Gusto bueno bonito y barato
Después del Covid-19, los comensales estamos gastando menos en los restaurantes, al igual que en las propinas para agradecer y calificar el buen servicio
Los restaurantes están entre las víctimas de esta marea roja que nos deja la pandemia y la inflación que amenaza con aplastar a los emprendedores, que todavía se atreven a promover empresas.
Según estudio revelado esta semana por El Diario, después del Covid-19, que se resiste a desaparecer, los comensales estamos gastando menos en los restaurantes, al igual que en las propinas para agradecer y calificar el buen servicio; y las cosas no pintan bien en el inmediato futuro, pues según el reporte de este diario, la oficina del censo indica que sí es notoria la caída en ventas de platos, desde los típicos hasta los especiales y ni se diga de las famosas hamburguesas.
Para marzo de este año, entre bares y restaurantes generaron ventas cercanas a los $93.700 dólares, mientras en noviembre del 2023 esos mismos ingresos pasaron de los $94.000. Una cifra interesante si se tiene en cuenta el dinamismo que cayó en el sector por los temores al contagio del virus, ese que ya reporta 20 variables y sigue sumando víctimas en todo el mundo.
El análisis de la empresa de tecnología Popmenú asegura que todavía hay quien se atreve a salir a cenar, o almorzar fuera de casa, y un 30% de los comensales visita estos sitios, frente al 40% que lo hacía en mayo del 2022; lo curioso es que, para ese año, la amenaza de enfermarse era mayor y más peligrosa que en estos días del 2024.
Como cada plato cuenta, los restauranteros andan cazando clientes con promociones y programas para atraer a los esquivos consumidores, ofreciendo desde planes de fidelización hasta promociones que muevan la rotación de clientela entre las mesas y así poder mantener los empleados.
La esperanza sigue viva, porque hasta el 64% de los encuestados en el pasado mes de abril, decía que sí quisiera seguir visitando estos negocios si pudieran; pero con la inflación, que nada que baja al 2% que es la meta que tiene el banco de la Reserva Federal, FED, pues las personas tienen que pensarlo dos veces antes de meter la mano al bolsillo para pagar la cena que, si se cocina en casa, tiene beneficios también para la economía familiar. ¿o no?
El asunto es más serio si se habla del efecto en lo que ganan estos trabajadores pues no se trata de tacañería, ya que el 38% de los clientes confiesa que las propinas que dejan también son más modestas, sin importar que les ofrezcan calidad, mejor servicio y buena mesa; todo porque están a la caza de algo rico, con buen sabor y no tan costoso.
Como autora, Sofía Villa escribe esta columna a título personal y sus opiniones no representan a Televisa-Univision Inc. donde trabaja como Writer/Producer.