Vendedores ambulantes de Nueva York exigen formalizar el comercio callejero

Incluyen en su propuesta de reforma que se expandan los lugares designados en las calles para poder operar y ganarse el sustento diario

Activistas y vendedores sostienen que ellos sirven a la ciudad y pagan impuestos.

Activistas y vendedores sostienen que ellos sirven a la ciudad y pagan impuestos. Crédito: David Ramírez | Impremedia

Cientos de vendedores ambulantes reiteraron el reclamo a la ciudad de reformar la industria de la venta ambulante de la que dependen miles de personas, la mayoría inmigrantes y mujeres.

Coreando consignas como: “Los vendedores somos autónomos y una alternativa popular”, “menos multas, más licencias, menos abuso policía, más calles abiertas”, los manifestantes se hicieron escuchar este jueves frente a la alcaldía.

Allí, apoyados por varios concejales y el defensor del pueblo, Jumaane Williams, los vendedores hicieron una formación con una cinta roja para representar las barreras que evitan que la gran cantidad de vendedores sin licencia cruce a las filas de los que sí cuentan con ese requisito.

“No sólo he recibido muchas multas de la policía, sino que hasta se han llevado mi carrito”, contó entre sollozos la mexicana Cristina Fernández, quien vende “churros” en las estaciones de tren de Midtown Manhattan.

Marie Rose Goba, vendedora ambulante en El Bronx, contó que por mucho tiempo soñó con tener un camión de comida donde pudiera vender pasteles y buñuelos de África Occidental.

“Cuando me di cuenta de que mi número 3488 en la lista de espera era tan alto pensé que nunca podría recibir una licencia. Hay muchos vendedores que están atrapados en esta situación. Por eso instamos al Concejo a reformar la industria de vendedores ambulantes para que podamos trabajar con dignidad bajo un sistema justo”, dijo Goba, que es miembro del Proyecto de Vendedores Ambulantes.

Como ellas, miles de vendedores ambulantes alegan que sufren de discriminación y abusos por no contar con las licencias o permisos para vender.

Los trabajadores ambulantes durante la demostración frente a la alcaldía.

La concejal Pierina Sánchez dijo sentirse orgullosa de solidarizarse con los vendedores y enfatizó que es impostergable apoyarlos porque son parte esencial de la economía de Nueva York.

“Mi padre vendía maní, descalzo en las calles de República Dominicana y cuando llegó a Nueva York, también fue vendedor en el Alto Manhattan, por eso entiendo lo que ustedes hacen para sobrevivir”, dijo Sánchez, que representa al Distrito 14 del Concejo.

Según la concejal, parte de la culpa de la situación de los vendedores, “la tenemos nosotros por no reglamentar su actividad”. Sánchez se comprometió en aprobar la reforma para beneficiarlos.
De su parte el concejal Christopher Marte dijo que los vendedores encarnan el sueño de los inmigrantes que llegan a Nueva York.

“Mi colega Sánchez es el mejor ejemplo. Es hija de un hombre que fue vendedor ambulante y hoy es concejal de Nueva York. Los vendedores sirven a la ciudad todos los días, pagan impuestos, pagan renta y ahora lo que piden es una oportunidad y nuestra administración los apoya decididamente”, expresó Marte, que representa al Distrito 1 en el Concejo.

Liza Schwartzwald, miembro de Economic Justice and Family Empowerment y de la New York Immigration Coalition, destacó que la diversidad y la dedicación de los vendedores inmigrantes, hacen que la ciudad de Nueva York sea tan grandiosa.

“Sin embargo, en lugar de reconocer las contribuciones que hacen al tejido de nuestra ciudad, los hemos abandonado a un sistema de licencias de mercado clandestino y los hemos sacado del sistema de venta legal”, dijo Schwartzwald y agregó que es hora de formalizar la industria de la venta ambulante.

Los vendedores ambulantes contaron con el respaldo del Defensor del Pueblo Jumaane Williams y varios concejales.

