Sigue la lluvia de demandas a favor y en contra de la tasa de congestión en Manhattan
Ambientalistas siguen "chocando" con grupos de la clase trabajadora por el polémico peaje de $15 por transitar al sur de la calle 60
Luego de nuevas demandas judiciales presentadas la semana pasada, para que se aplique la “tasa de congestión”, que no es más que un peaje de $15 a los vehículos que se desplacen durante el día al sur de la calle 60 de Manhattan, ahora se esperan para esta semana protestas para presionar que se aplique este recargo que debió haberse cobrado desde el pasado 30 de junio.
Al mismo tiempo, grupos de taxistas y trabajadores de estados vecinos siguen llamando a la gobernadora Kathy Hochul para que elimine por completo esa posibilidad, que es interpretada por estos grupos como un “golpe al bolsillo” a los más pobres.
El jueves pasado, dos demandas contra la autoridad estatal fueron presentadas por Sierra Club, la Alianza de Justicia Ambiental de la Ciudad de Nueva York y Riders Alliance, un grupo de defensa del transporte público, con el apoyo del contralor municipal Brad Lander.
El argumento de los demandantes es que “la Ley del Clima exige que Nueva York cumpla con los mandatos para reducir las emisiones de combustibles fósiles, lo cual de paso a una disminución del 85 por ciento en los gases de efecto invernadero para 2050”.
Una gran parte del plan del Estado, para reducir esas emisiones, incluía el programa de precios de congestión para reducir la cantidad de automóviles en las partes más concurridas de Manhattan y, al mismo tiempo, reducir la contaminación del aire.
A la vez, esos ingresos serían utilizados para optimizar los servicios de transporte público, especialmente la modernización del Subway.
Lander dijo que cree que un juez podría comenzar a revisar las demandas tan pronto como en septiembre.
Freno a las inversiones
El otro elemento incendiario de esta controversia, es que la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) anunció que puso en pausa la inversión $16,5 mil millones en mejoras planificadas, como comprar nuevos vagones de metro, modernas locomotoras para los trenes de Long Island y Metro-North, lo que reduciría las emisiones contaminantes y actualizaría todo el sistema.
Hasta la fecha, se han acumulado once demandas separadas para que se retome la aplicación de esta medida, que el gobierno estatal de Nueva York puso en pausa con la idea de “proteger a los trabajadores neoyorquinos”.
Ante las querellas judiciales y la ola de protestas ambientalistas que se avecinan, voceros de la oficina de Hochul indicaron a medios locales que “grupos que intentan utilizar el sistema judicial, como arma para ganar puntos políticos, mientras que la gobernadora sigue centrada en lo que importa: financiar el transporte público, reducir la congestión y proteger a los trabajadores neoyorquinos”.
Taxistas se oponen
Por el contrario, la Alianza de Trabajadores de Taxis de Nueva York (NYTWA) en un comunicado exhortó a la gobernadora a detener “para siempre” este peaje y que se cobren más impuestos a los ricos, no a los pobres, para pagar los déficits presupuestarios de la MTA.
“Una y otra vez, han dependido de los dólares ganados con tanto esfuerzo por los taxistas, para llenar sus arcas, incluso mediante la implementación en 2019, del primer impuesto de la MTA, en viajes en taxi, en un momento en que estamos viendo un momento devastador en la vida de los conductores amarillos, verdes, libres y Uber de Nueva York. Cuyos choferes hasta se han suicidado”, reforzó el gremio de conductores.
Con base a una encuesta del grupo Siena, 72% de los suburbios de Nueva York se oponían a los precios de congestión. En todo el estado, el número es menor, pero sigue siendo una mayoría, incluido el 54% de los demócratas.
Otro de los criterios de los grupos que contrarían que se aplique la tarifa de congestión, es que aparentemente será una carga para los trabajadores que transportan mercancía a Manhattan, y automáticamente, aumentará los precios de los productos básicos, que se transportan a la Gran Manzana.
El plan ha generado demandas de pequeñas empresas y del estado Nueva Jersey, que exigen evaluaciones ambientales, más exhaustivas antes de que el plan avance.
Otros también alegan que el ya caótico Subway de Nueva York, se saturará mucho más al aumentar el número de usuarios.
“Esos supuestos ambientalistas, no están pensando en el aire, están pensando en los contratos que están detrás de las corporaciones que ellos defienden a escondidas. Imagínate que nosotros los taxistas tengamos que pagar $15 solamente para ir al midtown de Manhattan. Eso es ridículo”, opinó el dominicano Lorenzo Martínez, uno de los cientos taxistas “amarillos”.
El dato:
- 100,000 vehículos menos ingresarían a la llamada “Zona de Alivio de la Congestión”, cada día, lo que resultará en menos tráfico y aire más limpio