¿Qué hizo el ganador de los $1,300 millones del Powerball con su dinero a un año de haber obtenido el premio?
Charlie Saephan, un inmigrante originario de Laos, ganó el Powerball. Actualmente, vive con humildad, luchando contra el cáncer y ayuda a su comunidad

A pesar de convertirse en multimillonario de la noche a la mañana, su enfoque no ha sido el derroche con su premio del Powerball. Crédito: Jenny Kane | AP
Hace exactamente un año, la vida de Cheng “Charlie” Saephan cambió de manera radical. Desde su hogar en Portland, Oregon, se convirtió en el afortunado ganador de un premio de Powerball que alcanzó los $1,300 millones de dólares. Esta cifra lo posicionó como el mayor ganador de la historia de Oregon y el cuarto más grande en la historia del Powerball a nivel nacional.
Lo que prometía ser un cuento de hadas lleno de lujos y extravagancias tomó un rumbo distinto. En lugar de alejarse de su realidad, Charlie eligió mantenerse firme en sus valores: la familia, la salud y la comunidad.
Compartir la fortuna obtenida en el Powerball, una decisión inmediata
De acuerdo con la estación local KATU, Charlie tomó desde el inicio una decisión poco común: compartir el premio con su esposa y con un amigo cercano, quien había colaborado en la compra del boleto. Esta elección marcó el tono de lo que vendría después. Nada de mansiones en islas privadas, ni autos deportivos de lujo. Su enfoque fue más humano y práctico.
“Ya no me preocupa el dinero. Tengo a mi familia bien organizada”, afirmó en una reciente entrevista. Para Charlie, la prioridad no fue el dinero, sino lo que podía hacer con él.
Una batalla silenciosa: el cáncer
En medio del torbellino mediático que siguió al anuncio de su premio, Charlie enfrentaba una lucha personal mucho más dura: el cáncer. En el último año, ha pasado por 2 cirugías y múltiples tratamientos, enfocando la mayor parte de su energía en mejorar su salud.
Lejos de grandes viajes o compras impulsivas, ha pasado la mayor parte del tiempo en la zona de Portland, acompañado por su familia y atendiendo su tratamiento médico. Solo realizó una breve escapada a Las Vegas junto a algunos amigos, más como una forma de distracción que de celebración desmedida.

Inversiones con sentido: bienes raíces y pequeños negocios
Consciente del poder transformador de su fortuna, Charlie eligió invertir en su comunidad. Adquirió varias propiedades en la zona este de Portland, en un esfuerzo por promover la estabilidad habitacional y el desarrollo urbano. No lo hizo por especulación, sino por convicción.
Además, destinó parte de su dinero al apoyo económico de varios restaurantes tailandeses locales. Estos pequeños negocios, muchos de ellos dirigidos por inmigrantes, forman parte del tejido cultural de Portland. Con sus aportes, Charlie busca que no solo él, sino otros también prosperen.
Aunque nunca buscó ser una figura pública, su historia no pasó desapercibida. En una ocasión, mientras asistía a un partido de los Portland Trail Blazers, una mujer se le acercó con una sonrisa y una cerveza en la mano. “Hola, ¿cómo estás?”, le dijo. Al notar su sorpresa, agregó: “Te vi en las noticias. Te pareces al tipo que ganó la lotería”.
Este tipo de encuentros se han vuelto comunes para Saephan, pero no han alterado su forma de ser. Continúa caminando por su vecindario, saluda a sus vecinos, y mantiene una rutina que no dista mucho de la que llevaba antes de ganar la lotería.
Rutina familiar y vida sencilla
A pesar de los millones en su cuenta bancaria, Charlie conserva una vida sencilla. Está presente en casa cuando sus hijos regresan de la escuela, comparte cenas familiares y disfruta de los momentos tranquilos. Su fortuna no lo ha alejado de sus raíces, sino que lo ha acercado más a lo que realmente considera importante.
“No se trata de cuánto tienes, sino de cómo lo usas”, comentó en una charla con medios locales. Esta visión ha resonado en muchas personas que siguen su historia y que ven en él un ejemplo poco común entre los ganadores de premios millonarios.
Paradójicamente, Charlie no ha dejado de jugar a la lotería. Cada semana compra boletos de Powerball y Megabucks, manteniendo vivo el ritual que un día le cambió la vida. No lo hace por necesidad, sino por costumbre, casi como una forma de recordar que la suerte, cuando llega, debe encontrarte con los pies en la tierra.
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