COVID: Las secuelas neurológicas más comunes del SARS-CoV-2 en niños
Un alto porcentaje de niños que se contagian de COVID experimentan síntomas neurológicos, incluso después de que el virus desaparece de su organismo; te contamos cuáles son los más comunes hasta el momento
Que la variante Ómicron de COVID cause síntomas más leves no significa que en este momento pueda compararse con una gripe, en particular para las personas vulnerables por algún motivo de salud o por su edad, como los menores que todavía no son elegibles para recibir una vacuna. El SARS-CoV-2 causa secuelas neurológicas en niños, incluso después de que el virus haya sido eliminado por su cuerpo.
Un estudio de la Universidad de Pittsburgh encontró que un 44% de los niños hospitalizados a causa del COVID desarrolló síntomas neurológicos como dolores de cabeza y alteración del estado mental, también conocida como encefalopatía aguda. Además, esos niños tienen más probabilidades de requerir cuidados intensivos en comparación con los que no presentan dichas señales.
“El virus SARS-CoV-2 puede afectar a los pacientes pediátricos de diferentes maneras: puede causar una enfermedad aguda, donde la enfermedad sintomática aparece poco después de la infección, o los niños pueden desarrollar una afección inflamatoria llamada MIS-C semanas después de eliminar el virus”, dijo la doctora Ericka Fink, MD, intensivista pediátrica del Children’s Hospital of Pittsburgh y autora principal del estudio.
Los síntomas neurológicos más comunes
Los investigadores reclutaron 30 centros de cuidados intensivos pediátricos de todo el mundo. De una muestra de 1,493 niños hospitalizados, 1,278 (86%) fueron diagnosticados con SARS-CoV-2 agudo; 215 niños (14%) fueron diagnosticados con síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C), que generalmente aparece varias semanas después de eliminar el virus y se caracteriza por fiebre, inflamación y disfunción orgánica.
Los signos neurológicos más comunes relacionados con COVID-19 agudo fueron: dolor de cabeza, encefalopatía aguda y convulsiones, mientras que en el caso de los pacientes pediátricos con MIS-C, tenían con mayor frecuencia dolor de cabeza, encefalopatía aguda y mareos. Los síntomas más raros de ambas condiciones incluyeron pérdida del olfato, deterioro de la visión, accidente cerebrovascular y psicosis.
“Afortunadamente, las tasas de mortalidad en los niños son bajas tanto para el SARS-CoV-2 agudo como para el MIS-C”, explicó la doctora Fink en la investigación publicada en Pediatric Neurology. “Pero este estudio muestra que la frecuencia de las manifestaciones neurológicas es alta, y en realidad puede ser más alta de lo que encontramos porque estos síntomas no siempre están documentados en el registro médico o no son evaluables. Por ejemplo, no podemos saber si un bebé tiene dolor de cabeza”.
En el contexto actual en el que los contagios por Ómicron siguen estando a la alza en muchos lugares del mundo, es importante tener en cuenta que los niños pueden sufrir más secuelas de las que hoy conocemos y que su calidad de vida puede ser afectada incluso después de un alta hospitalaria, por lo que el COVID no es como una gripe para un buen número de ellos.
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