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La aprobación de Yeztugo promete transformar la prevención en comunidades latinas

Yeztugo ofrece protección semestral contra el VIH y podría mejorar el acceso a la prevención en comunidades vulnerables

Una esperanza para quienes enfrentan barreras de acceso: Yeztugo, el nuevo avance en prevención del VIH.

Una esperanza para quienes enfrentan barreras de acceso: Yeztugo, el nuevo avance en prevención del VIH. Crédito: Phelan M. Ebenhack | AP

El 18 de junio de 2025 quedará marcado como una fecha histórica en la lucha contra el VIH. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó Yeztugo (lenacapavir), el primer medicamento de profilaxis preexposición (PrEP) que requiere solo dos inyecciones al año, un avance que promete revolucionar la prevención del VIH, especialmente para las comunidades latinas en Estados Unidos.

Desarrollado por Gilead Sciences —la misma compañía que creó el primer medicamento PrEP aprobado en 2012— Yeztugo representa más de una década de investigación científica y el resultado de lo que la revista Science consideró el “Avance del Año 2024”. Los números hablan por sí solos: en los ensayos clínicos, el 99.9% de los más de 4,300 participantes que recibieron el medicamento permanecieron libres de VIH.

“Este es un día histórico en la lucha de décadas contra el VIH“, declaró Daniel O’Day, presidente y CEO de Gilead Sciences. “Yeztugo es uno de los avances científicos más importantes de nuestro tiempo y ofrece una oportunidad muy real de ayudar a terminar con la epidemia del VIH“.

El contexto de una crisis persistente

Para comprender la magnitud de este avance, es crucial entender el panorama actual del VIH en Estados Unidos. A pesar de décadas de progreso científico, más de 30,000 personas son diagnosticadas con VIH cada año en el país, lo que equivale a más de 100 nuevos casos diarios. Las disparidades raciales y étnicas persisten de manera alarmante: mientras los latinos constituyen el 19% de la población nacional, representan aproximadamente el 33% de las nuevas infecciones de VIH.

Estas cifras reflejan no solo un problema de salud pública, sino una compleja red de barreras sistémicas, culturales y socioeconómicas que han impedido el acceso equitativo a la prevención del VIH. Los datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) revelan que solo uno de cada tres personas elegibles para PrEP recibe actualmente este tratamiento preventivo, con brechas particularmente pronunciadas entre mujeres, afroamericanos e hispanos.

La evolución de la prevención: de pastillas diarias a inyecciones semestrales

La historia de la profilaxis preexposición comenzó en 2012, cuando la FDA aprobó el primer medicamento PrEP: una combinación de dos antirretrovirales que debía tomarse diariamente. Aunque este avance fue revolucionario, pronto se hicieron evidentes sus limitaciones: la adherencia diaria representaba un desafío significativo, especialmente para poblaciones vulnerables.

En 2021 llegó la siguiente evolución: Apretude (cabotegravir), una inyección bimestral que eliminó la necesidad de medicación diaria. Sin embargo, incluso esta mejora requería seis visitas médicas anuales, lo que seguía representando barreras para muchas comunidades.

Yeztugo marca la tercera generación de PrEP, con un mecanismo de acción único. A diferencia de otros medicamentos que actúan en una sola etapa de la replicación viral, lenacapavir—el principio activo de Yeztugo—inhibe al VIH en múltiples fases de su ciclo de vida, atacando específicamente la cápside viral, la estructura que protege el material genético del virus.

Yeztugo, resultado de casi 20 años de investigación, representa un gran avance en la lucha contra el VIH. Foto: Gilead.
Crédito: Cortesía

Voces desde la primera línea: la perspectiva de un veterano de la lucha contra el VIH

Para Leandro Rodríguez, quien ha dedicado 28 años al campo de la prevención del VIH y que actualmente colabora con la Comisión Latina sobre el SIDA en Nueva York, la aprobación de Yeztugo representa mucho más que un avance científico; es una herramienta que podría finalmente cerrar las brechas de inequidad que ha observado durante décadas.

“Estoy súper emocionado”, explica Rodríguez. “Es un game changer porque no todo el mundo tiene el espacio y el tiempo de estar cada dos meses inyectándose o tiene la disponibilidad de tomarse una pastilla todos los días”.

Su optimismo se basa en una comprensión profunda de las barreras específicas que enfrentan las comunidades latinas. “Cuando hablamos de la población latina, hay mucho trabajo que hacer. No tenemos los números que quisiéramos ver y claramente vemos que hay una representación no equitativa en cómo estos avances están accesibles, asequibles y disponibles para la población latina”.

