Rolando Díaz se “despide” del cine con Adiós,Cuba

El veterano cineasta cubano revela que su película más reciente, en postproducción, pudiera ser la última—aunque para el prolífico director este adiós pudiera ser un hasta luego

Radicado en España desde 1994,  Díaz es el cineasta cubano formado dentro de la nómina del oficialista Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica (ICAIC) con  mayor producción independiente

Radicado en España desde 1994, Díaz es el cineasta cubano formado dentro de la nómina del oficialista Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica (ICAIC) con mayor producción independiente Crédito: Rolando Díaz y Muak Canarias. | Cortesía

Hace cuarenta años, cuando en 1984 se estrenó en los cines cubanos Los pájaros tirándole a la escopeta, primer largometraje de ficción de Rolando Díaz, comenzaba con esta exitosa comedia —ganadora de 14 premios internacionales, incluidos el Catalina de Oro en el XXIV Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, Colombia, y un Coral del VI Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, Cuba— una de las más sinceras y peculiares aventuras cinematográficas latinoamericanas. Ya en esa fecha había dirigido Redonda y viene en caja cuadrada (1980), un corto sobre la Serie Nacional de béisbol considerado una pieza de culto del cine documental deportivo cubano, y ganado experiencia dentro del equipo del Noticiero ICAIC Latinoamericano bajo la dirección general de Santiago Álvarez—incluido por la Unesco en su lista Memoria del Mundo, donde llegaría a dirigir más de 80 ediciones.

Su formación como documentalista es clave en su singular filmografía singular, un cine de autor apoyado en los recursos documentales, siendo precursor en géneros como el docudrama o incluso el mockumentary, como en Si me comprendieras (1999), mención especial del New York Latin American Film Festival y considerada la primera película independiente cubana: una falsa audición para una película musical con actrices negras que es un extraordinario testimonio del racismo, la crisis del sistema sociopolítico cubano de los noventa y la creciente insatisfacción social en la isla. 

Radicado en España desde 1994, primero en Islas Canarias y luego en Valencia, Rolando Díaz es posiblemente el cineasta cubano formado dentro de la nómina del oficialista Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica (ICAIC) con una mayor producción independiente, picando la claqueta desde esa fecha en más de diez largometrajes financiados independientemente, dentro de los que se destacan Melodrama (1995), La vida según Ofelia (2007), Los caminos de Aissa (2013) ?que recibió ocho candidaturas a los Goya 2014? y Una elefanta sobre la tela de una araña (2022).

Dentro de los más prominentes cineastas cubanos, también es pionero en llevar al celuloide los temas raciales, el machismo, las tensiones intergeneracionales o el drama del envejecimiento y la muerte con un prisma poético, emocional y humorístico. Como un dato curioso, es poco probable que exista un cineasta que haya consistentemente reflejado en su obra la senectud como Rolando Díaz, comenzado con Los pájaros…, pasando por La vida es rosa (1989), El largo viaje de Rústico (1993), coproducción cubano-canaria nominada a los Goya, Cercanía (2004) y terminando con Una elefanta sobre la tela de una araña (2022), cuya protagonista es una lúcida anciana de 109 años. 

Su nueva producción Adiós, Cuba ?quizás ‘la penúltima’, si le creemos a un realizador incansable que tiene el mérito de haber producido una extensa filmografía fuera de Cuba, con escaso presupuesto, sin amparo institucional y sin garantías de exhibirlas a su público natural? se basa en historias reales de cubanos que han abandonado la isla en el éxodo masivo de los últimos años y cuenta con un reparto de formidables jóvenes actores cubanos como Yuliet Cruz, Betiza Bismark, Grisell Monzón y Frank Moreno. La dirección de fotografía es de Alain López y la música original de Edesio Alejandro. Quienes deseen colabora con este empeño, pueden hacerlo a través del crowdfunding que sus realizadores han creado con ese efecto.

