Solo 50 pilotos tienen permiso para aterrizar en este aeropuerto

El aeropuerto de Paro en Bhután es uno de los más desafiantes del mundo debido a su ubicación montañosa y las condiciones extremas de vuelo

Aeropuerto Internacional de Paro

Este aeropuerto está rodeado de montañas, lo que se convierte en un gran desafío para los pilotos. Crédito: Shutterstock

En lo profundo del Himalaya, el pequeño reino de Bután esconde uno de los aeropuertos más fascinantes y desafiantes del mundo: el Aeropuerto Internacional de Paro (PBH).

Rodeado de montañas imponentes y situado a más de 2,200 metros sobre el nivel del mar, aterrizar en este aeropuerto no es tarea sencilla. De hecho, solo unos pocos pilotos en el mundo están certificados para realizar este complicado aterrizaje.

La experiencia de volar a Bután no solo es una prueba de habilidad técnica, sino que también es una ventana a la majestuosidad del paisaje montañoso que rodea este misterioso reino himalayo.

Una maniobra de precisión extrema para aterrizar en este aeropuerto

A diferencia de otros aeropuertos internacionales, donde las aproximaciones son mayormente automáticas, el aterrizaje en Paro se realiza manualmente. El capitán Chimi Dorji, quien ha volado para la aerolínea nacional Druk Air durante 25 años, asegura que, aunque el aterrizaje es “difícil, no es peligroso”. Este reto lo convierte en un destino muy deseado para los entusiastas de la aviación, ya que el vuelo hacia Paro pone a prueba tanto los nervios como la destreza de los pilotos.

La clave de este reto está en el paisaje. Con picos de hasta 18,000 pies rodeando la pista y una longitud de apenas 2,250 metros, la aproximación a Paro exige que los pilotos conozcan cada rincón de su entorno. Sin radar disponible para guiar la maniobra, deben confiar en su conocimiento visual de la zona y sus habilidades para maniobrar en las estrechas zonas montañosas. Un error, por mínimo que sea, podría tener graves consecuencias, como lo explica Dorji, que señala que aterrizar con una desviación de apenas un centímetro podría significar impactar con una vivienda cercana.

Además, Paro es un aeropuerto de categoría C, lo que significa que los pilotos deben someterse a una rigurosa formación especializada para poder volar allí. Este tipo de entrenamiento no solo se enfoca en maniobras complejas de aterrizaje, sino también en el conocimiento profundo de las condiciones climáticas locales y cómo varían según la estación.

El territorio de Bután, que se encuentra entre China e India, es más de un 97% montañoso, lo que complica aún más el vuelo. La ciudad capital, Thimpu, se encuentra a 2,350 metros sobre el nivel del mar, mientras que Paro, aunque ligeramente más baja, se sitúa a 2,250 metros. A esa altitud, el aire es considerablemente más fino, lo que obliga a los aviones a volar más rápido para compensar la falta de densidad en el aire. Esto requiere que los pilotos ajusten sus técnicas y comprendan cómo la altitud afecta al rendimiento del avión.

Las condiciones climáticas: Factor determinante para la seguridad de aterrizar en este aeropuerto de Bután

Otro de los grandes desafíos a la hora de aterrizar o despegar en Paro es el clima. Las autoridades aeroportuarias prefieren que los vuelos lleguen antes del mediodía, cuando las condiciones meteorológicas son más tranquilas. Por las tardes, los vientos anabáticos y catabáticos comienzan a dominar el valle, lo que hace que los aterrizajes sean mucho más arriesgados.

Durante la temporada de monzones, entre junio y agosto, las tormentas eléctricas y el granizo se suman a las ya difíciles condiciones. Dorji explica que los pilotos de Druk Air son entrenados para evaluar cuidadosamente si es seguro volar en esas circunstancias. De hecho, uno de los pilares de la formación es saber cuándo no volar. La seguridad es la prioridad, y en Paro, tomar la decisión correcta puede marcar la diferencia.

A pesar de los desafíos, la industria de la aviación en Bután está creciendo. Druk Air, la aerolínea nacional, fue fundada en 1981 y, aunque relativamente joven en comparación con gigantes de la aviación como KLM o Delta, ha desempeñado un papel crucial en el desarrollo de la conectividad aérea en el país. Actualmente, Bután cuenta con alrededor de 50 pilotos con licencia, pero se espera que ese número aumente en los próximos años a medida que se expanda la formación de nuevos pilotos locales.

Uno de los proyectos más ambiciosos es la expansión del aeropuerto de Gelephu, en el sur de este país, cerca de la frontera con India. A diferencia de Paro, Gelephu se encuentra en una región más plana, lo que permitirá la construcción de una pista más larga que pueda recibir aviones jumbo. Esta expansión abrirá la puerta a vuelos directos desde destinos lejanos como Norteamérica, Europa y el Medio Oriente, impulsando aún más el turismo y el comercio en Bhután.

Con la expansión de la aviación en Bhután, también ha surgido un interés por formar más pilotos locales en lugar de depender exclusivamente de la contratación de extranjeros. Dorji, quien además de ser piloto es instructor, destaca la importancia de formar a la nueva generación de aviadores bhutaneses. En su opinión, la industria de la aviación en Bhután tiene el potencial de duplicar su número de pilotos en los próximos años.

A medida que Bhután se abre al mundo, su industria de la aviación sigue siendo un testimonio de la dedicación y habilidad de su gente. El aeropuerto de Paro seguirá siendo uno de los destinos más desafiantes para cualquier piloto, pero con la expansión de Gelephu y la formación de nuevos aviadores, el futuro de la aviación en este pequeño reino montañoso parece más brillante que nunca.

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