Las raíces profundas de la disparidad

El análisis de Rodríguez revela un problema multifacético que va mucho más allá de las barreras económicas tradicionales. Durante su extensa carrera, ha identificado tres niveles críticos de obstáculos que explican por qué las comunidades latinas siguen siendo desproporcionadamente afectadas por el VIH.

El problema del “One size fits all”

“Si puedo criticar una de las filosofías de las estrategias que ha tenido el gobierno americano en manejar el VIH es que no ha habido suficiente espacio para que se creen intervenciones e investigaciones para latinos“, señala Rodríguez con franqueza.

El experto describe cómo las intervenciones preventivas han sido tradicionalmente diseñadas y probadas en poblaciones “anglosajonas, universidades, zonas bien blancas”, para luego ser simplemente traducidas al español y aplicadas a comunidades latinas. “Eso se llamó adaptación. Pero eso no respondía a la necesidad realmente, porque la comunidad latina en Estados Unidos es bien compleja“.

Esta complejidad trasciende el idioma. “Un latino puertorriqueño en Estados Unidos no es lo mismo que un latino mexicano, ni lo mismo que un latino guatemalteco”, explica. “Hay unas necesidades que son bien particulares, hay un dialecto  y una estructura que son bien particulares”.

Estigma: el enemigo invisible

El estigma opera en múltiples direcciones, creando una red compleja de barreras. “Todavía hay mucho trabajo que tenemos que hacer con el estigma número uno: desde las instituciones hacia la comunidad latina y desde nuestras comunidades hacia nuestras propias comunidades latinas”, reflexiona Leandro en entrevista virtual con este medio.

A nivel comunitario, persiste la percepción errónea de que el VIH es un problema que afecta exclusivamente a hombres homosexuales. “Como yo no soy homosexual, no me tengo que preocupar, esto de usar condones, esto de usar preservativo, eso no es para mí, eso es para ellos”, describe Rodríguez, reflejando una mentalidad que sigue siendo común.

Para las mujeres latinas, el desafío es aún más complejo. “No se les enseña a tener este empoderamiento y esta negociación sexual, y si lo hacen las estamos exponiendo a violencia doméstica, las estamos poniendo a otro estigma”.

El factor sociopolítico

El escenario político actual ha añadido una nueva dimensión de complejidad. “Además de que tenemos que trabajar con el estigma, tenemos que bregar con esta retórica antilatina que existe“, explica Rodríguez.

Para comunidades indocumentadas, la decisión de buscar atención médica se vuelve una evaluación de riesgo constante. “Si tú me das a escoger entre—y esto es lo que la gente puede pensar— ir a una institución donde me van a dar el tratamiento, me van a dar el medicamento, pero tengo que dar información sobre mi estatus migratorio, lo más seguro es que la gente no lo vaya a hacer”.

El potencial transformador de Yeztugo

En este contexto de barreras múltiples, Yeztugo emerge como una herramienta que podría abordar varios obstáculos simultáneamente. Su formato semestral ofrece ventajas específicas para las comunidades latinas:

  • Reducción del estigma doméstico: “Todavía muchas de las conversaciones que nosotros leemos a nivel de comunidades: ‘¿qué yo hago con este pote de pastillas? Si yo llevo este pote de pastillas a mi casa, yo no quiero que mi familia se entere, yo no quiero que mi pareja se entere'”, describe Rodríguez. Las inyecciones semestrales eliminan esta preocupación completamente.
  • Simplificación del acceso: Con solo dos visitas médicas anuales, Yeztugo reduce significativamente la carga logística y emocional asociada con la prevención del VIH.
  • Diversificación de opciones: “Mientras más opciones yo tenga, mientras yo le pueda ofrecer a la comunidad una diversidad de estrategias, es mucho mejor”, enfatiza Rodríguez. “Cada persona puede trabajar con su consejero en decir: ‘Esta opción me funciona más'”.

La ciencia detrás del éxito

Los resultados de los ensayos clínicos PURPOSE 1 y PURPOSE 2 son extraordinarios en el campo de la prevención del VIH. En PURPOSE 1, que incluyó a 2,134 mujeres cisgénero en África subsahariana, no se registró ninguna infección por VIH en el grupo que recibió Yeztugo, comparado con el grupo de control que tomaba Truvada diario. En PURPOSE 2, que incluyó a 2,179 hombres cisgénero y personas de género diverso en múltiples países, solo dos participantes en el grupo de Yeztugo adquirieron VIH.

