Fertilidad: por qué cada vez más empresas ofrecen la congelación de óvulos como un beneficio laboral
Cada vez son más las compañías que ofrecen beneficios de fertilidad a su empleadas. ¿Es eso siempre bueno para las mujeres?
Carol Chen siempre quiso ser madre.
Ella tiene 37 años y nació en Texas, EE.UU., de padres asiáticos, pero construyó su vida y varios negocios de moda en Singapur.
Cumplió 35 años y no había encontrado la pareja adecuada, por lo que comenzó a preocuparse.
Si bien Singapur se ha convertido en el último país en permitir la congelación de óvulos por razones no médicas, y lo aplicará desde 2023, en el momento que Chen tomó la decisión no era posible, por lo que regresó a Texas para intentarlo.
“Tenía que congelar mis óvulos. Era ahora o nunca”, le contó Chen al programa Business Daily de la BBC.
“Resultó que yo no tenía tantos óvulos. Me puso muy triste, me hizo sentir menos mujer. Terminé solo con cuatro. La probabilidad de que cuatro óvulos se conviertan en un bebé es casi cero”, explicó.
“Las mujeres en mi situación, por lo general, hacen un par de rondas de extracción, (ella pagó unos $14,000 por una sola) pero yo no podía darme ese lujo de volar ida y vuelta a EE.UU., ya que tenía mi trabajo en Singapur”, añadió.
Ante el elevado costo y la competencia por atraer talento de calidad, cada vez más empresas en países como EE.UU. ofrecen el congelamiento de óvulos como un beneficio laboral para sus empleadas.
Pero ¿es este beneficio siempre una buena noticia para las mujeres?
Según algunos estudios, las mujeres a quienes se les ofrecen estos planes están bastante contentas de tener la opción pero también sienten que su empresa les está diciendo: hay que tener hijos en el momento adecuado.
“Sin opciones no tendrán hijos”
Carol Chen contó que poco después de congelar sus óvulos en EE.UU., conoció a su actual esposo y espera su primer bebé sin la ayuda de la ciencia.
Sin embargo, celebra que otras mujeres en Singapur puedan ser libres de elegir este procedimiento de fertilidad que estará disponible a partir del próximo año en el país.
Aunque aún hay algunas barreras para acceder a él: no deben ser mayores de 35 años y no pueden usarlos a menos que estén legalmente casadas con un hombre.
“Cada vez más mujeres se están incorporando al mercado laboral. Sino les dan opciones, simplemente no van a tener hijos. Es en parte por eso que muchos países tienen crisis demográficas, porque las mujeres se enfocan más en sí mismas”, opinó Carol Chen.
Hace diez años, la congelación de óvulos dejó de ser clasificada como un procedimiento médico experimental en Estados Unidos y se está convirtiendo en algo cada vez más frecuente. Incluso en el lugar de trabajo.
Cuando Facebook y Apple comenzaron a ofrecer el beneficios de congelación de óvulos a las empleadas en 2014, la medida fue considerada como no convencional y solo estaba dirigida a una pequeña proporción de la fuerza laboral.
Sheryl Sandberg, la ahora exdirectora de operaciones de META -la empresa matriz de Facebook- explicó por qué tomaron la decisión de ofrecer ese beneficio a sus empleadas hace ocho años.
“Una mujer joven que trabaja en Facebook tenía cáncer y me dijo que se sometería a un tratamiento. Eso significaba que no podría tener hijos por lo que su segunda oportunidad (de ser madre) era congelar sus óvulos. Pero no podía permitirse ese gasto, ya que el seguro médico no se lo cubría”, relató.
“Hablé con recursos humanos y concluimos que deberíamos cubrir ese costo, pero no sólo para mujeres con cáncer, sino para todas. Fue entonces cuando surgió este beneficio y creemos que es excelente“, opinó.
Ventajas y limitaciones
Los beneficios laborales sobre fertilidad pasaron de ser una novedad a ser imprescindibles.
Casi el 40% de las grandes empresas de EE.UU. -con más de 500 empleados- los ofrecen y los números aumentan rápidamente.
Incluso en Europa, a través de los servicios nacionales de salud, se está comenzando a hacer lo mismo.
“Los gobiernos suelen apoyar la mayoría de los tratamientos. Pero cuando se trata de fertilidad, ese no es el caso en todas partes”, explicó Jenny Saft, quien vive en Berlín y es cofundadora de una compañía que ofrece en Europa acceso a tratamientos reproductivos como beneficios para empleadas.
“Europa no es un solo país. Hay muchas limitaciones y restricciones, y el sistema no es justo. En Alemania, por ejemplo, los seguros cubren el 50% de los programas de fertilización in vitro, pero solo si estás casada en una relación heterosexual y tienes menos de 40 años”, explicó.
