Aumentan muertes de inmigrantes mexicanos por Covid-19; regresar los restos a casa es otra pesadilla
Funcionarios mexicanos han tenido que transportar cenizas como equipaje de mano
La pandemia ha dejado una estela de muerte y tristeza entre la comunidad de inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos. A eso hay que agregarle la pena que representa el tratar de regresar los restos su tierra.
“México, lindo y querido… si muerto lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí”, reza la tradicional canción mexicana, sin embargo no es sencillo, ni siquiera para las autoridades.
Este domingo The Washington Post publicó un reporte sobre la compleja situación que atraviesan las familias para repatriar los restos de sus seres queridos que murieron en los Estados Unidos. Y es que de acuerdo a cifras oficiales, la letalidad del coronavirus entre trabajadores migrantes mexicanos alcanzó hasta un 70%, una tasa totalmente desproporcionada respecto al resto de la población en el país.
De acuerdo con el diario capitalino, los deudos se enfrentan a restricciones sanitarias y la ineficiencia de su gobierno para poder repatriar los restos.
El gobierno mexicano recibió 7,434 solicitudes para repatriar los cuerpos de migrantes en 2020, un 68% más que en 2019, cuando se registraron 4,410 peticiones. Según los Centros de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), la cifra de mortandad aumentó un 15.9% de 2019 a 2020.
Según la nota que aparece este domingo en primera plana de The Washington Post, el gobierno mexicano no se ha dado abasto para repatriar los restos de sus compatriota, a tal grado que algunos funcionarios han regresado con cenizas como equipaje de mano.
A pesar de que la fuerza laboral migrante es catalogada como esencial en muchos estados, trabajadores siguen buscando como vacunarse a pesar del exitoso plan de vacunación de la administración Biden. El temor a que les pidan una identificación en farmacias, para recibir la vacuna contra el COVID-19, ha limitado que la busquen.
Otro problema es que las funerarias se niegan a trasladar los restos de los miles de migrantes mexicanos muertos a menos que sea incinerados. Algo a lo que muchos deudos se niegan.
Mientras que el resto de la población avanza hacia una inmunización segura, las llamadas fúnebres siguen llegando a México. Un campesino de Oaxaca muerto en Florida. Un obrero de Zacatecas en Los Ángeles, o una ama de llaves de Puebla en Nueva York, todos igual de importantes y todos igual de desprotegidos.
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