Un colombiano se abre paso en NYC con su compañía de limpieza
El administrador de empresas Alberto Melo, a quien algunos apodaron despectivamente como “la sirvienta de los millonarios” por haber dejado atrás su vida en el mundo de las finanzas y dedicarse a labores de limpieza, logró consolidar su propia empresa que es fuente de empleo para otros inmigrantes
Cuando Alberto Melo vivía en Bogotá, el profesional en administración de empresas logró cosechar grandes éxitos en el mundo de las finanzas, escalando posiciones que comenzaron siendo mensajero hasta convertirse en vicepresidente de un prestigioso banco en Colombia. Pero estando en la cima de su carrera, y tras 17 años de experiencia en el sector financiero, todo se derrumbó. Hace 23 años, tras la liquidación de la entidad bancaria en la que trabajaba, y al verse ahorcado por deudas y sin ninguna buena opción laboral en el horizonte, decidió empacar maletas y agarró vuelo hacia Nueva York, como él mismo dice “a empezar de ceros”.
“Llevaba seis meses desempleado, y tomé la decisión de venirme, y mi gran amigo, el diseñador Javier Muñoz, me abrió las puertas y me dio el primer empujonazo. Me ayudó a conseguir un trabajo como mesero, también trabajé al principio vendiendo periódico en la calle, aseaba colegios, lavé baños, y aunque trabajaba hasta 18 horas cada día, pude solventar mis deudas en Colombia y seguir adelante”, comenta el profesional, quien además fue mesero en eventos, manager de una discoteca y de los restaurantes Sophie’s Cuban Cuisine, hasta que por cosas del destino, la vida lo llevó por otro camino: la industria de la limpieza.
“En uno de mis trabajos en un country club, conocí a mi gran amiga Sandra Bonilla, que hacía limpiezas en apartamentos, y cuando ella se fue a vivir a Houston, yo le dije que me dejara su trabajo, pero sus cinco clientas al principio se mostraron reacias de darme el empleo de limpieza por ser hombre. Hablé con ellas y les propuse que me dejaran hacerles el aseo una sola vez y si no les gustaba, no me pagaran y no pasaba nada, y tras aceptar el reto, quedaron encantadas conmigo y así empecé a ser trabajador de aseo en Nueva York”, recuerda el colombiano, quien dejó atrás su vida en banca y finanzas y le dio la bienvenida oficial a escobas, traperos, aspiradoras, lavadoras, planchas y productos de aseo, como sus nuevos aditamentos cotidianos, con mucho orgullo, sin llegar a sentir jamás que estaba caminando hacia atrás, como el cangrejo.
“Yo siempre decía públicamente a lo que me estaba dedicando aquí en Nueva York, porque aprendí desde mi casa que no importa el cargo que uno tenga y lo que haga, siempre hay que conservar la humildad, sentirse orgulloso y tener humanidad”, comenta el experto en limpieza. “Después de mi debacle financiera, que me botó al piso, reafirmé que podemos empezar cosas nuevas, por lo que tuve que aprender a hacer algo que no sabía hacer, pero siempre poniéndole profesionalismo, porque la profesión no está en los diplomas colgados en una pared sino en como hacemos las cosas”.
Pero no todos veían a Alberto Melo como el guerrero que había asumido el reto de ganarse la vida con altura en un terreno en el que ni siquiera en casa había practicado, pues entre risas comenta que viviendo en Colombia, su mamá y sus hermanas eran quienes mantenían su casa impecable, y cuando se independizó, era ayudado por una señora a la que contrataba para que le hiciera las labores de aseo. Por aquellas cuestiones absurdad de creer que hay trabajos de mayor nivel y trabajos de menor nivel, vinieron los primeros ataques.
“Recuerdo que un amigo que es arquitecto, y que también se vino a Estados Unidos, quien afortunadamente se conectó con una constructora en Miami, una vez me visitó en Nueva York y me dijo que yo por qué no me valoraba y que siendo profesional y teniendo especialización, por qué seguía siendo la sirvienta de los millonarios. No me ofendió que me llamara sirvienta o mucama,
porque siempre tuve claro que no estoy haciendo nada indebido o ilegal, pero me sorprendió ver como algunas personas se creen con autoridad para hablar”, dice el administrador, quien hace casi cuatro años dio un salto más grande y fundó su propia compañía de limpieza, JAMM Cleaning Company, nombre armado con las iniciales de su nombre completo.
