5 formas en las que el desayuno puede no ayudarte a bajar de peso

Existen ciertas costumbres y alimentos que pueden hacer del desayuno un enemigo de la pérdida de peso

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Crédito: unsplash

La mayoría de los estudios afirman que el desayuno es la comida más importante del día, sin embargo actualmente derivado de el furor que ha causado el popular método del ayuno intermitente, muchas dudas han salido a flote. Ahora bien primero lo primero: el término desayunar, se refiere a la primer comida del día y su nombre se basa en el hecho que los seres humanos no comen mientras duermen, por lo tanto al levantarse a primera hora de la mañana se encuentran en “ayuno”. Por lo tanto des-ayunar, es romper con el ayuno por el que de manera natural pasamos al dormir. 

Así que cuando una persona practica el ayuno intermitente, la primer comida que consuma después de las horas de ayuno establecidas será el desayuno. Ahora bien se practique o no este método, es un hecho que el desayuno es especialmente importante cuando se está en un camino enfocado en la pérdida de peso. De tal modo que diversos nutricionistas coinciden en que consumir un desayuno equilibrado y saludable, proporciona la energía necesaria para comenzar bien el día, estimula el metabolismo y evita que comamos en exceso.

Sin embargo el secreto para volver del desayuno tu mejor aliado adelgazante, se encuentra en la calidad y el balance de los alimentos que lo conforman. Por desgracia en muchas ocasiones existen diferentes formas en las cuales el desayuno puede hacer lo contrario y por lo tanto volverse una causa latente del aumento de peso. Conoce los principales errores cotidianos que están haciendo del desayuno tu peor enemigo.

¿Cómo interviene el desayuno en el aumento de peso?

1. No incluyes proteínas en el desayuno

En los últimos meses todas las tendencias de nutrición hablan acerca del importante papel que juega las proteínas en la pérdida de peso. Lo que sucede con los desayunos es que en muchas ocasiones sin darnos cuenta solemos basarlos primordialmente en carbohidratos. Al reemplazar los carbohidratos y ciertas grasas con proteínas, se crea un magnífico efecto en el organismo que reduce la hormona del hambre y aumenta la producción de las hormonas de la saciedad. De tal modo que desayunar proteínas de alto valor biológico conduce a una significativa reducción del apetito y es la principal razón por la que las proteínas ayudan a perder peso, pueden hacer que comamos menos calorías de manera automática a lo largo del día. Apuesta por el uso de fuentes de proteínas magras: como un plátano con mantequilla de nueces, frutos secos, yogurt griego, huevos en cualquier preparación, quinoa y avena.

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Desayuno./Foto: Shutterstock

2. Comer alimentos azucarados

Es bien sabido que los alimentos ricos en azúcares añadidos se encuentran en la lista de los peores y más dañinos para la salud, por lo tanto su consumo es una de las principales causas de la aparición de diversas enfermedades crónicas y de la obesidad. Una de las mejores recomendaciones con respecto al desayuno, es evitar comer alimentos ricos en azúcares y grasas después de despertarse, ya que puede afectar el hígado y por supuesto alterar los niveles de glucosa en sangre. Lo peor de todo es que normalmente se trata de alimentos con un alto contenido en calorías y un bajo aporte nutricional, evita el consumo de jarabes, jugos comerciales, bollería industrial y yogurts endulzados. Opta por la ingesta de alimentos integrales son el mejor aliado para impulsar el metabolismo y llenarte de energía, las mejores alternativas son los frutos rojos, manzanas, batidos verdes ricos en fibra,

Donas. /Foto: Edward Lich de Pixabay

3. Solo incluyes carbohidratos

Es muy normal que muchas personas estén acostumbradas a desayunar un plato de cereal comercial con algo de fruta y pensar que fue ligero y nutritivo, sin embargo no siempre es así. Lo que sucede es que existen muchos productos de desayuno que brillan por su contenido en carbohidratos, lo cual no solo puede generar un aumento de peso; te dejará hambriento en poco tiempo. Consumir demasiados carbohidratos también puede causar un aumento en los niveles de azúcar en sangre, es por ello fundamental optar por las fuentes de carbohidratos complejos y evitar los simples, que terminan ocasionando picos de glucosa y otras alteraciones.  Recuerda un buen desayuno que aporte beneficios de salud y que te ayude a bajar de peso, debe ser una mezcla adecuada de todos los nutrientes: carbohidratos, proteínas, fibra y grasas saludables. 

Pancakes

4. Sueles saltarte el desayuno

Cuando queremos perder peso de manera saludable y efectiva, saltarse el desayuno no es una buena idea. Es un hábito que puede hacer que comamos en exceso en el almuerzo y la cena, por lo tanto suele derivarse a la larga en un aumento de peso. Muchas personas señalan que tienen poca hambre o tiempo durante las mañanas, la buena noticia es que no tienes que comer un desayuno inmenso; opta por un refrigerio que llene de energía al organismo, una manzana, yogurt con frutos rojos y nueces o un par de huevos duros con aguacate. Otra buena recomendación es prepararlo en la noche para tener un mayor control de lo que comes y por supuesto ahorrar tiempo, en un día ocupado.

Saltarse el desayuno. /Foto: Shutterstock

5. Consumes desayunos desequilibrados

Uno de los principales errores que cometen las personas con los desayunos, es que los vuelven de cierta manera monótonos y muy poco equilibrados, la combinación de elementos perfecta para causar sobrepeso. Por ejemplo, si solo estás comiendo waffles con miel en el desayuno, no solo te estarás perdiendo de proteínas y fibra, aportarás muchas calorías innecesarias para iniciar el día. Tener una comida que tenga un buen equilibrio de todos los nutrientes, incluidas proteínas, fibra, carbohidratos y grasas, es clave para mantenerte satisfecho hasta el almuerzo y rendir oportunamente en las actividades matutinas, que normalmente son las que más energía involucran. Algunas buenas recomendaciones son: toast de aguacate con huevo, plátanos, nueces y un poco de leche baja en grasas,  avena con frutos rojos y almendras, sándwich de pan de centeno con queso bajo en grasas y hojas verdes, yogurt con granola casera y frutos rojos.

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Desayuno. /Foto: Shutterstock

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