DeSantis amenaza con demanda: pero no puede callar a las latinas: La Enmienda 4 es nuestra respuesta
Esta enmienda busca restablecer el acceso al aborto
La historia a menudo se repite, y los últimos acontecimientos en Florida parecen seguir un patrón ya visto en décadas pasadas.
La administración del gobernador de Florida, Ron DeSantis ha servido como un foco para el resurgimiento de políticas extremas que amenazan los derechos de las mujeres, particularmente en el contexto del aborto.
La reciente Enmienda 4 se presenta como una oportunidad crucial para revertir el daño y restaurar la autonomía de las mujeres para tomar decisiones sobre su salud y sus propios cuerpos.
Sin embargo, DeSantis parece estar decidido a despojar a las mujeres de esta libertad.
En estas elecciones presidenciales, vemos cómo el gobierno de Florida está utilizando fondos públicos para reprimir a los votantes y nuestro derecho a votar por lo que entendemos es mejor para nuestras vidas.
Esto no es una práctica nueva de intimidación.
Desde hace décadas, se ha argumentado que la autonomía reproductiva es un pilar esencial en la lucha por los derechos humanos. En Latinoamérica están avanzando mientras que en Estados Unidos vamos retrocediendo.
Los esfuerzos de DeSantis por silenciar los anuncios de televisión a favor de la Enmienda 4 son una clara indicación de que está dispuesto a utilizar todo su poder para censurar las voces que abogan por el derecho a decidir.
No se trata sólo de políticas, se trata de vidas, comunidades y el futuro de la democracia en nuestro estado. Los datos son claros.
La Enmienda 4 cuenta con un amplio respaldo de diversos grupos en Florida.
El 66% de los hispanos la apoya, destacando el papel clave de esta comunidad. Además, el 62% de los votantes jóvenes (18-49 años) está a favor, lo que refleja una fuerte movilización generacional.
DeSantis, enfrentando esta presión pública, ha respondido con tácticas visibles de censura y represión.
Esta enmienda busca restablecer el acceso al aborto, porque aborda un aspecto fundamental: cada mujer tiene el derecho de decidir sobre su propio futuro. Esta no es una cuestión que debe ser determinada por políticos en un despacho, sino una decisión que le corresponde a cada mujer, su familia y a su médico.
Votar “sí” en la Enmienda 4 es un acto de empoderamiento y resistencia contra el autoritarismo.
No podemos ignorar que muchas mujeres inmigrantes están luchando por sus derechos que han sido silenciados por la administración de DeSantis.
Con sus políticas actuales, las mujeres inmigrantes enfrentan una doble carga: la lucha por sus derechos y la opresión del sistema que las ignora.
Votar en apoyo de la Enmienda 4 es una forma de alzar la voz por las que no pueden hacerlo. Al mirar hacia atrás en la historia, los cambios significativos suelen surgir de momentos difíciles.
Las mujeres han luchado y continuarán luchando por sus derechos. Las decisiones legales y morales no deben estar en manos de quienes buscan controlar en lugar de proteger.
La Enmienda 4 es un movimiento hacia la justicia, hacia la igualdad, y hacia el reconocimiento de que los derechos humanos, incluidos los de las mujeres, son innegociables.
En este punto crítico, se hace un llamado a quienes desean un cambio real. La lucha por los derechos de las mujeres es una lucha por todos.
Tenemos una herramienta en nuestras manos para hacer oír nuestras voces y asegurar que el bienestar de las mujeres en Florida sea una prioridad y no un tema de debate.
La historia no recuerda a los que permanecieron en silencio. Recordemos esto al dirigirnos a las urnas.
Dejemos claro que las vidas de las mujeres son valiosas y que sus decisiones deben prevalecer.
Las mujeres inmigrantes, las mujeres de color, y aquellas de comunidades vulnerables son las más afectadas por este extremismo. Sus voces ya están siendo silenciadas.
La política de DeSantis es un testimonio de desesperación. Sabe que su futuro político depende de callar a quienes se oponen a sus dogmas.
Cada restricción que impone es un intento de borrar la autonomía de las mujeres, especialmente aquellas que son inmigrantes y cuyos derechos ya están vulnerados.
¿Vamos a permitir que la política decida por nosotros? ¡No! Porque decidir es un derecho, no un privilegio.
Lupe M. Rodríguez, Executive Director, National Latina Institute for Reproductive Justice