Desde Islas Canarias, a donde tuvo que trasladarse en medio de la filmación de Adiós, Cuba, para dictar un laboratorio de cine, Rolando Díaz explicó su proyecto y habló sobre su carrera.

Este año se cumplen 40 años de tu debut en el cine con Los pájaros tirándole a la escopeta (1984), que es quizás tu película más emblemática y recordada. ¿Cuál fue el mayor reto y la mayor satisfacción de esa ópera prima? 

Los pájaros tirándole a la escopeta para mí es una película fundamental, sería un ingrato si la olvidara, fue mi ópera prima, y es una mentira decir que uno rechaza el éxito. Los pájaros fue un éxito, no creo que sea mi mejor película en términos cinematográficos, pero me dio muchísimas satisfacciones, es una película a la que le tengo mucho cariño. La rodé en condiciones de grupo y equipo maravilloso, nunca olvidaré eso. Por otro lado, ganó muchos premios y reconocimientos, incluso en Londres, Europa, África, en América, sobre todo en América Latina… y eso reconforta. Es una película inolvidable, lo tengo clarísimo y ocupa un lugar en mi corazón.

El mayor reto que tuve fue dirigir a actores encumbrados, en lo que para mí era mi primera película. Eso fue lo más complejo. Dirigir a Reinaldo Miravalles, que es un monstruo de la interpretación internacional, dirigir a Consuelo Vidal que hacía tiempo que no hacía cine, pero estaba encantada de hacer la película… y dirigir a Silvia Plana, una actriz con una trayectoria descomunal. Eso fue todo un reto. Incluso, tengo anécdotas curiosas… sobre todo con Miravalles, que tenía la desconfianza de ponerse en las manos de un director joven. Pero todo terminó bien, Reinaldo continuó siendo un gran amigo mío en el plano personal. El resto una maravilla: Paulito Martínez como director de fotografía un encanto; y el resto del equipo, no me quiero olvidar de nadie: Mayra Vilasís, mi ayudante y Germinal Hernández en el sonido… que ya han fallecido… Una película muy linda rodeada de gente muy linda. Me siento muy feliz de haberla hecho, causó un gran impacto en mí sinceramente y siempre le estaré agradecido.

Rolando Díaz (der.) junto al director de fotografía Alain López durante el rodaje de Adiós, Cuba en Valencia, España. Foto: Cortesía de Rolando Díaz y Muak Canaria

¿Qué crees que aportará Adiós, Cuba a tu filmografía? ¿Qué esperas transmitirle al espectador? 

Adiós, Cuba es una película que sale del corazón, inspirada en el último éxodo en el que han salido de la isla más de 600 mil cubanos en apenas dos años. La isla está en una situación crítica, más allá de la ideología, aunque a causa de ella, siempre hay que decirlo. Es una película que intenta relatar el sentimiento de las personas que le hemos dicho adiós a Cuba y nos hemos visto obligados a vivir fuera del país. No distingue entre quienes regresaron, incluso, hay un personaje que no soportó vivir fuera y regresó; en realidad tiene que ver con la mayoría de las personas que salieron de una manera, digamos, excepcional, pero que representan a todos los cubanos que se han ido.

Cuando digo excepcional, digo que habrá personas que se han ido de Cuba en condiciones muy difíciles, muy complejas, sobre eso va la trama. No es un documental, por lo tanto, esos testimonios son la materia prima que utiliza una directora de teatro para hacer una obra homónima. Esa obra es el elemento motor de la película. Ella, con dos actores, intenta llevar adelante la película, tropieza con muchísimas cosas, sobre todo con su soberbia, con su pasión, con su deseo de cumplir. Tengo la tremenda suerte de contar con la actriz Yuliet Cruz en el protagónico, y con Betiza Bismark, Grisell Monzón y Frank Moreno. Estoy muy contento con mi reparto. Es una película de ficción que tiene elementos documental muy importantes. Es la historia de todos los que nos hemos ido. Aunque me refiero a un éxodo más reciente. Hay un solo caso de los 90, el resto son más contemporáneos. Sin duda es un homenaje a todos los que nos hemos ido.

