Anciana celebra todos los años Navidad y Año Nuevo en el lugar donde murió su hijo en 1999
Cecilia Centurión viaja todos los años a Asunción, Paraguay, para recordar a su hijo, quien murió un 31 de diciembre de 1999 en un accidente automovilístico
No cabe duda que una de las cosas más dolorosas que puede experimentar el ser humano es que la llamada “ley de vida” no siga su curso como tal y por ende, los padres vivan la muerte de sus hijos, algo que para muchos es considerado como algo antinatural.
Superar la muerte de un ser querido no es tarea sencilla, mucho menos si se trata de la pérdida de un hijo, un duro golpe que muy pocos son capaces de enfrenar y sobre todo, seguir adelante con sus vidas.
Y es justamente en estas épocas del año en donde la añoranza y el recuerdo de nuestros seres queridos que ya se adelantaron nos invaden; nada nos gustaría más que compartir nuevamente la mesa con ellos, ya sea en Navidad o en Año Nuevo.
Sobre el tema se ha hecho viral el caso de una anciana que fue captada sentada en una silla de plástico en la banqueta de una calle en Asunción, Paraguay. La mujer está acompañada por otra persona, con la cual brinda por estas festividades decembrinas.
Luego de que la imagen de ambas mujeres se volviera viral, el diario Extra se dio a la tarea de investigar la curiosa escena, descubriendo que una de las personas que aparece en ella es Cecilia Centurión, de 79 años, la cual quedó viuda hace 22 años, y este 31 de diciembre, estuvo acompañada de su nieta María José de 19 años, en algo que es un ritual que viene haciendo desde 1999.
Resulta ser que Cecilia perdió a uno de sus hijos justamente la noche del 31 de diciembre de 1999 en un accidente automovilístico. 2 días antes, la madre había acompañado al joven a la estación de autobuses, en donde abordó uno que lo llevaría a la capital paraguaya.
“Me abrazó, me besó y me dijo: ‘mamá, yo te quiero mucho'”, así recuerda Centurión la última vez que vio con vida a su hijo.
Es por ello que desde ese momento, Cecilia acude cada año a celebrar Navidad y Año Nuevo precisamente en el sitio en donde murió su hijo. Ahí hace un brindis para luego encender una vela y rezar por el alma de su vástago.
“Puede morirse tu mamá, tu papá, tu hermano, tu marido… pero la muerte de un hijo no se repone jamás”, sentenció la mujer.
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