Trump pone a prueba lealtad de republicanos con polémicas apuestas para su gabinete

Donald Trump ha puesto a sus senadores en una posición incómoda, ya que de ellos dependen confirmar a sus nominados Robert F. Kennedy Jr. y Matt Gaetz

Trump tiene un plan "B", que sería forzar al Senado a declararse en receso para nombrar a los integrantes de su gabinete como "interinos".

Trump tiene un plan "B", que sería forzar al Senado a declararse en receso para nombrar a los integrantes de su gabinete como "interinos". Crédito: Alex Brandon | AP

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, puso a prueba la lealtad de los senadores del Partido Republicano al proponer en su gabinete a personajes polémico como Robert F. Kennedy Jr., una figura antivacunas, para secretario de la Salud y al congresista Matt Gaetz como fiscal general.

El magnate neoyorquino ha puesto a sus senadores en una posición incómoda, de ellos depende confirmar a sus nominados para que asuman el cargo, pero si lo rechazan, el republicano recién elegido podría castigarlos y movilizar a la base del partido en contra, algo que les podría costar sus escaños, como ya hizo anteriormente.

Trump valora demasiado la lealtad por encima de todo y, en este segundo gobierno, no quiere caer de nuevo los problemas a los que se tuvo que enfrentar a su primera llegada a la Casa Blanca, cuando dedicó grandes esfuerzos a lograr que sus candidatos fueran aprobados por el Senado.

En esta ocasión el republicano considera que cuenta con una administración especial del pueblo norteamericano para sacar adelante su agenda política, asimismo, de garantizar una mayoría republicana en todo el Congreso, no solo ganó el voto del Colegio Electoral, sino el popular, que no logró en el año 2016.

“Siempre es bonito ganar”, afirmó Trump en Washington antes los republicanos en la Cámara de Representantes, a quienes insistió a mantenerse firmes con él.

“Trump tiene un plan, una misión y objetivos, y debemos apoyarle completamente, palabra por palabra”, afirmó el congresista Troy E. Nehls tras escuchar al expresidente.

“Si dice ‘salta tres metros y ráscate la cabeza’, todos saltamos tres metros y nos rascamos la cabeza. Así de simple”, agregó enfático.

¿Sometimiento?

No obstante, tras bastidores, algunos republicanos han dado a conocer su frustración con la exigencia de la lealtad impuesta por el presidente electo. “Quiere someternos”, apuntó un legislador de la Cámara de Representantes a The Washington Post en condición de anonimato.

En este momento, no ha habido críticas públicas, pero algunos senadores confesaron haberse sorprendido por la elección de Gaetz como fiscal general.

“Me sentí sorprendida”, expresó Susan Collins, republicana por el estado de Maine, quien ha roto filas con su partido previamente. En compañía de Lisa Murkowski, de Alaska, y Mitt Romney, de Utah, los dos con posturas por lo general alejadas de la línea oficial, el trío podría complicar las cosas para Trump.

Gaetz es una persona especialmente impopular en el Capitolio por el papel que desempeñó en la destitución de Kevin McCarthy como presidente de la Cámara y además, por su controvertido historial, que incluye una investigación federal sobre supuestas relaciones sexuales con una menor, que fue cerrada sin cargos.

En este sentido, el nombramiento que enfrenta obstáculos es la de Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud, aun cuando es una figura antivacunas.

Kennedy Jr. es conocido por expandir teorías conspirativas sobre las vacunas, incluyendo la falsa creencia de que causan autismo. Pero, lo que realmente genera rechazo dentro del Partido Republicano es su opinión sobre el aborto, ya que hace poco dijo que debía ser legal hasta el punto de visibilidad fetal, que generalmente es entre las 24 y 28 semanas de embarazo.

Por su parte, el expresidente de Trump en su primer gobierno, Mike Pence, publicó el viernes un comunicado en el que urgía al Senado a negar la nominación de Kennedy Jr. por sus posturas sobre el aborto, lo que podría influir en algunos de los legisladores.

Para ser darles luz verde, los aspirantes de Trump necesitan una mayoría simple de 51 votos. Desde enero, los republicanos controlarán 53 escaños, y J.D. Vance, como vicepresidente, liderará el Senado y podría desempatar en el caso de que se vea obligado a hacerlo, por lo que el presidente electo solo puede permitirse tres deserciones.

Plan “B”

Por si el plan “A” le falla a Trump, él ya tiene en mente un plan “B”, que sería forzar al Senado a declararse en receso para nombrar a los integrantes de su gabinete como “interinos”, de manera que podrían estar en el puesto máximo de dos años sin la confirmación oficial.

La estrategia, no obstante, no es popular entre los mismos republicanos, ya que supondría renunciar al mayor poder del Senado, confirmar o rechazar a los nominados por el presidente.

A pesar de esto, el senador por Dakota del Sur y nuevo líder de la mayoría, John Thune, se ha mostrado abierto a evaluarla, pero, ha alertado que será complicado, puesto que declarar el receso necesitaría el respaldo de la mayoría de los senadores, un respaldo que por los momentos aparenta ser incierto.

En concreto, un laberinto de reglas que Trump trata de sortear con mayor destreza que en su primera administración, pero que su solución sigue estando en manos de una lealtad ciega que no se encuentra del todo garantizada.

Con información de EFE y Beatriz Pascual Macías

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