Qué son los vegetales crucíferos y por qué son fundamentales para prevenir el cáncer

Numerosos estudios comprueban el potencial anticancerígeno de la familia de los vegetales crucíferos, gracias a su contenido en glucosinatos. Por lo tanto las personas que integran variantes como el brócoli, col, coliflor, kale, nabo, berza y rúcula, son menos propensos a desarrollar diferentes tipos de cáncer

Clorofila

Al seleccionar la coliflor en el supermercado, apuesta por aquellas cabezas que estén blancas, brillantes, firmes y bien compactadas. Las hojas deberán estar crujientes y verdes. Crédito: Pexels

Todos queremos estar saludables y prevenir enfermedades degenerativas. Por fortuna actualmente hemos encontrado en la naturaleza al mejor aliado, es por ello que todos buscamos constantemente las mejores opciones de frutas, verduras, hierbas y especias medicinales. La oferta es amplia y según su composición aportarán diferentes propiedades terapéuticas. Para quienes buscan una opción poderosa para combatir el cáncer, tenemos una noticia interesante que se ha posicionado como la protección más dramática contra el cáncer: la familia de las verduras crucíferas.

Lo primero es lo primero y probablemente muchos se pregunten ¿Qué son las verduras crucíferas? Con su sabor picante, a veces amargo (gracias a su contenido de glucosinolatos), las verduras crucíferas añaden una larga lista de virtudes y nutrientes esenciales en toda dieta saludable. La lista de verduras crucíferas incluye variedades únicas como la rúcula, bok choy, brócoli, brotes de brócoli, coles de Bruselas, repollo, coliflor, berza, rábano picante, col rizada, colinabo, hojas de mostaza, rábano, col lombarda, nabos, hojas de nabo y berro. Resulta interesante saber que casi todos forman parte de los 100 mejores alimentos para la salud y longevidad. 

¿Qué hace que las verduras crucíferas sean tan especiales?

La familia de las crucíferas es única entre las verduras debido a su contenido de glucosinolatos. Cuando las paredes de las células vegetales se rompen al masticar, picar o mezclar, la enzima mirosinasa convierte los glucosinolatos en isotiocianatos (ITC) o indol-3-carbinol ¿Lo interesante? Los estudios científicos han descubierto los efectos anticáncer celulares y moleculares de estos fitoquímicos crucíferos y asocia a las personas que comen estos vegetales de manera regular con un menor riesgo de cáncer. 

Por lo tanto los investigadores señalan que para obtener el máximo beneficios de las verduras crucíferas, es importante asegurarse de picarlas finamente, mezclarlas o triturarlas antes de cocinarlas, o masticarlas bien al comerlas. La razón es porque la enzima mirosinasa está físicamente separada de los glucosinolatos en las verduras intactas. Pero cuando las células vegetales se rompen, se produce la reacción química y se forman los ITC.

Sobre su potencial anticancerígeno, se cuenta con un estudio en el cual se comprueba la reducción del riesgo de cáncer en consumidores de crucíferas. Y descubrió que quienes las comen como parte de su dieta diaria, presentan un menor riesgo de cáncer de pulmón, ovario, estómago, mama, próstata y colon. Todo se relaciona con sus poderosos isotiocianatos. 

Cuáles son los beneficios medicinales de los fitoquímicos crucíferos:

– Efectos antiinflamatorios: Se ha descubierto que las ITC tienen el poder de disminuir la secreción de moléculas inflamatorias.

– Efectos anti-angiogénicos: Los isotiocianatos pueden inhibir el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos y con ello limitan el crecimiento tumoral.

– Desintoxicación de carcinógenos: Algunos carcinógenos deben convertirse a su forma activa antes de que puedan unirse al ADN; los isotiocianatos inhiben esta transformación.

– Prevención del daño al ADN: Los isotiocianatos también aumentan la producción de las enzimas de desintoxicación naturales del cuerpo, las cuales protegen al ADN contra el daño de carcinógenos y radicales libres.

– Detienen la división celular: En células cuyo ADN ha sido dañado.

– Previenen la proliferación y promoción de la muerte celular: Característico en células cancerosas.

– Estimulan la producción de interferón: El cual es parte importante de la respuesta antiviral y antitumoral del cuerpo. 

– Actividad antiestrogénica: Se sabe que la exposición al estrógeno aumenta el riesgo de cáncer de mama, de tal modo que los estrógenos pueden alterar la expresión génica, favoreciendo la proliferación celular del tejido mamario. Se ha demostrado que las ITC y el indol-3-carbinol inhiben la expresión de genes que responden a los estrógenos.

– Cambios en el metabolismo hormonal: Comer verduras crucíferas con regularidad ayuda al cuerpo a cambiar el metabolismo hormonal, reduciendo la potencia que promueve el cáncer de los estrógenos y otras hormonas. 

Como parte de las conclusiones más relevantes podemos decir que se cuenta con numerosas referencias científicas y ensayos aleatorios, que han comprobado que las personas sanas que consumen vegetales crucíferos presentan disminuciones significativas en el estrés oxidativo o aumentos en las enzimas antioxidantes. Finalmente somos lo que comemos y la calidad de nutrientes que obtenemos a través de la dieta sí marca una diferencia en nuestro estado de salud, en la prevención de enfermedades e inclusive alarga la esperanza y calidad de vida. 

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