Hispana murió porque no fue vacunada en ancianato de Queens, según su familia
El concejal (D) Robert Holden había denunciado que su madre pasó por el mismo problema en ese lugar
Carmen Martínez murió el jueves a los 92 años después de aferrarse a la vida con un ventilador de hospital durante dos semanas esperando ser vacunada, según denunció su familia.
Se trata de la segunda residente de “Dry Harbor”, un hogar de 360 ancianos en Queens, que fallece después de ser excluida de las vacunas COVID-19, según New York Post.
Antonio Collazo, hijo de Martínez, había pedido al asilo de ancianos que la vacunaran porque sufría de Alzheimer leve. Pero cuando la instalación distribuyó las primeras dosis el 23 de diciembre, la dejó fuera.
“Es una pena”, lamentó Collazo. “Estas personas tienen la tarea de cuidar a nuestros ancianos. Una vez que la vacuna esté disponible, deben llamar a la familia para obtener permiso para dársela a los pacientes que no pueden solicitarla ellos mismos”.
Después de que Collazo se quejara, Martínez iba a recibir la vacuna el 13 de enero, pero dio positiva por COVID un día antes y empeoró en el hospital.
Durante la pandemia, al menos 59 residentes y pacientes de “Dry Harbor” han muerto de COVID allí mismo o después de haber sido enviados al hospital con el virus, según un recuento estatal de muertes actualizado la semana pasada por orden judicial.
Martínez fue la segunda en morir de COVID después de que “Dry Harbor” decidió dar prioridad en la primera ronda de vacunas a los residentes permanentes y retrasarlas para pacientes de rehabilitación o con poco tiempo viviendo allí.
Vita Fontanetta, una mujer de 66 años y paciente de rehabilitación, ingresó en ese centro para recuperarse de una inflamación en la pierna el 11 de enero. Dos días más tarde el asilo de ancianos la dejó fuera de la lista de vacunación. Poco después dio positivo por COVID y murió el 23 de enero.
El portavoz de “Dry Harbor”, Juda Engelmayer, culpó parcialmente al Departamento de Salud del estado por lo que llamó instrucciones confusas para los hogares de ancianos dadas en diciembre.
Si bien el estado dijo a las instalaciones que tenían que ofrecer la vacuna a todos los residentes, ya sea permanentes o a corto plazo, también advirtió que no deberían administrar una primera dosis a menos que pudieran regresar para una segunda inyección, afirmó Engelmayer el sábado. “Así que había incertidumbre. Había políticas ambiguas que debían aclararse y luego había que resolver la logística”.
El concejal (D) Robert Holden ya había denunciado el problema después de que su madre de 96 años, Anne Holden, una paciente de rehabilitación en “Dry Harbor”, fuera excluida de una primera ronda de vacunas el 23 de diciembre. Semanas después la recibió y aún así contrajo COVID el 20 de enero y fue hospitalizada. Desde entonces ha sido dada de alta, pero Holden la colocó en un asilo de ancianos diferente.
"Queens City Councilman Robert Holden brought the problem to light after his 96-year-old mother, Anne Holden, a rehab patient at Dry Harbor, was excluded from a first round of vaccinations Dec. 23." https://t.co/LzSfLJk9PB
— Robert Holden (@BobHoldenNYC) February 7, 2021