Pesadilla del COVID-19 en Los Ángeles: pierden a su joven padre y luego ninguna funeraria acepta el cuerpo

La familia Cervantes sufre por el exceso de muertes en un condado que el viernes registró casi 10,000 nuevos casos

Una enfermera observa a través de un cristal a un paciente en Coronado, California.

Una enfermera observa a través de un cristal a un paciente en Coronado, California. Crédito: Etienne Laurent | EFE

Melitón Cervantes empezó a mostrar síntomas de COVID-19 el primer día de diciembre, luego de que uno de sus tres hijos se había contagiado posiblemente en el supermercado en el que trabajaba.

El padre de la familia de Pomona, en el extremo oriente del Condado de Los Ángeles, se vio severamente afectado. “Él empezó a alucinar, platicando cuando nadie de nosotros estaba hablándole, diciendo que no podía vernos aun con los ojos abiertos”, relató su hija Ericka para el canal local ABC7.

El hombre fue hospitalizado el 11 de diciembre y las cosas fueron de mal en peor para él no obstante ser joven (51 años). Su sobrepeso y un padecimiento de apnea del sueño jugaron en su contra.

Después de 15 días en cuidados intensivos conectado a un ventilador, Melitón Cervantes murió sin que su familia pudiera decirle adiós en persona. Una verdadera desgracia.

La otra desgracia vino después: su viuda e hijos, quienes se habían contagiado también pero se recuperaron del virus, pasaron semanas para poder encontrar una casa funeraria que recibiera el cuerpo.

“Estamos cansados y lidiando con el fallecimiento de mi padre. Luego tener que lidiar con encontrar un funeral”, le dijo Ericka Cervantes a ABC7.

En todo el Condado de Los Ángeles se vive una saturación en las funerarias y hospitales por el exceso de cuerpos. Las autoridades incluso autorizaron el aumento en las cremaciones.

Este viernes se reportaron 9,277 nuevos casos de COVID-19 en el Condado de Los Ángeles y 262 muertes.

Cervantes reveló que la familia estuvo buscando durante semanas una funeraria en toda la región, pero que siempre les decían que estaban llenos.

Alguien le explicó que una de las razones para no recibir el cuerpo de su papá era que murió en un hospital y el cadáver estaba refrigerado, contrario a muchos casos de muertes en asilos o casas.

Casi un mes después de la muerte, la familia Cervantes por fin encontró un lugar con disponibilidad, aunque a 40 millas de donde viven, según el reportaje. Una página de GoFundMe para ayudarse con los gastos relacionados fue iniciada.

El mensaje de Ericka Cervantes parece redundante, pero no por eso pierde importancia: usar mascarilla, mantener distancia social y tomar en serio al coronavirus.

“No solo le pasa a personas de 65 años o mayores”.

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