Empujan una ley en Nueva York que obligaría a ajustar anualmente el salario mínimo dependiendo de la inflación

Con base a las proyecciones de quienes promueven este anteproyecto en la Asamblea Estatal, el salario mínimo por hora en la Gran Manzana pasaría de forma escalonada de $15,00 a $21,25 para el año 2026

La senadora estatal de origen colombiano, Jessica Ramos, es la patrocinante de esta iniciativa.

La senadora estatal de origen colombiano, Jessica Ramos, es la patrocinante de esta iniciativa. Crédito: Fernando Martínez | Impremedia

Una propuesta de ley que fue reintroducida este martes en la Asamblea Estatal aspira que Nueva York adopte aumentos anuales de salarios mínimos, a través de una fórmula que vincule estos ingresos directamente con las tasas inflacionarias.

Esto significa, con base a las proyecciones de los legisladores y de una coalición de organizaciones que empujan este anteproyecto, que el salario mínimo por hora de la ciudad de Nueva York pasaría de forma escalonada de $15,00 a $21,25 para 2026.

En condados como Nassau, Suffolk y Westchester el salario mínimo aumentaría de $15,00 a $20 para 2026. Y el resto del estado aumentaría de $13,20 a $16,35.

“La idea es que podamos atar el aumento del salario a los índices inflacionarios. De tal manera que la masa laboral no tenga que esperar años para que el estado apruebe estos incrementos. La última vez que se aumentó el salario fue en 2018. Fue una discusión que se tardó seis años”, recordó la senadora estatal colombo- americana, Jessica Ramos, una de las patrocinantes principales de esta idea legislativa, que llevaría más dinero a las manos de por lo menos 2 millones de trabajadores en Nueva York.

El último aumento salarial, al cual se refiere la legisladora, como es evidente, se ha desmoronado por completo ante los fuertes golpes inflacionarios de los últimos meses. Algunos indicadores sostienen que para quienes reciben hoy el salario mínimo de $15 por hora, su poder adquisitivo ha caído alrededor de un 15%.

Por ejemplo, de acuerdo con el análisis de James Parrott, director de política económica y fiscal en la New School en Nueva York, “estos trabajadores han retrocedido cuatro años, a los días en que su salario mínimo era de $13 por hora”. 

Una coalición de organizaciones sindicales y de defensa al trabajador tomaron este martes la sede de la Alcaldía para exigir la aprobación de esta legislación. (Foto: F. Martínez)
Crédito: Fernando Martínez | Impremedia

Impacto en comunidades de color

Con base a los cálculos de los legisladores, indexar el salario mínimo de esta manera, protegería a futuro el poder adquisitivo de millones de trabajadores. En particular, mejoraría la seguridad económica de los empleados predominantemente de color de varias industrias vitales.

El proyecto de ley también garantiza que estos aumentos sucedan automáticamente, en lugar de quedar a merced de las luchas sindicales y legislativas cada año.

En este sentido, algunos tabuladores proyectan que si el salario mínimo dependiera de la fórmula de indexarlos con la inflación, desde 1968 habría sido $21,50 el pago por hora en 2020.

Hay que destacar, que dado que la ley del estado de Nueva York establece el monto mínimo de pago por hora para los trabajadores que reciben propinas, en dos tercios del ingreso mínimo regular, estos cambios también conducirían automáticamente a un alza a este inmenso grupo laboral.

Si este anteproyecto es aprobado a principios del próximo año, el ajuste sería de forma escalonada: En la Gran Manzana pasaría a $17 por hora en el 2023, 18,80 en el 2024 y $20,45 en el 2025. De allí en adelante, se aplicarían cada doce meses los mismos criterios de revisión.

“De acuerdo con nuestras consultas, existe la certeza en los partidos demócratas y republicanos de avanzar en esta propuesta y convertirla en ley de manera inmediata, apenas se inicien las sesiones legislativas en enero. Se trata de que Nueva York tenga un criterio más justo, para garantizar salarios ajustados a la realidad de la clase trabajadora. Más aún cuando se habla de recuperación económica post-COVID-19″, indicó Maritza Silva- Ferrell portavoz de la organización Economía en un Ambiente de Igualdad (ALIGN).

En este panorama se tiene claro que más del 40% de los trabajadores que tendrían garantizadas revisiones salariales en industrias como los restaurantes de comida rápida, comercio, atención al cliente y empresas de la hospitalidad, serían personas de origen hispano.

La portavoz de la organización ALIGN, Maritza Silva asegura que legisladores de ambos partidos en la Asamblea Estatal están ganados a aprobar en pleno esta legislación. (Foto: F. Martínez)

Justo cuando la inflación golpea

Esta propuesta para revisar los ajustes salariales trata de ser impulsada, cuando los precios al consumidor han aumentado como nunca antes en los últimos 40 años. El índice oficial de inflación para el último año, hasta septiembre, fue del 8,2 por ciento. 

Pero la experiencia de trabajar duro para “sobrevivir” al aumento creciente de los precios de los alimentos, la renta y los servicios, es incluso más complicada para quienes por diversas circunstancias, deben lidiar con recibir incluso menos que el mínimo legal.

