Murió el gánster que presuntamente sabía quién cometió el asalto del Museo Gardner
El FBI durante años pensó que Gentile, el gánster acusado, pudiese aportar información relevante al caso. Sin embargo, Gentile se llevó el secreto de quién pudo planificar el asalto
Robert Gentile, el gánster acusado del mayor atraco de arte en la historia de EE.UU. falleció de un derrame cerebral a los 85 años.
El Burú Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), sospechaba que Gentile sabía la ubicación de las valiosas pinturas que fueron ultrajadas del Museo Isabella Stewart Gardner en 1990, aunque ahora los “secretos” del gánster nunca serán revelados.
Ryan McGuiga, abogado de Gentile, dio la noticia de que su cliente había fallecido en el Hospital Hartford, en Connecticut este viernes.
El robo
Más de 30 años después, este asalto sigue sin resolverse. Es uno de los más famosas en la historia del arte y el que ha dejado el “botín más sustancioso”.
Sucedió durante las celebraciones por el día de San Patricio, durante la madrugada del 19 de marzo de 1990, en el Museo Isabella Stewart Gardner, donde todo transcurría de forma habitual. Los vigilantes nocturnos rondaban por el sitio, cuando una pareja de “policías” tocaron la puerta de la galería de pinturas, quienes se identificaron y dijeron que habían recibido una alerta.
Antes de que nadie se diera cuenta los hombres atacaron a los vigilantes. Las cámaras de seguridad dejaron registro de que los delincuentes recorrieron el lugar sin prisa alguna.
En las imágenes se registró cómo se detenían delante de las obras que les interesaban, desmontaron piezas de muros, y con mucha tranquilidad conscientes de que no corrían peligro, las cargaron en furgonetas y huyeron.
Con ellos se fueron trece piezas del museo, entre ellas “El concierto”, de Vermeer; tres Rembrandt, uno de gran valor, “Tempestad en el mar de Galilea”; “Caballero en el café Tortoni”, de Manet, cuyo marco dejaron en la silla del director de seguridad, y cinco dibujos de Degas. El botín superaba los 500 millones de dólares.
Ante el robo se llegó a ofrecer una recompensa que rebosaba los 10 millones de dólares, pero nadie dijo nunca nada. Nadie sabe quién fue la mente maestra del robo ni cuál era su objetivo. Ni siquiera los informantes de calle estaban al pendiente de este delito.
Al parecer la única persona que parecía estar al tanto era Gentile, presunto mafioso. Durante muchos años el FBI creyó que Gentile, conocido como “el cocinero”, tenía información relevante para el caso sobre el mayor atraco de arte y quién lo planificó. Pero con él, hasta la tumba, se llevó el secreto.
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