Qué alimentos incrementan la depresión y ansiedad
Somos lo que comemos, la calidad de los alimentos que consumimos influye directamente en nuestra salud física y mental. El azúcar, las grasas saturadas y el alcohol, se relacionan directamente con un mayor riesgo de padecer depresión, ansiedad y estados de ánimo alterados
Lo que comemos no solo influye directamente en nuestro estado de salud, es clave en un peso corporal sano y en la prevención de enfermedades. Sin embargo también se relaciona estrechamente con la salud mental y el estado de ánimo. De tal modo que nuestras emociones tienen mucho que ver con lo que comemos, sin embargo es un tema mucho más profundo y complejo. En muchas ocasiones no somos conscientes de cómo lo que comemos altera drásticamente nuestra salud mental.
Esta comprobado por la ciencia: algunos alimentos de consumo recurrente, empeoran la ansiedad y depresión. Lo cierto es que hasta las más simples elecciones influyen y pueden hacer la diferencia. Según la Asociación Estadounidense de Ansiedad y Depresión, el 18% de la población sufre algún tipo de trastorno de ansiedad y el 6.7% de la población estadounidense mayor de 18 años ha sido diagnosticada con depresión clínica. Por lo tanto de trata de un problema de salud pública que ha ido incrementando con el paso de los años, sobre todo el pasado 2020 derivado de la pandemia por Covid-19. Sin embargo no es necesario tener un diagnóstico oficial, para saber que todos podemos sentirnos ansiosos y deprimidos. La buena noticia es que realizando simples ajustes en la dieta y el estilo de vida, los buenos resultados son contundentes y a largo plazo. Es por ello que la alimentación juega un papel fundamental y estar familiarizados con los alimentos que tienen un impacto negativo en el estado de ánimo ¡Es una gran mañera de iniciar!
1. Azúcar
Una de las más grandes recomendaciones dietéticas para promover la buena salud, es evitar el consumo excesivo de azúcar. Si bien darnos un gusto ocasional es una parte importante de estar saludables, es muy importante vigilar muy de cerca el consumo de azúcar (sobre todo la que se encuentra en alimentos procesados). El azúcar es una sustancia altamente adictiva y nociva, aumenta el riesgo de aumentar de peso y padecer diversas enfermedades crónicas. Entre los hallazgos más recientes de la ciencia se ha demostrado que un alto consumo de azúcar tiene una fuerte asociación con la depresión. Así lo demuestra un estudio del año 2015, realizado en mujeres posmenopáusicas y en el cual se demostró que un aumento de azúcares agregados en su dieta se asoció con una mayor probabilidad de depresión. También, según un estudio publicado en la revista Diabetologia, los investigadores han descubierto que cuando los niveles de glucosa en sangre son elevados, los niveles de una proteína que estimula el crecimiento de neuronas y sinapsis disminuyen. Aquí la razón por la cual un alto consumo de azúcar, incrementa el riesgo de depresión, diabetes y demencia.
2. Edulcorantes artificiales
Cuando hablamos de azúcar debemos de incluir también a la amplia gama de endulcorantes artificiales, que son el sustituto más popular del azúcar y solemos pensar que “no son igual de malos.” El aspartamo, el ingrediente común (y peligroso) que se encuentra en productos como los refrescos dietéticos, bloquea la producción del neurotransmisor serotonina. Esto puede causar todo tipo de enfermedades neurológicas, incluidos dolores de cabeza, insomnio, cambios de humor y sí, depresión. En general los productos que los contienen están llenos de aditivos y no aportan nada bueno a la salud física, mental y emocional, apuesta por el consumo de fuentes naturales de azúcar como es el caso de la fruta y miel de abeja.
3. Alcohol
El sistema nervioso central rige una parte importante de nuestra salud emocional y mental. Es responsable de recibir información a través de los cinco sentidos, pensar, comprender, razonar y controlar la función motora. Es por ello que los sentidos se deterioran a medida que avanza la noche y bebemos más alcohol. Lo cierto es que el alcohol es un depresor y de manera mucho más específica, deprime el funcionamiento del sistema nervioso central. No podemos dejar de mencionar que el sistema nervioso central es el responsable de controlar cómo procesamos las emociones. Aunque en un inicio beber alcohol nos brinde una felicidad incontrolable, es un peligroso depresor y tiene la capacidad de exacerbar los síntomas asociados con la depresión. Si reduce el consumo de alcohol, es posible que se sorprenda de lo que le sucede a su cuerpo cuando deja el alcohol.
4. Aceites hidrogenados
La mayoría de las comidas elaboradas con aceites hidrogenados, son un enemigo letal de la buena salud. En general alimentos como el pollo frito, palitos de queso, donas, papas y calamares fritos, son una deliciosa tentación que no solo puede causar aumento de peso y deteriorar la salud cardiovascular ¡Están relacionados con la depresión! Lo que sucede es que estas frituras generalmente se elaboran con el uso de aceites parcialmente hidrogenados. La hidrogenación es un proceso que convierte el aceite vegetal en una forma más sólida, lo que lo convierte en un producto más estable en almacenamiento y en general son muy accesibles al bolsillo. Sin embargo, brillan por su contenido en grasas trans que contribuye directamente con la depresión. Este tipo de grasas saturadas, pueden obstruir las arterias e impedir el flujo sanguíneo al cerebro y finalmente una función cerebral óptima, es clave en la prevención de depresión, ansiedad y estados de ánimo alterados.
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