Angelo Becciu, el cardenal que fue expulsado por el papa Francisco y ahora quiere ser parte del cónclave

En 2023 fue condenado a a 5 años y medio por el delito de fraude fiscal, abuso de poder e irregularidades financieras

En 2020 el papa Francisco lo despojó de sus derechos por fraude fiscal

En 2020 el papa Francisco lo despojó de sus derechos por fraude fiscal Crédito: Andrew Medichini | AP

El Vaticano vuelve a entrar una nueva polémica relacionada con el cónclave, se trata de Angelo Becciu, un cardenal italiano que el propio papa Francisco, que falleció este lunes, destituyó de forma radical y le despojó de sus derechos como purpurado al estar envuelto en un proceso de fraude.

El caso del cardenal Becciu data del 2020, después del caso que le dio la vuelta al mundo, y fue condenado a 5 años y medio por el delito de fraude fiscal, lo que significó un proceso inédito dentro del Vaticano.

Sin embargo, el cardenal italiano ha vuelto a ser polémica al insistir en su participación en el proceso cónclave para la elección del nuevo papa, pese a que el Vaticano lo cuenta oficialmente como cardenal no elector en sus estadísticas, existe la posibilidad que se salte todas las restricciones y participe en la elección del nuevo papa.

La oficina de prensa del Vaticano informó que todos los cardenales, incluido Becciu pueden asistir a las congregaciones preparatorias, pero su participación en el cónclave es otro asunto del cual se desconoce la decisión final.

Delitos, escándalo y condena de Becciu

Angelo Becciu es un cardenal italiano de 76 años que en 2023 que fue condenado formalmente a 5 años y 6 meses de cárcel por delitos financieros, siendo el primer religioso con ese rango en ser juzgado por un tribunal penal del Vaticano, pero 3 años antes, pero antes, en 2020, Francisco lo despojó de sus “derechos asociados al cardenalato” al revelarse el escándalo.

La polémica inició con la compra fraudulenta de un edificio, antigua sede de las galerías Harrods, en el exclusivo barrio londinense de Chelsea, en Sloane Avenue, lo que generó un hoyo en las cuentas vaticanas de 139 millones de euros que levantaron las sospechas contra el cardenal. 

La situación sacó a relucir una serie de comportamientos corruptos en el entorno de Becciu que llegaron a afectar el prestigio de la Santa Sede y que fueron parte de los problemas que llevaron a la dimisión de Benedicto XVI.

Durante el proceso de investigación del cardenal surgieron otros delitos como donaciones de 125 mil euros que el cardenal ingresó en la cuenta de una asociación vinculada a la Cáritas sarda de Ozieri, su lugar natal, y que en ese momento presidía uno de sus hermanos.

Los delitos atribuidos a Angelo Becciu, además del fraude fiscal, son: irregularidades financieras, abuso de poder, malversación de fondos y supuestas operaciones financieras opacas y, pese a que el papa Francisco retiró al cardenal sus derechos asociados con el purpurado, no se formalizó la expulsión del Colegio Cardenalicio y tampoco se le exigió su renuncia por escrito, lo que quiere decir que su situación legal y eclesiástica están en incógnita.

La participación de Becciu en el cónclave

Uno de los temas que se debatirá en las congregaciones previas al cónclave es sin duda la participación de Becciu, principalmente por ser juzgado en un tribunal penal del Vaticano, condenado también a inhabilitación “perpetua” para ejercer cargos en la Santa Sede.

Hasta le martes, Becciu no figuraba en la lista de los 135 cardenales menores de 80 años que participan en la elección del nuevo papa, pese a que tiene 76 años, y ofreció una entrevista a un medio italiano afirmando que el Vaticano no puede quitarle el derecho de ingresar al cónclave, asegurando que su expulsión del proceso de elección papal se le comunicó a través de una nota de la Sala de Prensa y no mediante un acto formal.

“El papa reconoció mis prerrogativas cardenalicias como intactas ya que no hubo voluntad explícita de excluirme del Cónclave ni petición de mi renuncia explícita por escrito“, declaró el cardenal Becciu al diario Unione Sarda.

El Papa Francisco, si bien lo privó de ciertos privilegios tras conocerse su implicación en actos ilícitos, nunca lo destituyó oficialmente del título cardenalicio. Sin embargo, la situación del cardenal y su postura ha generado un debate interno sobre los límites del poder papa, la transparencia de la Iglesia y el rol que deben asumir los cardenales con antecedentes judiciales en procesos relevantes como la elección del papa.

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