Para empresaria hispana de NYC la lucha de hoy es diferente: “Sin seguridad pública no podemos avanzar”

La dominicana Bárbara Moreta es una bodeguera que le "pone el pecho" todos los días a su negocio en el Alto Manhattan, al igual que miles de emprendedoras. Unos espacios comerciales esenciales que se han vuelto cada vez más peligrosos. Su visión, es que el futuro de todas las mujeres en la ciudad, dependerá de la lucha contra la criminalidad

Esta inmigrante es el rostro visible de miles de empresarias hispanas de la Gran Manzana.

Esta inmigrante es el rostro visible de miles de empresarias hispanas de la Gran Manzana. Crédito: Fernando Martínez | Impremedia

La dominicana Bárbara Moreta empezó a trabajar en 1991, “ganando lo mínimo”, en un salón de belleza en la calle 163 y la Avenida Amsterdam del Alto Manhattan. Con los años, la isleña nacida en el Cacao de San Cristóbal, terminó siendo seducida por un emprendimiento, que en apariencia, requiere la rudeza de un hombre: Hoy Bárbara atiende y administra su propia bodega, en la calle 158 de Washington Heights.

“No hay trabajo que en la actualidad podamos clasificar solo para un hombre o para una mujer. Cualquier mujer, siempre que quiera, puede asumir cualquier responsabilidad”, comenta la inmigrante, quien desde el 2015, se esforzó en ser propietaria de un tipo de establecimiento comercial que es un emblema en todos los vecindarios de la Gran Manzana.

De hecho, desde 2007 que se han hecho balances sobre la incursión de mujeres hispanas neoyorquinas como creadoras, propietarias y conductoras de pequeños negocios se ha observado un viraje: Un aumento del 65% de títulos de propiedad a nombre de féminas, como comparte la oficina de Servicios a Pequeños Negocios de NYC (SBS)

La verdad, Bárbara se sintió más seducida por estar al frente de mercadería, gerenciar la descarga de camiones, distribuir productos en los estantes y refrigeradores, atender la caja, preparar los ‘delis’, cuando tenía también la opción de seguir en el mundo de la estética. También fue dueña de una peluquería.

Por años, la dinámica de una bodega no le era ajena. En su vida ha estado cerca de más de siete negocios de este tipo. Su esposo también es bodeguero.

“Siento que las bodegas jamás van a desaparecer en esta ciudad. Prestamos un servicio muy importante para nuestros vecinos. Somos sus aliados. Atendemos sus emergencias. Por supuesto, en este momento todo está más peligroso por la delincuencia. Y el tema de las variaciones de precios es muy difícil. Pero, nosotros seguimos adelante”, destacó.

Las bodegas más que establecimientos comerciales, forman parte de la existencia misma de la ciudad de Nueva York y un símbolo muy poderoso del emprendimiento de los inmigrantes. Y más aún de los dominicanos.

Pero en este caso en específico, cuando se celebra el Mes de la Mujer, historias como las de Bárbara que representa el rostro de miles de mujeres hispanas de Nueva York, recuerdan cómo el futuro de esta ciudad depende en gran parte de negocios creados y dirigidos por las féminas.

“Yo defiendo mi negocio”

De cerca 20,000 bodegas y delis, que están sembrados en los cinco condados, por lo menos 12,000 son negocios familiares en manos de quisqueyanos, en base a algunos cálculos de la Unión de Bodegueros de América (UBA).

De ese total, apenas 30 tienen a mujeres como propietarias, en un modelo de negocio que por definición está vinculado con la presencia masculina. Más aún, cuando a los ojos de los neoyorquinos, las bodegas han sido la “vitrina” más visible y recurrente que exhibe las calamidades causadas por la violencia criminal en los últimos meses.

La historia de estas tiendas de conveniencia, tal como las conocemos, tuvieron su mayor crecimiento desde la década de los 70, con la explosión de la inmigración dominicana. Una época en la cual era casi impensable que una mujer estuviera al frente de unos negocios, que en algunos casos, estaban rodeados de zonas “calientes” de tráficos de drogas y criminalidad, especialmente en el Alto Manhattan y El Bronx.

Hoy justamente el gremio bodeguero sigue siendo el blanco de muchas agresiones, hurtos, robos y asaltos, por ello incluso muchos dueños de estos negocios que trabajaban con sus esposas, más bien han decidido sacarlas de las tiendas.

“Obviamente, yo he vivido mis incidentes. Como todos los bodegueros, he tenido que enfrentar sola cómo hay personas que pretenden tomar algo y no pagarlo. Yo no me quedo de brazos cruzados. Yo defiendo mi negocio. Ya no existe esa creencia que como eres mujer, eres más débil”, asevera Bárbara.

Desde 2015 la quisqueyana Bárbara Moreta está al frente de su propia bodega en el Alto Manhattan.
Crédito: Fernando Martínez | Impremedia

La clave para prosperar

De alguna manera, la conmemoración del mes de la historia de la mujer en el país y en el mundo está asociada con Nueva York y con demandas históricas de las mujeres.

Un 8 de marzo de 1857, una manifestación numerosa de mujeres trabajadoras de la industria textil se apoderaron de las calles de Manhattan, para reclamar mejores condiciones laborales, exigir un recorte de horario y luchar contra el trabajo infantil.

Años después, el 8 de marzo de 1908, alrededor de 15,000 mujeres volvieron a inundar las calles de la Gran Manzana para exigir nuevamente mejores condiciones de trabajo y vida digna bajo el lema “Pan y Rosas”.

Luego de más un siglo, indiscutiblemente, las mujeres están en otras posiciones. 

Y en Nueva York en donde la presencia femenina y su protagonismo aumenta en todas las actividades comerciales y económicas, es un común denominador, que sea la demanda de mayor seguridad ciudadana lo que más angustie a emprendedoras, que como Bárbara, se levantan todas las mañanas a servir a vecindarios de mayoría hispana, pero a la vez generar oportunidades de empleo y bienestar.

“Hay una situación económica que es difícil en este momento. Para las inmigrantes, por ejemplo, no hay tantas fuentes de empleo como antes. Pero desde mi visión personal, cuando garantizas seguridad a los ciudadanos y pones límites a la criminalidad, hay más oportunidades de prosperar para todos”, concluyó quien además es líder de UBA.

Poderío de la mujer:

  • 58% creció en Nueva York, el número de mujeres de color propietarias de sus propios negocios entre 2007 y 2012 de acuerdo con un informe no actualizado de los Servicios de Pequeños Negocios de NYC.
  • 65% aumentó en ese periodo de tiempo los emprendimientos de mujeres hispanas y 52% de mujeres asiáticas.

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