Cura italiano anuncia en plena misa que deja el sacerdocio porque se enamoró de catequista
Los feligreses de la iglesia Massa Martana se enteraron del más grande secreto del cura, de 41 años en su última misa
Un sacerdote italiano confesó en plena misa del pasado domingo que colgaba la sotana porque se enamoró de una mujer.
La revelación tuvo lugar en una homilía realizada en la ciudad de Todi, en la provincia Perugia, situada en el centro del país.
En medio de la prédica de don Riccardo Ceccobelli, los feligreses de la iglesia Massa Martana se enteraron del más grande secreto del cura, de 41 años.
Ceccobelli, que ha dedicado la mitad de su vida a la Iglesia Católica, dijo que dejaría el hábito para vivir el amor en libertad.
“Estoy enamorado y quiero vivir este amor sin sublimarlo, ni alejarlo”, se sinceró el religioso.
“Mi corazón se enamoró, nunca he traicionado las promesas que hice, pero quiero intentar vivir este amor. No logro ser coherente, transparente y correcto con la Iglesia como lo he sido hasta ahora”, agregó el católico.
Entre el público se encontraba el obispo Gualtiero Sigismondi, quien le agradeció su transparencia.
“Agradezco a Don Riccardo todo el servicio prestado hasta ahora. Y en primer lugar, le envío mis más sinceros deseos para que esa decisión, tomada en plena libertad como él mismo me dijo, le garantice la paz y la serenidad”, respondió el obispo.
La franqueza del cura ha llevado a que medios locales como “Corriere della Sera” e internacionales reseñen su historia.
En una entrevista con el medio italiano, el cura confesó sin tapujos su amor por Laura, una enfermera de 26 años que además es catequista.
“Nosotros nos conocemos desde hace 4 años, porque yo fui el párroco de Massa Martana por seis años y nos conocimos en la parroquia. Pero fue desde septiembre algo en mí cambió para siempre. Yo empecé a sentir una emoción dentro de mí, pero al principio yo hice todo lo que pude para mantener la situación bajo control, te lo juro, yo esperaba que ella se encontrara un novio, pero cada día que pasaba, me sentía más y más enfermo. Una noche yo necesité urgentemente llamarla por teléfono. Yo no podía dormir si no escuchaba su voz. Cuando ella me contestó, yo dije, ‘hola, hola, soy yo’, e inmediatamente yo sentí un bienestar y una paz dentro de mí. Me dormí. El 1 de enero yo presenté mi dimisión a la parroquia”, relató el entrevistado.
La institución eclesiástica ya inició las gestiones para la renuncia del cura ante la Santa Sede y de sus funciones clericales.