“Hoy recuerdo a la gente que me decía de manera despectiva la sirvienta de los millonarios, y con humildad pero también con mucha satisfacción al saber que estoy poniendo un granito de arena, dándole trabajo a 12 personas que están conmigo, les digo que la sirvienta de los millonarios hoy es dueño de su propia empresa”.
Alberto Melo, creador de JAMM Cleaning Company
El colombiano revela que actualmente JAMM Cleaning Company ofrece sus servicios a un portafolio amplio de casi una treintena de clientes, entre ellos cinco grandes corporaciones, hecho que a pesar de haberlo convertido en un empresario, no le ha cambiado su manera de ver el mundo, y de estar siempre muy agradecido con Dios, en quien cree fielmente, su familia, que es su principal motor, y los ángeles que asegura le han ido apareciendo en el camino.
“Esta compañnía se formó sin yo estar buscando hacer eso. El esposo de una clienta, que es pintor, un día me propuso limpiarle su apartamento. A él le gustó mi trabajo y su esposa, Jessica, que tenía una empresa de mercadotencia, luego de la pandemia creó una compañía de entretenimiento, de salones de billar privados, con siete locales y los empecé a limpiar. Luego me siguió presentando personas, y como ella trabaja para una compañía multinacional, me llamaron para una limpieza ocasional, y me ofrecieron el trabajo permanente, pero requerían que yo tuviera mi propia empresa, entonces hice el papeleo, y el resto es historia”, recuerda Melo.
El empresario de limpieza, quien se refiere a sus trabajadores no como empleados sino como “compañeros de trabajo”, dice que en momentos en que desde diferentes sectores se ataca a los inmigrantes, su historia es una manera de callar bocas y reafirmar que quienes vienen a la Gran Manzana en busca de mejores oportunidades, mayormente vienen a aportar cosas positivas a la sociedad. Sin embargo confiesa que en el camino se ha encontrado con uno que otro cliente que pretende mirarlo a él y a sus colaboradores, por encima del hombro, y no le tiembla la voz para defenderlos.
“La mayoría de nuestros clientes nos valoran, pero he tenido algunos muy desagradables en su trato y nos hemos ido, porque tengo claro que no le trabajamos a clientes que nos quieran faltar el respeto por ser inmigrantes o que pretendan hacernos ver como menos que ellos, y se los dejo saber, porque el respeto es lo más importante”, asegura el creador de JAMM Cleaning Company, quien agrega que si hoy le ofrecieran regresar al mundo de las finanzas y ser gerente de una compañía financiera, no aceptaría, porque ama limpiar.
“Este trabajo, que no es solo pasar una escoba o planchar ropa y colgarla, sino decorar y organizar, como lo aprendí de mi madre, me ha dado muchas satisfacciones, muchas más que desilusiones. Ver el gusto de mis clientes, las caras de agradecimiento de mis compañeros de trabajo, la satisfaccción de mi mamá, mis hermanas y mis sobrinos, que son mi vida, y saber que mi padre, quien falleció estando yo aquí, se siente orgulloso desde el cielo, no tiene precio y me ha dado más que lo que me dejó 17 años en el sector finaciero”, comenta el colombiano.
Y a la hora de hablar de ese sueño que le gustaría cumplir en cuestiones de limpieza, con mucha emoción y humildad, el empresario afirma que le gustaría poder limpiar alguna vez El Vaticano.
“Yo soy un hombre de fe, soy católico y me encantaría limpiar las habitaciones de El Vaticano o la Capilla Sixtina, que se ven relucientes. pero para mí sería un honor y un acto de amor y humildad limpiar los aposentos de El Papa Francisco, que ha sido un ejemplo de Santidad”, concluye el dueño de JAMM Cleaning Company, haciendo un llamado a la Ciudad y al Estado a que le de la mano a más inmigrantes para poder usar sus talentos en diferentes sectores y no seguir “arrinconados en las oportunidades”, a fin de ayudar a hacer de Nueva York un sitio más “maravilloso de lo que ya es”.
El colombiano Alberto Melo, fundador de la firma de limpieza JAMM Cleaning Company