6 mitos alimenticios sobre el aumento de peso

Es bien sabido que el secreto para perder peso y vivir con salud, radica en la calidad de la alimentación. Conoce 6 de los principales mitos, que pueden ser los responsables de esos kilitos de más

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Fuente: Shutterstock Crédito: Shutterstock

Cuando se trata de perder peso existen todo tipo de recomendaciones, si a esto sumamos que cada día contamos con más información al respecto podemos caer en muchos errores. Es por ello que cuando se trata de controlar el peso, seguir cada consejo o truco puede dificultarlo todo y sobre todo terminar en un aumento de peso que muchas veces consideramos inexplicable.

La lección del año es no creer ciegamente en toda la información que tenemos al alcance y darnos a la tarea de hacer nuestra propia investigación, sobre todo cuando se trata de cuidar nuestra salud, prevenir enfermedades crónicas y por supuesto de encontrar los mejores métodos para perder peso. Aunque no lo creas en muchas ocasiones el secreto para adelgazar no se basa tanto en lo que debemos de hacer, más bien lo que debemos dejar de hacer. Conoce 6 de los mitos más populares sobre el aumento de peso, seguramente has caído en varios.

1. Sueles deshacerte de la yema del huevo

Una de las principales creencias en torno al consumo de huevo es comer únicamente las claras, en gran parte por su bajo contenido en calorías. Se trata de uno de los mitos más grandes sobre el huevo, en principio estarás perdiendo la mitad de proteínas de alto valor biológico que se relacionan con grandes beneficios para la salud y la pérdida de peso. Y lo peor de todo es que es que estás despidiéndote de la gran riqueza nutricional que aportan las yemas, ya que son ricas en ácidos grasos y micronutrientes importantes, como es el caso del selenio y las vitaminas del grupo B. Otro de los principales mitos entorno al consumo de las yemas se relaciona con su contenido en colesterol, sin embargo es momento de aclarar de una vez por todas que no tiene un impacto negativo en los niveles de colesterol en la sangre. De hecho se cuenta con un estudio de la Universidad de Wake Forest, en el cual encontraron que no existe un vínculo entre las enfermedades cardíacas y el consumo de huevos. Una razón más para decirle que sí, al consumo de yemas. 

huevos
Huevo entero./Foto: Shutterstock

2. Comes demasiada proteína

Una de las principales reglas para vivir con más salud y perder peso se basa en seguir una alimentación saludable y equilibrada, sobre todo tener moderación y cautela con sustancias nocivas para la salud como el azúcar, las grasas saturadas, las harinas refinadas y el sodio. Sin embargo y aunque no lo creas pasa lo mismo con los alimentos saludables, tal es el caso particular de las proteínas. En los últimos meses todos hablan sobre sus inmensos beneficios para promover la pérdida de peso y se ha comprobado que son un gran aliado, en gran parte por su gran poder nutricional y saciante. Sin embargo es de vital importancia no consumirlas en exceso, ya que no aumenta la masa muscular y se almacenan en forma de grasa. De hecho se cuenta con un estudio interesante publicado por Clinical Nutrition, en el cual se encontró que aquellas personas que hacen dieta alta en proteínas tienen un 66 % más de riesgo de morir que las que comen menos proteínas. Teniendo esto en cuenta, contempla que el cuerpo solo puede manejar alrededor de 30 gramos de proteína como máximo en una sola comida. 

Proteínas. /Foto: Shutterstock

3. Únicamente bebes agua

Todos lo sabemos mantener la hidratación adecuada es uno de los hábitos alimenticios más importantes para promover el adelgazamiento y la buena salud, la reina para lograrlo siempre será el agua natural. Si bien es indispensable garantizar su consumo a lo largo del día, es importante complementarlo con otras bebidas naturales que brillan por sus propiedades terapéuticas. Tal es el caso de opciones como té verde y café, que son bebidas cargadas de antioxidantes que benefician y aceleran al metabolismo, esto gracias a su contenido en teína y cafeína. 

Café.
Beber café. /Foto: Pixabay

4. Te vas a dormir con el estómago vacío

Existen muchos mitos entorno a la cena, los horarios y los alimentos que se consumen en la noche, con base en ello ha surgido la creencia que señala que es mejor no cenar; sin embargo es completamente un mito. Esto no quiere decir que sea recomendable cenar papas fritas y una hamburguesa o un litro de helado, lo cierto es que se cuenta con referencias que señalan que irse a dormir con hambre se asocia con disminución en los niveles de azúcar en la sangre y provocar una noche inquieta. Lo que sucede al dormir con hambre es que no solo se manifestará mediante todo tipo de antojos de carbohidratos y azúcares al día siguiente, considerar un ligero refrigero en la noche es vital para ayudar a mantener estables los niveles de azúcar en la sangre y es clave para que la hormona encargada de la quema de grasas “el glucagón” pueda hacer su trabajo. Especialistas en nutrición recomiendan considerar una mini comida antes de acostarse, que incluya carbohidratos y grasas, por ejemplo una mandarina y 1/4 de taza de nueces de macadamia. 

Mandarinas.
Mandarinas. /Foto: Pxhere

5. Eliges cocinar con sal marina

Es bien sabido que el excesivo consumo de sal se deriva en delicadas condiciones de salud, que afectan al sistema cardiovascular, la presión arterial y se derivan en la retención de líquidos. Si a esto le sumamos que no estamos acostumbrados a seleccionar el tipo de sal adecuado, corremos más riesgos. Lo cierto es que nos han hecho creer que la sal marina o de mar es la opción más saludable, en primer lugar se trata de las opciones más caras y es un tipo de sal que se obtiene del agua del océano evaporada, mientras que el otro tipo se extrae. Otro aspecto a considerar es que el magnesio y el hierro en la sal marina solo son dañinos si se consumen en cantidades peligrosamente altas, o si ambas variaciones contienen los mismos 2,300 miligramos de sodio por cucharadita. Así que la recomendación es ahorrar dinero y optar por la sal tradicional, es rica en yodo que es esencial para que la glándula tiroides funcione correctamente y de gran ayuda para evitar el aumento de peso. Recuerda que con cualquier tipo de sal, es fundamental tener mucha cautela y consumir lo menos posible. 

Sal rosa
Sal. /Foto: Pixabay

6. Eliges productos bajos en grasa

Todos hemos recurrido al consumo de productos bajos en grasa considerándolos como la mejor opción para cuidar la salud y el peso corporal. Tenemos una noticia para ti, reducir el consumo de grasas no es la clave para perder peso y gozar de mejor salud. Si bien es cierto que resulta indispensable evitar el consumo de grasas trans y saturadas, ya que se relacionan con mayor riesgo de padecer obesidad, diabetes y enfermedades cardíacas. Las grasas saludables son muy importantes, tal es el caso de los productos enteros y lo que sucede con los  productos etiquetados como bajos en grasa, reducidos en grasa o sin grasas, es que la industria alimenticia suele compensar esta pérdida de grasa agregando carbohidratos y sal. De hecho se cuenta con un estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition, en el cual se encontró que las personas que consumen productos lácteos con alto contenido de grasas tenían menos probabilidades de padecer diabetes. 

Productos lácteos./Foto: Shutterstock

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