Exigen al alcalde despida a policías involucrados en incidente en el que murió un dominicano
El reclamo se produce en el primer aniversario de la muerte de Allan Feliz, detenido en una calle de El Bronx por una presunta infracción de tránsito
NUEVA YORK.- Los familiares de Allan Feliz, de 31 años, que murió el año pasado en medio de un incidente con miembros de la Policía de Nueva York, hicieron este lunes una manifestación frente a la alcaldía para exigir que los oficiales implicados rindan cuentas ante la justicia.
Otros familiares de neoyorquinos que han muerto mientras estaban en custodia del NYPD y varios funcionarios electos, entre ellos el Defensor del Pueblo, Jumaane Williams, se sumaron a la protesta.
El hecho en el que resultó muerto Feliz ocurrió, el 17 de octubre dentro de su vehículo en la avenida Bainbridge, cerca de la calle 211 alrededor a las 3:00 de la tarde en El Bronx.
Según los antecedentes del caso, Feliz de origen dominicano, fue detenido junto a su acompañante en una parada rutinaria de tránsito por presuntamente no llevar cinturones de seguridad. Cuando los oficiales solicitaron a Feliz que saliera del vehículo, éste se habría resistido y se produjo un enfrentamiento en el que uno de los policías, el sargento Jonathan Rivera disparó su arma e impactándolo mortalmente en el pecho.
Los otros uniformados que intervinieron en el incidente fueron identificados como Edwar Barrett y Michele Almanzar. Tanto el sargento Rivera como la oficial Almanzar, son también de origen dominicano.
“Hace un año, Allan fue identificado por su perfil racial y detenido por una presunta infracción de tránsito que no cometió, que los policías que lo detuvieron admitieron una vez que llegaron a su auto”, dijo Samy Feliz, hermano de la víctima. “El operativo habría terminado sin consecuencias, pero la interacción de dos minutos con el sargento Jonathan Rivera y los oficiales Edward Barrett y Michelle Almanzar, terminó con un disparo que mató a Allan”.
Dos días después del primer aniversario de su muerte, los miembros de la familia recordaron a Allan Feliz, como un miembro activo de la comunidad y un padre amoroso.
“Hoy la familia exige al alcalde Bill de Blasio y al comisionado del NYPD, Dermot Shea, que despidan a los oficiales involucrados en el asesinato de Allan y saquen a los policías asesinos de nuestras comunidades”, agregó Samy Feliz.
El NYPD no debe intervenir en control de tráfico
A finales de septiembre la fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, recomendó al NYPD que no intervenga en acciones de control rutinario de tráfico, un cambio radical que, según ella, evitaría incidentes como el que terminó con la vida de Allan James Feliz.
James, quien actúa como fiscal especial designada para investigar ciertos casos de violencia policial, argumentó que las paradas de tránsito por infracciones menores a menudo terminan en violencia.
“Allan estaba lleno de vida y siempre tenía una sonrisa en su rostro”, dijo Ashley Verdeja, hermana de Allan Feliz. “Él era el que unía a nuestra familia. Acababa de tener su primer hijo y queremos asegurarnos de que el pequeño Eli sepa que su padre merece justicia”.
La familia sostiene que Feliz estaba desarmado y que los oficiales del NYPD no debieron usar fuerza letal.
Loyda Colón, codirectora del Comité de Justicia de su parte comentó que es indignante que el alcalde De Blasio esté obligando a otra familia a salir a las calles para exigir responsabilidad por la muerte de su ser querido y hacer que los contribuyentes de Nueva York desembolsen decenas de miles de dólares para seguir pagando los salarios de los oficiales que mataron a Allan Feliz.
“Los agentes que comienzan con una parada de tráfico injusta y la convierten en homicidio son una amenaza para la seguridad pública y no tienen por qué patrullar nuestras comunidades. El alcalde de Blasio debe asegurarse de que Rivera, Barrett y Almanzar sean despedidos de inmediato”, agregó Colón.
Los defensores criticaron a la administración De Blasio por no responsabilizar una vez más a los oficiales que injustamente se han cobrado la vida de los neoyorquinos.