En Inglaterra, acceder al tratamiento de fertilidad del servicio nacional de salud (NHS) depende del código postal del médico de cabecera, con diferentes regiones que ofrecen distintos niveles de acceso a la fecundación in vitro. Algunas no ofrecen ningún tipo de servicio.
En Francia, hasta hace muy poco, a las mujeres solteras o lesbianas no se les permitía someterse a la fecundación in vitro o congelar sus óvulos. Ahora pueden hacerlo y con financiación del Estado.
“¿Quién dice que necesito estar casada para formar una familia? ¿Quién dice necesito estar casada con un hombre para formar una familia?“, se preguntó Saft.
“Como empresa tienes una forma de decir que no estás de acuerdo con lo que está pasando. Puedes ofrecer a tus empleadas las mismas oportunidades y acceso de formar una familia. No importa cuándo, cómo o con quién. Las puedes apoyar en ese proceso”, añadió.
“Conflicto de intereses”
Pese a que las legislaciones de muchos países están cambiando y cada vez más empresas en todo el mundo ofrecen pagar por la congelación de óvulos de las empleadas, algunos piensan que eso no es una buena noticia.
“Cuando las empresas ofrecen estos beneficios por lo general organizan reuniones en las que se da información sobre fertilidad. Pero si esa educación proviene de una empresa que se beneficiará de las personas que utilizan esas tecnologías, es muy difícil evitar conflictos de intereses”, señala Lucy van de Wiel, profesora de salud global y medicina social en el King’s College de Londres.
“Las empleadas pueden convertirse en un gran grupo de potenciales pacientes porque básicamente todas los que quieran tener un hijo en el futuro podrían ser candidatas para la congelación de óvulos”, agregó.
La especialista también destacó algunas características de la cultura del trabajo que podrían perjudicar a las mujeres que acceden a esos beneficios.
“Muchas de las mujeres a las que les ofrecen estos planes están muy contentas de tener la opción, pero también sienten que su empresa les está diciendo: ‘Tienes que tener hijos en el momento adecuado’“, dijo van de Wiel.
Aprovechando oportunidades
Al otro lado del Atlántico, en Nueva York, la abogada Nyasha Foy decidió aceptar la oferta de su empleador, quien pagó dos rondas de extracción para la congelación y almacenamiento de óvulos.
Aunque es consciente del posible conflicto de intereses en esas situaciones, ella cree que las mujeres deberían aprovechar la oportunidad.
“Entiendo la idea de que si me dan $10,000 para la congelación de óvulos, como retorno por la inversión debo continuar trabajando dos años más en la empresa. Es un trato beneficioso para ambos”, detalló Foy a la BBC.
Fiestas de congelamiento de óvulos
Las estadísticas de Reino Unido muestran que entre las mujeres menores de 36 años, la proporción de óvulos congelados que terminan en un bebé es de poco más del 8%, mientras que después de los 36 años la cifra se reduce a alrededor del 3%.
Pero independientemente de los números, la congelación de óvulos está cobrando impulso en el mundo desarrollado y las clínicas de fertilidad luchan para atraer clientes por cualquier medio permitido.
La doctora de fertilidad Aimee Eyvazzadeh, también conocida como Egg whisperer (la mujer que susurra a los óvulos), tiene su clínica en California y es conocida por organizar fiestas de congelación de óvulos desde 2014 para conversar sobre la fertilidad.
“Cuando empecé con las fiestas de congelación de óvulos era para asegurarme de que todas las mujeres supieran sobre el proceso. Del mismo modo que toda mujer sabe que puede operarse los senos”, dijo la especialista.
Al ser consultada por los altos costos del procedimiento, Eyvazzadeh aseguró que “si una mujer puede financiar el costo de un aumento de senos, si la fertilidad es lo suficientemente importante para ella va a encontrar la manera de financiar el procedimiento”, afirmó.
“Ahora más que nunca estoy viendo mujeres comenzando su familia después de los 45 años. Tengo tres pacientes embarazadas de más de 50 años. Mi paciente promedio tiene 39 años. Imagínate en 15 años más”, detalló.
“Animo a las mujeres jóvenes que no tienen problemas de fertilidad a que consideren congelar sus óvulos para cuando tengan 40 años”, enfatizó.
En lugares como Francia y algunas partes de Japón, el Estado financia el procedimiento. Mientras, las mujeres estadounidenses tienen que depender de sus empleadores o de sus propios bolsillos.
En Nueva York, Foy está considerando sus próximos pasos.
“Definitivamente quiero usar este beneficio y todavía sigo buscando al papá de ese bebé. Ahora tengo 37 años, pero también hay un mundo todavía allá afuera”.
“Quiero ser madre. No sé cómo, ni cuándo, pero he hecho mi parte para tener la mejor opción cuando llegue ese momento”, concluyó.
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