¿De qué manera se inserta Adiós, Cuba en tu filmografía? 

Creo que Adiós, Cuba es una buena despedida del cine para mí. Cumplo 77 años en agosto, me siento bien, creo que estoy fuerte para esta edad, pero uno nunca sabe… ya estás en edad de peligro. Si fuera la última está bien, estoy feliz. Tengo en proyecto una comedia que está avanzando, que creo mucho en ella también, creo que es muy simpática, y verdaderamente me gustaría poder hacer una comedia donde me pueda reír de muchísimas cosas que me quiero reír, y que también tiene el tema de Cuba y de España, y tiene que ver con todos los que nos hemos ido de la isla también, pero ya como pura ficción y en plan comedia. En Adiós, Cuba la gente podrá reírse en algún momento, sin duda, pero es una película más dura. Esta es una película que tengo muchas ganas de hacer y espero que signifique mucho para mí. Lo que va a pasar con la película es muy difícil de prever. Nosotros estamos poniendo el amor más grande del mundo, pero el cine es una sorpresa. Es un tema intenso, voy a intentar de que vaya más allá de Cuba, de los cubanos, aunque esté dedicada y dirigida a ellos en primer lugar. Mi ambición, la ambición de un artista es que su obra sea más universal—de un cineasta diría yo, que es lo que me considero, artista es una palabra muy seria.

¿Qué tres películas tuyas crees que no debe perderse un espectador? 

Creo que un espectador que se interese por mi cine debe ver Los pájaros tirándole a la escopeta, sobre todo antes de que desaparezca, no sé en qué condiciones estén los negativos y las copias de nuestras películas… no tengo información de si todavía están en condiciones para exhibirse. Por ahí andan algunas copias en DVD quizás. Me gustaría que la gente viera Los pájaros, que la conocieran como película inicial. Después para mí es inolvidable Si me comprendieras, una película que significó un parteaguas, luego Melodrama, que como la anterior estuvo censurada en Cuba, sufrió mucho pero le fue bien, es una comedia que me gusta muchísimo. He dicho tres pero a mí me interesan mucho las que yo llamo la trilogía de la tristeza que hice luego de la muerte de mi esposa Ileana: Los caminos de Aissa, Dossier de ausencias y Una elefanta sobre la tela de una araña

Has realizado una obra fílmica desde hace treinta años afincado desde la diáspora, como cubano-español: ¿quién es tu público meta? ¿Ha tenido algún impacto estético producir para un público más internacional y acceder a tu público natural de manera indirecta o más accidentada? 

Ya he hecho más películas fuera de Cuba que dentro, ese es un dato interesante. En esta etapa de las plataformas, el cine pequeño, el cine no industrial, que no tiene el apoyo de Hollywood o nacional, tiene muchas dificultades para llegar a las grandes pantallas, por lo que son las plataformas de streaming el destino más interesante donde proyectar tu película. Pero también depende de qué película y de qué espacios. Todas las películas no pueden escribirse de la misma manera, cada una tiene un público diferente y tratamientos diferentes.

Mis películas se han distribuido básicamente por plataformas, a veces en cine, a veces en tv; se han exhibido en festivales; las han comprado diversos países… En el caso de Adiós, Cuba, tengo un objetivo inicial que es la comunidad cubana, tanto en el exterior como en el interior. Quiero que puedan ver esa película, el énfasis no está en la película, sino en las emociones. Digamos que inevitablemente es una película política pero no es una película de consignas políticas. Es una película de sentimientos y pasiones. El destino que tenga no lo sabemos, pienso que pueden ser las plataformas las que aporten el espacio para que nuestro cine pueda ser exhibido.   

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