A juicio de Jumaane Williams, desafortunadamente la ciudad muchas veces desconoce los beneficios que crean los pequeños negocios, los vendedores o los repartidores de comida.

“No podemos mantener estructuras de abuso contra quienes se dedican a darnos beneficios con sus servicios. No es justo, es algo que tenemos que decirle a la sociedad que tiene que parar”, dijo el defensor del pueblo.

A su turno el concejal Oswald Feliz, dijo que los vendedores son los neoyorquinos que trabajan más duro y por muchas razones, en muchos casos en jornadas de diez o más horas, los siete días de la semana.

“Trabajan llevando comida y frutas saludables a vecindarios como los que yo represento en El Bronx, para mantener saludables a comunidades que no tienen acceso a alimentos saludables. Al mismo tiempo trabajan para sostener y sacar adelante a sus familias”, comentó Feliz al tiempo de enfatizar que tendrán todo su respaldo mientras sea miembro del Concejo.

En igual sentido se pronunciaron Gale Brewer, Tiffany Caban, Julie Won y Shekar Krishnan, concejales de los distritos en el Concejo 6, 22, 26 y 25, respectivamente.

Objetivos del reclamo

El reclamo se centró en exigir que la ciudad emita más licencias para vendedores. Además, reclaman que se eliminen las multas y el hostigamiento policial, además, que la Oficina de Servicios a los pequeños Negocios, cree una división con programas de capacitación para vendedores y que abran más lugares de venta formales.

Según la NYC Street Vendor Justice Coalition, en la ciudad hay unos 20,000 emprendedores, la mayoría inmigrantes, personas de comunidades minoritarias, veteranos militares y mujeres, que dependen de su trabajo como vendedores ambulantes. Esta organización anunció que lanzará la plataforma “Street Vendor Reform” para ampliar la difusión de los planteamientos de los vendedores y concientizar a las agencias de la ciudad sobre las reformas.

Los defensores abogan por que se reconozca a los vendedores ambulantes dándoles acceso a adquirir los permisos comerciales necesarios para legitimar su negocio.

El Concejo aprobó en enero de 2021 la Ley Local 18 que crea en el transcurso de los próximos 10 años 4.450 nuevos permisos de vendedores ambulantes de alimentos, ahora llamados “licencias de supervisión”.

Sin embargo, de acuerdo con el Proyecto de Vendedores Ambulantes que monitorea el Urban Justice Center, el Departamento de Salud tiene más de 8 meses de retraso en la emisión de las nuevas licencias de supervisión.

La organización denuncia que, mientras tanto, la Policía y El Departamento de Protección al Consumidor y al Trabajador (DCWP), impusieron una cantidad alarmante de multas a los vendedores ambulantes, casi el triple de la cantidad emitida en 2019 antes de la pandemia, a pesar de que la uniformada se comprometió a no involucrarse en acciones contra los vendedores ambulantes.

Licencias, un problema de vieja data

La coalición sostiene que el sistema actual, a través de los años ha limitado de forma arbitraria la cantidad de licencias y permisos. También destaca que, es casi imposible ingresar legalmente a la industria, y los vendedores no pueden acceder a las licencias comerciales necesarias para legalizar su trabajo.

De hecho, la lista de espera es tan larga por haber estado cerrada durante más de una década, por lo cual, los vendedores se han visto obligados a alquilar un permiso a los titulares de permisos existentes creando un mercado clandestino donde llegan a pagar hasta 25,000 dólares.

Denuncian que cuando un vendedor ambulante es confrontado por no contar con un permiso, se les impone una multa de 1,000 dólares, lo que representa las ventas semanales completas de un vendedor.
Actualmente hay más de 10,000 personas en la Lista de espera de vendedores móviles de alimentos y 11,926 personas en la Lista de espera de vendedores generales.

La coalición entre otras organizaciones incluye a la Arab American Association of New York, United for Small Business NYC, Transportation Alternatives, Riders Alliance, Jews for Racial and Economic Justice y Faith in New York.

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