¿Cuál es el origen de la calabaza de Halloween?
El origen de la calabaza de Halloween se puede encontrar en la leyenda de un joven herrero llamado Jack O'Lantern
El origen de la calabaza de Halloween, o también conocida como la historia de Jack O’Lantern, se encuentra en la Irlanda celta y siempre ha estado envuelto en mitos, mismos que dejaron la festividad que tenemos actualmente, aunque en aquel país europeo, es conocida como Samhain.
La festividad de Samhain marca el final del año celta y es una noche en la que los difuntos regresan a sus antiguos hogares, y otros espíritus vengativos y hadas malas vagan por la Tierra; pero… ¿porqué se acostumbra a usar calabazas?
El origen de la calabaza y de Jack O’Lantern
El origen de la calabaza de Halloween se puede encontrar en una vieja leyenda, la cual cuenta la historia de un joven herrero llamado Jack O’Lantern.
Cuenta esta leyenda que justamente en una noche de Samhain, un hombre con fama de ser un estafador, borracho y tramposo, conocido como Jack “el Tacaño”, tuvo la mala suerte de encontrarse con el diablo.
El diablo había oído hablar de las malas acciones de Jack y de su habilidad para estafar hasta al más listo. Celoso de que alguien pudiera superarlo, decidido a comprobar la veracidad de las habladurías y si Jack estaba a la altura de su reputación y de ser así, llevarse su alma al infierno.
Esa noche, como de costumbre, Jack había bebido demasiado y estaba muy ebrio, cuando se encontró con una misteriosa figura en medio del camino.
Pero aún estando bajo los efectos del alcohol, Jack se dio cuenta de que aquel ser era el diablo, y que había ido a reclamar su alma.
Viéndose atrapado, Jack pidió al diablo un último deseo a cambio de su alma; este deseo fue simplemente un último trago de cerveza.
El diablo no vio motivo para negarse a su demanda, por lo que lo acompañó a una taberna y le dejó beber hasta saciarse.
Llegado el momento de pagar, Jack engañó al diablo, convenciéndolo para que se convirtiera en una moneda de plata con la que saldaría la deuda en la taberna, antes de acompañarlo al infierno.
Pero Jack no tenía ninguna intención de darle su alma, por lo que decidió quedarse la moneda guardándola en su bolsillo.
El diablo, sabiendo que no había manera de escapar, tuvo que prometer a Jack que no trataría de llevarse su alma durante los próximos diez años.
Diez años más tarde, Jack y el diablo se encontraron en un bosque para saldar su deuda.
El diablo estaba dispuesto a llevarse consigo su alma, pero Jack seguía sin intención de dársela por lo que rápidamente pensó en un nuevo plan diciéndole al diablo: “Como último deseo… ¿podrías bajarme aquella manzana de ese árbol por favor?”.
El diablo pensó que no perdía nada, y de un salto llegó a la copa del árbol, pero antes de que el diablo se diera cuenta, Jack marcó rápidamente una cruz en la corteza del árbol.
Entonces el diablo no pudo bajar por miedo a la imagen religiosa. Jack lo obligó, una vez más, a prometer que jamás le pediría su alma nuevamente. El diablo no tuvo más remedio que aceptar.
Sin embargo, Jack murió unos años más tarde, pero como durante toda su vida había sido un borracho y un estafador, no pudo entrar al cielo, pero tampoco pudo entrar al infierno, ya que había engañado al diablo y su alma sólo le pertenecía a él mismo.
Jack no tuvo otra opción que tomar el camino de regreso; el diablo le lanzó a Jack un carbón encendido desde el infierno, para que pudiera guiarse en la oscuridad.
Jack tomó el carbón prendido y lo puso en un nabo que había vaciado para que no se apagara con el viento. A partir de entonces, a los nabos o calabazas en Halloween se les conoce como el tenebroso candil de Jack.
Las calabazas en la modernidad
Hoy en día, esta tradición tiene otras connotaciones; se creía que para que los invitados no deseados ingresaran a sus hogares en Samhain, los celtas crearon rostros amenazantes con nabos y los dejaron en sus puertas.
Agregar una vela encendida a la cara ahuecada le dio protección adicional. En los tiempos modernos, las calabazas, en lugar de los nabos, realizan las mismas funciones. Son considerablemente más fáciles de tallar y mucho más grandes, pero realmente no son originarias de Irlanda.
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