Crece el temor por represalias tras explosiones de bíperes y walkie-talkies en Líbano
Tras explotación de cientos de localizadores y de varios walkie-talkies en Líbano ¿Cómo reaccionará Hezbolá? ¿Existe riesgo de escalada entre Israel y Líbano?
Más de una decena de fallecidos y alrededor de 2,800 heridos, muchos de la milicia de Hezbolá, fue el resultado de la explosión masiva simultánea de cientos de bíperes en varios lugares el 17 de septiembre en Líbano.
Hezbolá utilizaba los llamados localizadores o buscas porque, a diferencia de los teléfonos móviles, no son ubicables. Es posible, según algunos medios de comunicación, que Israel haya interceptado los de la marca Gold Apollo y los haya equipado con explosivos.
Dichos dispositivos manipulados fueron luego entregados a Hezbolá y detonados. Hezbolá, al igual que su aliado Irán, culpan a Israel de las explosiones.
Este miércoles, un día después de la explosión de bíperes, se produjo otra ola de detonaciones, pero con “walkie-talkies”, en la que también hubo fallecidos y heridos, confirmaron la agencia de noticias libanesa Ani y las autoridades del país.
¿Acciones israelíes?
Israel aún no ha se ha declarado oficialmente responsable. Sin embargo, las detonaciones tuvieron lugar en el contexto del enfrentamiento entre Israel y Hezbolá desde el 7 de octubre de 2023, cuando militantes islamistas de Hamás, organización clasificada de terrorista en Alemania, la UE, EE.UU. y otros países, atacó territorio israelí, matando a unas 1,200 personas y tomando alrededor de 250 rehenes.
En solidaridad con Hamás, Hezbolá bombardeó la zona fronteriza en el norte de Israel. Como resultado, más de 60,000 israelíes abandonaron sus hogares, y unas 110,000 personas del lado libanés tuvieron que huir a otras partes del país.
Los medios israelíes asumen que Israel es responsable de las explosiones con bíperes y “walkie-talkies”.
Según el periódico Haaretz, la decisión de detonar los buscas se tomó con muy poca antelación, porque aparentemente dos milicias de Hezbolá se percataron de que los dispositivos estaban manipulados.
Fue evidente que “las unidades operativas de Hezbolá fueron gravemente dañadas y completamente perforadas”, según el diario, donde también se puede leer que “esto aumenta la sensación de inseguridad dentro de la organización y es probable que socave su sistema de mando y control en un futuro próximo”.
Diplomacia fallida
“Ante un conflicto no resuelto y que probablemente se está ampliando, la acción debería signalizar a Hezbolá que Israel ya ve la situación actual como una guerra abierta. Y la voluntad hacia la escalada es parte de esta guerra.
No se trata simplemente de aprovechar una oportunidad operativa, sino que Israel está demostrando que tomará todas las medidas posibles para limitar la capacidad de combate de Hezbolá”, dice Gil Murciano, director ejecutivo del Instituto israelí de Política Exterior Regional (Mitvim).
Según Ronnie Chatah, administrador y periodista en Beirut del sitio web The Beyruth Banyan, las milicias se abstendrán de tomar represalias a gran escala, a pesar de las víctimas civiles y del gran sufrimiento humano.
“Después del 7 de octubre, todas las partes temen volver a un escenario como el de julio de 2006 (N. de la R.: en ese momento, Israel y Hezbolá estuvieron en guerra durante mes) o la guerra del Líbano de 1982”. “Hezbolá no hará nada que pueda ampliar aún más la guerra”, opina.
Papel de Estados Unidos
Las explosiones tuvieron lugar durante la visita de Amos Hochstein, asesor político del presidente estadounidense, quien mantuvo conversaciones, a principios de semana, con con el presidente israelí, Isaac Herzog, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, para evitar una guerra inminente entre Israel y Hezbolá libanés.
El objetivo era convencer a los dirigentes israelíes de que no lanzaran una operación militar a gran escala contra Hezbolá. Luego Hochstein se reuniría con representantes del Gobierno libanés que, a su vez, se habría coordinado con Hezbolá.
Al parecer, Hochstein no sabía nada sobre el plan con los bíperes. Sin embargo, el ministro de Defensa de Israel, Gallant, habría informado a su homólogo estadounidense, Lloyd Austin, sobre un ataque inminente, pero sin dar ningún detalle.
“El ataque expuso la debilidad de Hezbolá”
La acción no supone ninguna tensión para las relaciones entre Israel y Estados Unidos, dice Gil Murciano. Sin embargo, Estados Unidos tiene un problema, sugiere, por su parte, Ronnie Chatah.
“No hay representantes ni políticos que puedan poner fin al conflicto de una manera que beneficie al país. Ninguno de estos políticos es capaz de persuadir a Hezbolá para que ceda. Por el lado contrario, tengo la impresión de que los israelíes no siempre tienen en cuenta los asuntos estadounidenses”.
Según el diario Haaretz, “el ataque, atribuido a Israel, expuso la debilidad de Hezbolá y humilló a sus líderes“, y “este no es el tipo de incidente que conduce a un final pacífico en Oriente Medio”.
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