$1,6 millones recabaron desde Nueva York para “transformar” comunidades combatiendo la violencia y pobreza en el continente americano

"Glasswing aprovecha el poder de la comunidad para crear un futuro más próspero y seguro”. En 14 años ha sido reconocida por la ONU y el Banco Interamericano de Desarrollo por transformar más de 1,5 millones de personas y 100 escuelas

Carmen Busquets, Celina de Sola y Jana Pasquel en El Salvador.

Carmen Busquets, Celina de Sola y Jana Pasquel en El Salvador. Crédito: GLASSWING | Cortesía

Una cifra récord de $1,6 millones de dólares se recabaron desde Nueva York para Glasswing, organización de origen salvadoreño enfocada en transformar la vida de niños, familias y comunidades “en algunos de los contextos más desafiantes en América Latina, el Caribe y Nueva York, a través de la salud pública, la educación y el empoderamiento de la comunidad”.

“Nuestra misión es abordar las causas fundamentales y consecuencias de la violencia y la pobreza a través de la educación y programas de salud que empoderan a los jóvenes y sus comunidades, al mismo tiempo que se fortalecen las instituciones locales y los sistemas públicos. Creemos que cada persona tiene tanto el potencial como el derecho a prosperar, sin importar la adversidad que enfrenten”, dice el comunicado. “En toda América Latina, donde millones nacen en ciclos de pobreza y violencia, Glasswing aprovecha el poder de la comunidad para crear un futuro más próspero y seguro para todos nosotros”.

En 14 años la organización se ha expandido de tres empleados originales a 300 miembros del equipo y miles de voluntarios en 10 países, con un estirado presupuesto anual de alrededor de $15 millones de dólares. La organización ha sido reconocida por muchas instituciones, incluidas las Naciones Unidas, el Banco Interamericano de Desarrollo, USAID y el Instituto Aspen, y en 2020 ganó el Premio Skoll al Emprendimiento Social.

Sus miembros “Trabajan en las escuelas públicas para desarrollar las habilidades sociales y emocionales de los niños, mantenerlos alejados de la violencia y ayudarlos a prosperar; brindan capacitación y atención sobre traumas y salud mental para ayudar a las personas a sanar e interrumpir ciclos de violencia (…), y oportunidades económicas a los jóvenes que enfrentan adversidades extremas”.

“Glasswing ha podido impactar las vidas de más de 1,5 millones de personas, transformar más de 100 escuelas en entornos seguros y estimulantes e involucrar a más de 20,000 estudiantes a la semana con nuestros programas extracurriculares. Su enfoque intersectorial forja asociaciones con gobiernos locales e internacionales, corporaciones, organizaciones sin fines de lucro y la sociedad civil”.

La fundadora de Glasswing, la salvadoreña Celina de Sola, es becaria de la Fundación Obama y miembro de la Iniciativa Global Clinton. “Hemos aprendido que la resiliencia no se trata tanto de rebotar, sino de rebotar hacia adelante. Se trata de adentrarse en una nueva realidad con nuevos conocimientos y habilidades, la convicción de actuar y la perseverancia para llevarla a cabo”, afirmó en la gala 2021, celebrada el 9 de septiembre en Nueva York.

-¿Cómo surgió el nombre?
Glasswing (alas de cristal) es una especie de mariposa que tiene varias cualidades y características que tememos -y aspiramos tener- como organización. Además de representar metamorfosis y transformación, la mariposa glasswing vive en Latinoamérica, donde también trabajamos nosotros. Tiene alas transparentes que representan la confianza, apertura, integridad, y también reflejan luz, que para nosotros representa optimismo. Y aunque uno creería que por tener sus alas así ha de ser frágil, la realidad es que la mariposa glasswing puede cargar más de 40 veces su propio peso. Esto evidencia su determinación y resiliencia, como muchos de los niños y jóvenes con los que trabajamos; y también que muchas veces las fortalezas no siempre se logran percibir desde afuera. Finalmente, el concepto del ‘efecto mariposa’ de la teoría del caos dice que una acción que se toma -por más pequeña e insignificante que creamos que es- puede resultar en un impacto enorme a futuro. Esto último refleja el poder que la atención y cariño de una persona puede tener en la vida de un niño.

Actualmente Glasswing tiene dos sedes centrales -El Salvador y Nueva York- y oficinas en Colombia, Costa Rica, República Dominicana, México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y Trinidad & Tobago.

 “Aunque nos encantaría trabajar en más países -y hemos realizado proyectos en Ecuador y Venezuela– por el momento queremos profundizar nuestros programas donde ya operamos. Trabajamos donde sabemos que podemos sostener el trabajo a largo plazo, ya que consideramos que entrar a trabajar en una comunidad a corto plazo no nos permite lograr el mismo impacto, que si nos comprometemos por más tiempo, y así conocer bien a las personas que viven allí, y trabajar de manera conjunta, para abordar sus prioridades y retos”, explica De Sola.

“Aquí en Nueva York trabajamos en 3 escuelas públicas, principalmente con jóvenes migrantes de muchos países y regiones diferentes del mundo, y también jóvenes latinoamericanos. Además de apoyar con el aprendizaje de inglés y tutoría, también apoyamos con el desarrollo y fortalecimiento de habilidades para la vida. Por ejemplo autoestima, comunicación, colaboración, apoyo emocional, mentorías y pasantías. Durante COVID también apoyamos a las familias de los estudiantes en abordar sus necesidades, incluyendo ‘gift cards’ para poder adquirir necesidades básicas, tabletas para estudiantes, y apoyo en salud mental. Y con los maestros de estas mismas escuelas, quienes también estaban enfrentando mucho estrés”, agrega la fundadora.

Tras la pausa del coronavirus, la recaudación de 2021 tuvo como epicentro una gala en honor de la empresaria venezolana Carmen Busquets, voluntaria y miembro de la Junta Directiva de Glasswing. La apoyaron este año sus compatriotas Carolina Herrera, Mayela Camacho y Eglantina Zingg, entre varios más.

Los anfitriones de la cena en Nueva York fueron John Moore, director para América Latina de Morgan Stanley; y John Skipper, director ejecutivo de Meadowlark, en sus roles de presidente y miembro de la Junta Directiva de Glasswing. En el público destacaron las diseñadoras Donna Karan y Silvia Tcherassi, Elizabeth Madigan Jost, Fernando Palomo (ESPN), Nina García, redactora jefe de Elle; y Laura Brown, editora en jefe de InStyle, entre otros. Más información aquí.

Las venezolanas Carolina Herrera y Mayela Camacho / Yvonne Tnt-BFA Crédito: Yvonne Tnt / BFA | Cortesía
John Moore, director para América Latina de Morgan Stanley y presidente de la Junta Directiva de Glasswing / Madison Voelkel-BFA Crédito: Madison Voelkel-BFA | Cortesía

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