Un enfermero hispano en un campo dominado por mujeres: “No me imagino en otro tipo de trabajo”

Juan Pablo Norelo de padres ecuatorianos, pese a las complejidades del sector hospitalario, sí se plantea seguir el resto de su vida sirviendo a los pacientes

Este hijo de inmigrantes ecuatorianos, de 49 años, ha dedicado la mitad de su vida a los servicios hospitalarios.

Este hijo de inmigrantes ecuatorianos, de 49 años, ha dedicado la mitad de su vida a los servicios hospitalarios. Crédito: Cortesía | Cortesía

Cuando Juan Pablo Norelo, un neoyorquino de padres ecuatorianos, estaba en una aula formándose profesionalmente en enfermería, todo su grupo de clases del Medgar Evers College de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), sin excepción, eran mujeres.

En general, en todo el país solo el 13 por ciento de los profesionales de enfermería son hombres, pero esa proporción ha crecido constantemente desde 1960, cuando el número era del 2%, según un reporte del Washington Center for Equitable Growth.

Yo era el único hombre y el único hispano en el grupo. Lo mismo pasa en la unidad del Hospital en donde trabajo. Obviamente es una carrera asociada con las mujeres, en donde nosotros somos minoría. Pero sí ha sido posible para mi integrarme a los equipos de trabajo”.

Juan Pablo, de 49 años, ejerce desde el año 2004 como enfermero en el área de emergencia del Hospital Woodhull de Brooklyn, uno de los once centros de salud pública de la ciudad de Nueva York, que en su historia reciente tuvo que enfrentar uno de sus capítulos más amargos, cuando la pandemia del COVID-19 puso contra las cuerdas a la Gran Manzana, pero con más fuerza a las salas de emergencia.

“Esto nos deja a los profesionales de la salud una huella muy profunda. Y te permite reflexionar sobre lo importante que somos en nuestras comunidades. Fue muy fuerte ver, cómo un día todos estábamos bien. Y al otro día, ver a tanta gente muriendo. Nosotros perdimos tristemente a dos compañeros en nuestra unidad”, comentó.

“Quiero seguir sirviendo el resto de mi vida”

Pese a los grandes y duros desafíos que se plantean los profesionales de la salud, en donde incluso se observa una “migración” de estos trabajadores esenciales a otras áreas, buscando mejores remuneraciones, este neoyorquino sí se imagina entregando el resto de su vida a los pacientes.

“Siempre que mi salud física y mental me lo permita, yo sí me imagino en esta área por siempre. No me imagino en otro tipo de trabajo. Obviamente, aspiro ascender y tener otras oportunidades. Ahora todo es complicado, especialmente con esta crisis de salud mental, debes tener mucha fortaleza. Justamente hoy se necesitan más enfermeros y enfermeras con alta preparación”, acotó el profesional de salud.

En medio de la faena diaria de largas horas en una unidad, en donde la interacción con los pacientes siempre está definida por temores, dolores y enfermedades, Juan Pablo estima que hablar español es una ventaja que da un alivio vital a muchos que recurren a las áreas de emergencia.

“Para mi es muy satisfactorio saber que además de mis funciones primarias, puedo ser un intermediario para cientos de pacientes que no se pueden comunicar en inglés con los médicos, para explicar exactamente qué sienten o dudas sobre sus tratamientos. Es una barrera que a un paciente le causa mucho estrés”, comparte.

Un legado de servicio

En todo el país de acuerdo con algunas cálculos de la Asociación Nacional de Profesionales de la Enfermería Hispanos hay 276, 000 enfermeras y enfermeros hispanos, un 10% de esta fuerza de trabajo en salud, a pesar que los hispanos representan el 18% de la población.

En la ciudad de Nueva York esta proporción de presencia hispana en profesionales de enfermería auxiliares y con cargos de supervisión  en el sistema hospitalario público y privado es aún mayor, especialmente conformado por la segunda generación de inmigrantes que vinieron de países latinoamericanos.

Tal es el caso de Juan Pablo. Su madre nació en Quito y su padre en Guayaquil. Desde que empezó a crecer en Brooklyn, no olvida el poderoso mensaje de su familia sobre la importancia de servir a los demás, pero con herramientas profesionales. 

Ahora,  su hijo de 19 años también recibió ese legado.

“Orgullosamente puedo decir que mi único hijo, también está estudiando enfermería y se está preparando profesionalmente para servir a los pacientes de esta ciudad”, contó.

En esta nota

Hospitales públicos NYC

Suscribite al boletín de New York

Recibe gratis las noticias más importantes de Nueva York diariamente en tu email

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google Política de privacidad y Se aplican las Condiciones de servicio.

¡Muchas gracias!

Más sobre este tema
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain