través de esta terrible pandemia. Lo hicieron a un gran costo físico y emocional, en muchos casos sin el equipo de protección personal adecuado”, concluyó en un comunicado.

COVID-19 y sus estragos en los ancianatos:

  • 2 veces más afectados por el coronavirus fueron los hogares de ancianos con significativo número de residentes negros y latinos, en comparación en los centros en donde la población es abrumadoramente blanca, destaca una investigación en TNY.
  • 6,400 personas murieron en estos hogares en todo el estado de Nueva York.
  • 55,000 ancianos han muerto con complicaciones asociadas con el COVID-19 en residencias para envejecientes en todo el país.
  • 40% de todos los decesos por la pandemia se registraron en ancianatos.
  • 50% aproximadamente del total de 6,400 muertes en NY en asilos para ancianos se confirmaron en la Gran Manzana.

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