Estos números representan una eficacia del 99.9%, cifras que superan a cualquier intervención preventiva anterior. Más importante aún, el medicamento demostró un perfil de seguridad favorable, con efectos secundarios principalmente limitados a reacciones en el sitio de inyección, dolor de cabeza y náuseas.

Yeztugo alcanzó un 99.9% de efectividad previo a su aprobación por parte de la FDA. Foto: Gilead.
Crédito: Cortesía

Eliminando barreras económicas

Reconociendo que la innovación científica es insuficiente si no es accesible, Gilead ha diseñado una estrategia de acceso integral. Para personas con seguro comercial, el programa Advancing Access Co-Pay Savings reducirá los costos de bolsillo hasta cero dólares. Más crucialmente, se busca que quienes no tengan seguro médico puedan calificar para recibir Yeztugo gratuitamente a través del programa de asistencia de medicamentos de la compañía.

Esta estrategia reconoce una realidad destacada por Rodríguez: las “tres A” necesarias para el éxito de cualquier intervención preventiva—Availability (disponibilidad), Accessibility (accesibilidad) y Attainability (asequibilidad).

Lecciones del pasado, esperanzas para el futuro

La experiencia con intervenciones preventivas anteriores ofrece lecciones valiosas. Rodríguez recuerda cómo la resistencia inicial de algunos proveedores médicos hacia PrEP dejó secuelas duraderas en la confianza comunitaria. “Nuestra comunidad latina escucha al médico, le tiene miedo al médico, pero lo escucha. Entonces, si el médico dice: ‘No, no hagas eso’, eso se queda”.

Esta dinámica subraya la importancia de la educación médica y la necesidad de que los proveedores de salud comprendan tanto los beneficios como la seguridad de las nuevas opciones preventivas.

Adaptándose a una nueva era comunicativa

Uno de los insights más reveladores de Rodríguez se relaciona con la evolución necesaria en las estrategias educativas. “La comunidad no responde ahora mismo a venir a tomar un taller de una hora de educación sexual. La comunidad responde a un video de TikTok de 30 segundos”, por ejemplo.

Esta observación refleja un cambio generacional fundamental que requiere que los educadores en salud adapten sus métodos. “Es nuestra misión evolucionar con el lenguaje y utilizar las estrategias que la comunidad misma nos está diciendo: ‘Esto es lo que funciona, aquí es donde yo me estoy moviendo'”.

El contexto político y educativo

El desafío se complica por las restricciones crecientes a la educación sexual en las escuelas. “Como está el ambiente político ahora, donde se quiere regular bien estrictamente la educación sexual en las escuelas, tenemos que apelar a la familia, tenemos que llevar el mensaje a la familia”.

Este enfoque familiar representa un cambio estratégico importante, alejándose del modelo tradicional centrado en el individuo hacia uno que reconoce la importancia de las estructuras familiares en las comunidades latinas.

Mirando hacia el futuro global

Si bien por el momento Yeztugo está aprobado solo en Estados Unidos, Gilead está preparando presentaciones regulatorias en múltiples países, incluyendo Argentina, México y Perú. Esta expansión global es crucial, considerando que las comunidades latinas mantienen conexiones transnacionales y que las estrategias de prevención deben ser coherentes a través de las fronteras.

Un mensaje de esperanza realista

A pesar de su optimismo sobre Yeztugo, Rodríguez mantiene una perspectiva realista sobre los desafíos persistentes. “Es importante que nosotros como comunidad celebremos los logros, celebremos donde estamos ahora hoy en día con el VIH y que podamos ver que nosotros sí tenemos las estrategias para pararlo. Las tenemos, están”.

Su mensaje final encapsula tanto la promesa como la responsabilidad del momento actual: “Tenemos las estrategias para manejarlo. Pero donde estamos fallando es que hemos abandonado un poco la parte educativa. Tenemos que reconocer que estamos en un nivel diferente de generación y nos invita a que tengamos que reinventar cómo educamos a las comunidades“.

La aprobación de Yeztugo representa más que un avance médico; simboliza la posibilidad de un futuro donde las disparidades de salud que han plagado a las comunidades latinas durante décadas puedan finalmente comenzar a cerrarse. Sin embargo, realizar este potencial requerirá no solo innovación científica, sino también transformación en cómo se diseñan, comunican e implementan las intervenciones de salud pública.

En palabras de Rodríguez: “Si queremos ser vanguardistas y no dejar que los números se incrementen, tenemos que evolucionar nuestra manera de enseñar y de educar“. Yeztugo ofrece la herramienta; ahora la tarea es asegurar que llegue a quienes más la necesitan.

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