Dos mujeres guardias aceptaban sobornos de pandilleros presos en cárcel Rikers de Nueva York
Dos mujeres oficiales penitenciarias en Rikers Island (NYC) se declararon culpables de pasar teléfonos celulares y drogas a miembros de la pandilla "Bloods" encarcelados a cambio de decenas de miles de dólares en sobornos
Krystie Burrell y Katrina Patterson, ambas oficiales penitenciarias en Rikers Island (NYC), admitieron que pasaron teléfonos celulares y drogas a miembros de la pandilla “Bloods” encarcelados a cambio de decenas de miles de dólares en sobornos, dijeron los fiscales federales el martes.
Burrell, de 35 años, se declaró culpable de soborno ayer en el Tribunal Federal de Brooklyn, mientras que Patterson (31) ya lo había hecho el mes pasado.
Burrell, una veterana de seis años del Departamento de Corrección (DOC), pasó de contrabando dos teléfonos celulares, uno de los cuales una vez le perteneció a Terrae Hinds, miembro de “Bloods”, de 28 años, y lo ayudó al pandillero a vender drogas y otros productos estando tras las rejas, según los fiscales federales. Ella admitió haber aceptado $9,780 dólares en sobornos.
Patterson fue mucho más lejos y se llevó al menos $34,090 dólares en efectivo por pasarle contrabando a Michael Ross. Obtuvo el dinero a través de dos de las novias de ese pandillero, dijeron los fiscales federales.
Burrell podría pasar hasta 10 años tras las rejas, mientras que Patterson enfrenta hasta cinco años. Ross está esperando la sentencia por soborno, mientras que el caso de Hinds aún está pendiente, según Daily News.
Los escándalos no cesan en Rikers Island. Las muertes bajo custodia del DOC han aumentado 40% en lo que va del año en comparación con el mismo período en 2022, según muestran los datos oficiales.
En paralelo, más de 3,500 oficiales de prisiones han renunciado o se han jubilado desde 2019 en NYC y 559 dejaron el trabajo este año, lo que supone una alarmante disminución del 31% en la fuerza encargada de la seguridad en las prisiones de NYC.
Los guardias de la cárcel están huyendo a medida que Rikers Island, la prisión más grande de NYC, se ha vuelto más violenta, acentuando un círculo vicioso. Hubo 1,148 incidentes en los que el personal uniformado fue agredido este año hasta principios de septiembre, dijo el sindicato. Además, 14 reclusos han muerto allí en lo que va de 2022, según New York Post.