Los lugares de Estados Unidos que se verán más afectados por el calor en este 2024
Las altas temperaturas azotarán en casi 20 estados y el calor comenzará a sentirse en las próximas semanas
En 2023, alrededor de 180 millones de estadounidenses se enfrentaron a las altas temperaturas durante los meses de verano, lo que desencadenó una serie de alertas por parte de las autoridades ante el riesgo de salud pública. Ahora, en 2024, con la aproximación de esta temporada, los especialistas ya están advirtiendo sobre un escenario similar que podría repetirse en varias partes de Estados Unidos.
Según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés), el pronóstico para los meses de mayo, junio y julio indica que las altas temperaturas volverán a afectar a unos 20 estados, incluidos Washington, Texas, Colorado y gran parte del noreste del país. Solo una pequeña porción de Alaska, al suroeste, registra probabilidades de experimentar un clima por debajo de lo normal.
El cambio hacia el calor ya está siendo evidente en estos primeros días de mayo, con los estados de la costa este siendo los primeros en sentir la llegada de las altas temperaturas. Texas, Florida, Nueva York, Pensilvania, Ohio y Michigan son algunos de los estados que ya están experimentando un aumento en las temperaturas.
Mientras tanto, en la costa oeste, algunas regiones aún requieren ropa abrigada, ya que las temperaturas no han subido tanto como en el este. Sin embargo, la llegada del calor no excluye la posibilidad de lluvias, que se espera que ocurran con mayor probabilidad en el sureste del país.
El año pasado, una ola de calor sin precedentes azotó el suroeste de EE.UU., especialmente en julio. Las temperaturas extremadamente altas persistieron en la región durante más de 3 semanas, causando estragos en los viajes aéreos y contribuyendo a un aumento de las muertes relacionadas con el calor.
El desierto del suroeste es conocido por sus altas temperaturas, pero la duración de las mismas el año pasado superó con creces los registros anteriores. Hasta el 26 de julio del año pasado, Phoenix había experimentado 27 días con temperaturas máximas por encima de los 43°C (110°F), rompiendo el récord anterior de 18 días seguidos registrado en 1974. Por su parte, El Paso, Texas, soportó temperaturas de 38°C (100°F) o más durante 42 días consecutivos, lo que representó 19 días más que su récord anterior establecido en 1994.
Las olas de calor no solo representan un riesgo para la salud de la población, sino que también tienen impactos significativos en la infraestructura y la economía. Los viajes aéreos se retrasan, las carreteras se deforman, y la demanda de electricidad se dispara con el uso masivo de aire acondicionado.
Resulta fundamental que las autoridades tomen medidas para proteger a la población durante estas condiciones extremas. La apertura de refugios especiales, la difusión de información sobre cómo mantenerse seguro durante el calor extremo y el monitoreo de las poblaciones más vulnerables, como los ancianos y los niños pequeños, son pasos importantes para mitigar los riesgos.
Además, es crucial abordar las causas subyacentes del aumento de las temperaturas extremas. El cambio climático está exacerbando la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos como las olas de calor. La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la adopción de medidas de adaptación son esenciales para enfrentar esta creciente amenaza para la salud pública y la seguridad nacional.
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