Las bibliotecas públicas de la ciudad de Nueva York comenzarán a funcionar libres de multas

Durante la semana del 18 de octubre, estarán realizando programas especiales y regalando materiales de regreso a clases

Biblioteca Pública de Nueva York.

Biblioteca Pública de Nueva York. Crédito: ARCHIVO | Impremedia

Si pide prestado un libro y olvida devolverlo, o lo perdió por unos días, o no tiene tiempo de pasar por la biblioteca para devolverlo, ya no deberá pagar una multa. Y no solo eso: si tiene multas acumuladas en su tarjeta de biblioteca, esas multas ya no existen. Fueron perdonadas también.

Queremos darles a los residentes de Nueva York un nuevo comienzo. Estamos recuperándonos y renovándonos como sociedad, por lo que nos resulta importante que los materiales, los programas y los servicios que ofrece la biblioteca pública sean completamente accesibles y gratuitos para todas las personas. Este gran cambio de política nos ayuda a asegurarnos de eso.

Esta es una buena noticia que todos los lectores y usuarios de bibliotecas de la ciudad de Nueva York ansiaban oír. Pero es aún más importante para nuestros vecinos de la ciudad que se encuentran en condiciones más vulnerables. Sabemos que para ellos, una multa de cinco dólares es a veces imposible de pagar. Sabemos que para algunas familias, la mera posibilidad de una multa las aleja de la biblioteca pública. En la Biblioteca Mott Haven del Bronx, ubicada en el distrito congresional más pobre del país, una madre solía quedarse con sus hijos en la biblioteca hasta que cerraban las puertas porque sus hijos amaban leer. Pero no les permitía sacar libros y llevarlos a casa. “¿Qué pasa si pierden uno?”, les contó a los trabajadores de la biblioteca. “Los niños pierden cosas, y no puedo darme ese lujo”. 

Esto es desgarrador. La misión de una biblioteca pública es que los libros, el conocimiento, la información y las oportunidades sean accesibles para todas las personas. Y las multas—quizá un incentivo que ya no resulta efectivo para obligar a los usuarios a devolver los libros—impiden que esa misión se haga realidad. Las multas literalmente mantienen alejados a quienes más nos necesitan. En definitiva, hemos aprendido que las multas tampoco son un método efectivo para asegurarnos de que las personas devuelvan los libros: los habitantes de Nueva York son responsables de por sí y devuelven los libros porque saben y respetan que otra persona puede necesitarlos, no porque deban pagar una multa.

Tomemos como ejemplo nuestro programa MyLibraryNYC, que prestaba libros sin riesgo de multa a las escuelas de la Ciudad de Nueva York que participaban del programa. A pesar de que no había multas, no hubo un aumento significativo en la cantidad de pérdidas en este grupo de lectores en comparación con el grupo de pares que no formaba parte del programa. En pocas palabras, los estudiantes devolvían los libros. Pero el resultado más llamativo fue que pidieron prestados 30% más libros, quizá en parte porque sabían que podían pedir un libro sin miedo a pagar a una multa. 

Hay quienes dirán que las multas obligan a los ciudadanos a hacerse responsables de sus acciones, y que además promueven un comportamiento ético. Nosotros no estamos para nada de acuerdo. Lo que promueven es que está bien que la biblioteca pública y todo lo que ofrece (libros, programas como capacitación en tecnología y clases de inglés para hablantes de otros idiomas, uso de computadoras y otras oportunidades) sean accesibles para quienes pueden pagarlo. Con el sistema de multas anterior, una tarjeta que acumulaba 15 dólares en multas quedaba instantáneamente bloqueada. Hoy en día, esto significaría que unos 400,000 usuarios de biblioteca en la ciudad quedarían bloqueados, más de la mitad en comunidades altamente vulnerables. Si de ética se trata, ¿qué tiene de ético impedirle a un niño que se olvidó de un libro que vuelva a acudir a la biblioteca solo porque su familia no puede pagar la multa? No tiene nada de ético. Este sistema de multas tenía que ser descontinuado. 

Las bibliotecas públicas de Nueva York, Brooklyn y Queens se enorgullecen de hacer este cambio en conjunto. Esperamos su visita en nuestras bibliotecas (si hace su visita la semana del 18 de octubre, estaremos realizando programas especiales y regalando materiales de regreso a clases). También esperamos que devuelva los libros que tenga y que tome nuevos libros prestados sin miedo a tener que pagar una multa. Si no sabe por dónde empezar, las bibliotecas han recopilado recomendaciones de lectura para el Mes Nacional de la Herencia Hispana: consulte la lista de la NYPL de libros infantiles escritos por autores latinxs en nypl.org/national-hispanic-heritage-month, y la lista de la BPL de biografías y libros de historia en https://bklynlib.org/hispanic-heritage-month-biographies.

Anthony W. Marx es el presidente y CEO de la New York Public Library, Linda E. Johnson es la presidenta y CEO de la Brooklyn Public Library y Dennis M. Walcott es el presidente y CEO de la Queens Public Library

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