Defensores de inmigrantes critican a Trump por reducir a mínimo histórico admisión de refugiados
Cada año, el presidente ha bajado la cuota de esta protección migratoria
El Gobierno del presidente Donald Trump aceptará solamente a 15,000 refugiados el año fiscal 2021, según su propuesta enviada al Congreso este miércoles por los departamentos de Estado, de Seguridad Nacional (DHS) y el Salud y Servicios Humanos (HHS).
Eso representa 3,000 refugiados menos que en el año fiscal que terminó el 30 de septiembre y que ya había significado una reducción histórica.
Adicional a esa figura de protección migratoria, la Administración establece que las peticiones de asilo se limitarán a 290,000, advirtiendo que su plan se suscribe a su objetivo de sus intereses en política exterior, a fin de reducir desplazamientos humanos.
“Al centrarnos en poner fin a los conflictos que impulsan el desplazamiento… y al proporcionar asistencia humanitaria en el extranjero para proteger y ayudar a las personas desplazadas, podemos prevenir los efectos desestabilizadores de dicho desplazamiento”, indicó la autoridad.
La Administración Trump señaló que el nuevo número refleja la priodidad de atender “la seguridad y el bienestar de los estadounidenses”, en medio de la pandemia de COVID-19.
Afirma que eso permitirá avanzar también en los más de 1.1 millones de retrasos en peticiones de asilo.
El presidente Trump ha criticado anteriormente la política de refugio de EE.UU., acusando que ha servido como un “Caballo de Troya” para grupos musulmanes con planes de “tomar” el país.
La caída de este tipo de protección migratoria no comenzó con el actual Gobierno, pero ha sido la más drástica, según datos del Pew Research Center, que señala que el programa fluctúa en números, dependiendos los conflictos en el exterior.
“Desde los años fiscales de 1990 a 1995, un promedio de alrededor de 116,000 refugiados llegaron a los Estados Unidos cada año”, apunta el Pew.
Uno de los años en que menos se recibió a estos inmigrantes fue en 2002, tras el ataque a las Torres Gemelas, que llevó a aceptar a aproximadamente 27,100.
Después de ese evento, las cifras se estabilizaron en un promedio de 67,000 al año, pero en 2017, ya con el presidente Trump se redujo a 45,000, un nuevo mínimo en ese momento, pero solamente se aceptaron alrededor de 22,500.
Para el año fiscal 2019, el límite fue de 30,000 refugiados y para el 2020 el techo se fijó en 18,000.
Critican “pérdida del faro”
Estados Unidos se había convertido en un “faro de libertad” para personas desplazadas por conflictos bélicos o persecución política en sus países, pero expertos consideran que la actual Administración ha dejado perder ese título extraoficial.
“En un momento en que el número de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo está en su punto más alto, la Administración Trump ha demostrado una vez más que es incapaz de mostrar una pizca de liderazgo nacional o internacional”, criticó Philip E. Wolgin, director de Políticas de Inmigración del Centro para el Progreso Americano (CAP). “Es una burla a la gran historia de nuestra nación como un faro de libertad para quienes huyen de la persecución”.
La organización Voz para los Refugiados condenó la decisión de la Administración Trump.
“Durante décadas, tanto las administraciones republicanas como las demócratas vieron el reasentamiento de refugiados como un bien común y una necesidad moral”, dijo Mustafa Jumale, director de Política de esa organización. “En poco más de tres años, el presidente Trump ha dejado de lado la decencia humana básica y ha hecho trizas este programa histórico. Sus compañeros de partido en el Congreso han hecho poco para oponerse a él”.
La Coalición de Inmigración Interreligiosa (IIC) se sumó a las críticas del mandatario, recordándole que este programa “ayuda a salvar vidas”.
“La Administración Trump está cerrando la puerta a las personas perseguidas durante la peor crisis de desplazamiento de la historia, con 29.6 millones de refugiados en todo el mundo”, indicó Elissa Díaz, defensora de Políticas de Church World Service y presidenta de la IIC. “Como personas de fe, no podemos quedarnos al margen mientras Estados Unidos da la espalda a las personas más vulnerables del mundo”.
La religiosa y activista hizo un llamado al Congreso a presionar al presidente Trump para modificar sus planes.
“Instamos al Congreso a responsabilizar a la administración de realizar consultas significativas y reconstruir el programa de reasentamiento, que cuenta con el apoyo de ambos partidos”, defendió.