Familia de Blake critica a Trump por alimentar la división; el presidente niega violencia contra negros en Kenosha
El presidente Trump enfoca su plan en ayudar a negocios destruidos, no a resolver las divisiones raciales
El presidente Donald Trump tenía serias intenciones de reunirse con los familiares de Jacob Blake, el afroamericano en Kenosha, Wisconsin, asesinado a balazos por un policía, pero ellos dijeron que aceptarían solamente con la presencia de un abogado. Fueron palabras mágicas, porque el republicano declinó.
“Estoy cansado de abogados”, dijo el mandatario, aunque durante su visita a Kenosha dijo que se reuniría con el sacerdote de la familia durante su visita a esa ciudad, donde lideró una mesa redonda con algunas autoridades locales y jefes policiacos, quienes agradecieron al republicano su respaldo.
En una conferencia de prensa, familiares y amigos de Jacob criticaron duramente al presidente Trump y lo acusaron de profundizar la división ciudadana en medio del conflicto racial que vive Estados Unidos.
“No necesitamos más dolor y división por parte de un presidente decidido a hacer avanzar su campaña a expensas de nuestra ciudad”, dijo Justin Blake, tío de Jacob en una declaración previa a la conferencia retomada por CNN. “Necesitamos justicia y alivio para nuestra vibrante comunidad”.
En ese mismo canal, el padre de Blake, quien lleva el mismo nombre que su hijo, dio mayor valor a la vida de su descendiente, ahora muerto, que una reunión con el presidente Trump.
“No me estoy metido en política. Se trata de mi hijo, hombre. No tiene nada que ver con una sesión de fotos”, dijo.
En la mesa redonda sobre seguridad, el presidente dijo sentirse “terrible” de que a cualquier persona le ocurra lo que a Blake.
“Me siento muy mal por cualquiera que pase por eso, es por eso que nos sentimos tan honrados de conocer a los pastores”, dijo Trump. “Me siento muy mal por cualquiera que pase por eso. Como saben, está bajo investigación”.
El mandatario dijo esperar que encuentren una solución, pero consideró que “es complicado”.
“Es un tema complicado, para ser honesto contigo. Pero me siento muy mal por cualquiera que tenga que pasar, y no pude hablar con la madre, escuché que es una buena mujer”, dijo luego de que un pastor mencionó a Blake, lo cual ocurrió casi 30 minutos después de iniciada la mesa redonda, donde se habló principalmente de negocios afectados y ayuda a fuerzas policiacas.
¿Control de daños?
Acompañado por el fiscal general William Barr y del secretario interino de Seguridad Nacional, Chad Wolf, el presidente Trump arribó a Kenosha para evaluar “los daños” por las protestas tras la muerte de Blake. No habló de los conflictos raciales que asola al país.
“Veremos algunos de los daños que se hicieron”, dijo Trump. “Vamos a arreglarlo. Vamos a ayudar a la gente a reconstruir sus negocios en Kenosha. Simplemente ha sido un gran estado. Buena gente. Y estamos entrando bien”.
El mandatario defendió el envío de la Guardia Nacional, lo cual “detuvo” los desmanes.
En la mesa redonda sobre seguridad pública, el presidente Trump anunció el envío de millones de dólares en diversos paquetes en fondos para la aplicación de la ley, así como recursos para seguridad pública y ayuda para pequeñas empresas.
“Estoy proporcionando casi $4 millones de dólares para apoyar a las pequeñas empresas de las que hablé hoy que se quemaron. Y vamos a proporcionar más de $42 millones de dólares para apoyar la seguridad pública en todo el estado, incluido el apoyo directo para la aplicación de la ley y fondos para fiscales adicionales para castigar a los delincuentes, y recursos para brindar servicios a las víctimas de delitos”, afirmó.
A los alrededores por donde circulaba la comitiva del presidente se pudo ver a decenas de manifestantes con banderas de EE.UU. y anuncios de la campaña de reelección del mandatario, pero con mensajes en su contra.
La negación del problema
A la mesa redonda llegó el tema del conflicto racial y la violencia policial como un problema sistémico. Los únicos afroamericanos en la mesa fueron los pastores James Ward y Sharon Ward, quienes dijeron que eran pastores de Julia Jackson, la madre de Jacob. El pastor James hizo una oración y luego pidió al presidente Trump ayudar a restaurar la unidad.
“Creemos que podemos ayudar a escuchar con empatía y compasión el dolor real que lastima a los afroamericanos, pero queremos estar a su servicio y a nuestra nación para hacer todo lo que podamos para lograr una verdadera sanación, verdadera paz y realmente buscamos lo mejor de Dios en nuestra nación”, dijo James.
El mandatario no reaccionó a la petición, pero cuando los pastores fueron cuestionados por un periodista si creían que la violencia policial era un problema para la comunidad negra, el presidente atajó.
“No lo creo. Creo que la Policía hace un trabajo increíble y creo que ustedes tienen algunos problemas”, dijo. “También tienes la otra situación, en la que están bajo una tremenda presión y no la manejan bien. Lo llaman asfixia y sucede”.
Luego el mandatario dijo tener el “respaldo” de todos los policías en cuanto a sus opiniones. Los pastores nunca pudieron responder a la pregunta.