Tal es el testimonio de la trabajadora de limpieza mexicana, Silvia Gastón, quien se unió a una acción liderada por asambleístas y la coalición Raise UP NY en la sede de la Alcaldía, en el Bajo Manhattan, para exigir a la Asamblea Estatal que apruebe esta propuesta de revisión salarial, tan pronto como el próximo mes de enero.

Silvia habló en nombre de centenares de trabajadoras domésticas, que en paralelo enfrentan una situación mucho más compleja, pues deben lidiar incluso con pagos que están por debajo de $15 por hora.

“Nos pagan $14. Inclusive, sé de compañeras que no tienen otra opción que recibir $11 por limpiar una casa. Eso significa que debemos trabajar muchas horas. Si quienes ganan el mínimo sufren. Imagínense nosotras”, indicó la inmigrante con 20 años en la Gran Manzana.

Otros sindicatos que representan a los obreros de la construcción, que ganan mucho más que el salario mínimo, también se unieron a esta coalición que exige un ajuste en el ingreso de los trabajadores neoyorquinos. En su caso, por otras razones.

“Si bien es cierto que nosotros hemos peleado por años y hemos obtenido ingresos más altos. Estamos apoyando y seguiremos peleando para que nuestras esposas, y nuestros familiares, que trabajan en otras industrias, puedan tener salarios más justos, con lo que significa vivir en esta ciudad tan cara” , aseveró Alvaro González organizador de la local 79, que representa a 10,000 obreros de la construcción.

Por su parte, la trabajadora colombiana de una cadena de comida rápida en Queens, María Quevedo, de 35 años, asegura que la “única cuenta” que están sacando muchas familias inmigrantes en la Gran Manzana, es mudarse a otras ciudades, en donde la renta habitacional no consuma todos los ingresos.

Si aquí ganas menos de $4,000 al mes, ya sabes que estás mal, que no estás comiendo bien, que vives en condiciones terribles, más si tienes hijos”, refirió.

La mexicana Silvia Gastón se queja que inclusive ahora muchas trabajadoras domésticas no ganan el mínimo salarial legal- (Foto: F. Martínez)
Crédito: Impremedia

¿Qué dicen los “empleadores”?

Aunque los promotores de esta legislación, aseguran que los aumentos salariales dinamizan la economía, porque pone más dinero a circular en los comercios, en principio la opinión de voceros de cámaras y asociaciones comerciales es muy distinta.

De antemano, algunos sectores como el Consejo Empresarial del Estado de Nueva York, consideran que en este momento de recuperación postpandémica, cuando además todos los costos operativos de los empleadores se han multiplicado, este nuevo esquema sería “contraproducente”.

“Esto afectaría más directamente a sectores como la hospitalidad, que aún enfrentan desafíos para recuperarse”, dijo a medios locales Ken Polanski líder de esta organización empresarial.

Para los pequeños comerciantes hispanos, esta postura no luce distinta.

En el caso de la Unión de Bodegueros de América (UBA), cuyos agremiados además están enfrentando una ola de robos y de facturas eléctricas, una revisión salarial sería como una estocada final que los condenaría al cierre.

“La mayoría de nuestros emprendedores apenas pueden sobrevivir. Sería más rentable que cierren el negocio y se pongan a trabajar como empleados. Nosotros somos importantes para la economía local. Pero estamos ahogados por los costos de la electricidad y las rentas. No podemos asumir un nuevo aumento”, destacó Radhamés Rodríguez, presidente de UBA.

En el sector de los restaurantes, una de las industrias más “empleadoras” de la Gran Manzana, la dinámica no es diferente ante los vientos de proyectos de alzas salariales.

“Todos los días recibo reportes de nuestros miembros, que no pueden más con el negocio, porque los costos se los están consumiendo. En este momento esperamos ser escuchados. Los legisladores y los políticos deben escucharnos también a nosotros. Los reportes financieros de los restaurantes, especialmente fuera del centro de Manhattan, no son los mejores”, concluyó Arelia Taberas, portavoz de la Asociación de Restaurantes y Bares Hispanos de Nueva York.

En contraparte, Maritza Silva-Ferrell de ALIGN contradice a quienes aseguran que una revisión salarial significa un riesgo para los pequeños comerciantes: “Lo vimos en 2018. Al poner más dinero en los bolsillos de los trabajadores, eso se traduce en más consumo. La gente pensaría menos en ir a comprar o consumir. Es justamente la razón por la cual muchos negocios están sufriendo, porque quienes más gastan, están devorados por la inflación”

¿Quienes se beneficiarían?

  • 27% de los trabajadores que se beneficiarían si se aprueban estos ajustes tienen hijos y el 59% trabaja a tiempo completo de acuerdo con datos publicados por la coalición Raise UP NY.
  • 41,8 % de los trabajadores latinos de Nueva York verían aumentos salariales hasta el 2026, al igual que 32,3 % de los trabajadores afroamericanos.
  • 85% de los trabajadores que se beneficiarían con la nueva escala de ingresos por su trabajo por hora serían personas de color.
  • 55% de la fuerza laboral que gozaría de este incremento serían mujeres.
  • 93% de los trabajadores que recibirían un aumento en los próximos años tiene más de 20 años y el 72% tiene 25 o más.
  • 2,200 dólares más al año en promedio se sumaría al bolsillo de estos trabajadores si se aprueba esta legislación.

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