El miedo a ICE ‘congela’ a trabajadores hispanos en paraísos veraniegos de Long Island en Nueva York
Activistas del 'East End' reportan pánico entre migrantes que evitan la justicia y ceden la custodia de sus hijos por temor a la expulsión del país

Ericka Padilla, una activista comunitaria y legal de Long Island es testigo de una ola de miedo y presión psicológica. Crédito: Fernando Martínez | Impremedia
Hasta hace muy poco, comunidades de inmigrantes de suburbios de la Gran Manzana como Long Island y el norte de Nueva York se sentían muy distantes de la mano del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). En algunos casos, los índices de criminalidad violenta de algunas de esas localidades están casi en cero.
Sin embargo, algunos movimientos de la agencia federal, en las últimas semanas, cambió el panorama y “congeló de miedo” como nunca antes, a miles de familias que precisamente tienen en paraísos veraniegos como Los Hamptons, la mejor época para ofrecer servicios de jardinería, hospitalidad, reparaciones, limpieza, trabajos agrícolas y mantenimiento en general.
Desde principios de junio, ICE ha intensificado sus operaciones en Long Island. Estas intervenciones llevadas a cabo de manera sorpresiva específicamente en Westbury, Glen Cove y Brentwood, han generado inquietud en diversas comunidades, del lado más este de la isla neoyorquina, una región conocida como ‘Esta End’ en donde el 23% de la población es de origen latino.
La mejor temporada para estar “chambeando” al aire libre, se convirtió en momento de estar entre las sombras. Así lo resume en sus palabras, el mexicano, Vicente López, con 13 años ofreciendo servicios de limpieza y mantenimiento de piscina a familias acomodadas de East Hampton.
“Dicen que el que no la debe no la teme. Pero hemos visto que no es así. Por eso salgo con mucho miedo en estos días, pero uno no se puede parar. Tienes que seguir trabajando, porque si aquí no trabajas entre junio y septiembre, después no haces nada”, comentó Vicente a El Diario.
Como Vicente, centenares de trabajadores que además esperan por un turno temporal de trabajo en paradas de ferreterías y puntos específicos de actividad de jornaleros, ahora salen cada mañana poseídos por el miedo y la cautela. Pero en las últimas semanas, algunos cuentan que ni siquiera se animan a salir, especialmente cuando circulan en redes sociales, informaciones no verificadas que afirman que ICE ha estado cerca.
Miedo a buscar justicia
Activistas de la Organización Latino Americana (OLA) que sirve a los latinos inmigrantes que viven en localidades como East Hampton, Southampton, Riverhead, Southold y Shelter Island, perfilan nuevos escenarios de temor en este momento, en donde en las redes sociales de forma constante, se hacen alertas de la presencia de La Migra. En la mayoría de los casos no es cierto, pero impulsa a encerrar en sus casas a centenares de familias, incluyendo a niños cuyos padres prefieren no llevarlos a la escuela.
El 45% de los niños de las escuelas públicas del ‘East End’, son de origen latinoamericano.
“Las últimas semanas de clases cuando se viralizó en redes sociales que ICE estaba cerca, pudimos comprobar como había salones en las escuelas, a las cuales no asistieron ni la mitad de los alumnos. Pero eso no es todo, venimos viendo algunas tendencias lamentables de nuestras comunidades, que por pánico a tener interacción con las autoridades, están tomando decisiones que afectan su vida”, explicó Ericka Padilla, asesora legal de OLA.
Ericka describe escenarios en los cuales, de manera creciente, a trabajadores que denuncian en sus oficinas robos de salarios, desalojos de vivienda sin cumplir con los extremos legales, robos de escritura y violencia doméstica, prefieren no pelear sus casos, aún cuando se les están violando claramente sus derechos. Porque no quieren siquiera acercarse a una corte.
“Como centro de ayuda legal procesamos casos que podemos pelear. Y estamos seguros que los podemos ganar. Pero a los afectados, cuando les decimos que tenemos que interponer demandas en una corte, inclusive en cortes civiles, abandonan esa posibilidad. Entendemos que es tal el miedo, que como no tienen papeles, prefieren no acercarse a una corte por pánico”, contó la activista.
Otro síntoma claro, es que en algunas despensas de alimentos, la cantidad de personas que normalmente acude a estos programas de ayuda ha disminuido en más de un 60%.
Asimismo, Minerva Pérez, directora de OLA, reporta que un número creciente de inmigrantes en Long Island están tan angustiados por ser deportados, que están firmando documentos oficiales que otorgan la custodia legal temporal de sus hijos a otra persona, en caso de se expulsados del país.
“Es horrible. Es lo más devastador que he experimentado”, comentó Pérez.

“Sal a la herida”
En los hechos, gran parte de las detenciones de ICE, desde el pasado mes de junio, han sido en cortes de migración neoyorquinas.
En Los Hamptons no se han confirmado redadas masivas en sitios de trabajo. Pero aún así, miles de familias prefieren tomar decisiones extremas, ante noticias que vienen de la Ciudad de Nueva York en donde se anuncia una inundación de agentes de ICE en las próximas semanas.
“No tenemos confirmación de ninguna actividad formal del ICE, dentro de nuestra jurisdicción”, declaró el jefe de policía de East Hampton, Michael Sarlo, el pasado mes de junio.
El uniformado puntualizó al medio local The East Hamptons Star que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y los agentes del ICE, no tienen la obligación de notificar a las agencias locales sobre su actividad, y están intentando desmentir los rumores falsos con la mayor rapidez y precisión posibles.
El miedo es que esa “inundación” anunciada para la Gran Manzana se filtre a localidades del North Fork y South Fork de lado extremo este de Long Island, en donde hay pequeños condados en donde más del 50% de la población es hispana y la economía veraniega depende de esta fuerza trabajadora.
Algunas detenciones, especialmente en localidades como Brentwood, “ha puesto sal a la herida” del temor.
“Si la ciudad de Nueva York es una ciudad santuario y se están llevando a las personas de las cortes. ¿Qué podemos esperar nosotros?. Antes a la gente la deportaban y la regresaban a sus países. Pero ahora es cruel que alguien termine en un tercer país, como El Salvador, en una cárcel de máxima seguridad”, interpretó “María” una migrante ecuatoriana de Riverhead que aunque es ciudadana estadounidense dice que se “llena de dolor”, porque la mayoría de las “buenas trabajadoras domésticas”, que trata de recomendar para limpieza en estos días, muchas veces prefieren quedarse en casa, cuando ruedan en redes rumores de que ICE está cerca.
María cuenta que estamos hablando de madres solteras que dejan de ganarse $200 por una limpieza, y dejan de llevar a sus hijos a la escuela, por pánico a ser detenidas y separadas de su familia.
Punto caliente: Brentwood
En este momento en Brentwood, en el condado de Suffolk, es una localidad que es un símbolo del primer avistamiento de agentes de la agencia federal de inmigración en este condado, desde el inicio de la segunda Administración de Trump.
Tras confirmarse varias intervenciones de ICE en Long Island, la organización de empoderamiento comunitario Islip Forward (IF), lanzó su rastreador de ICE, una plataforma comunitaria creada para abordar informes verificados y falsos de avistamientos de las acciones de esta agencia en los alrededores de Islip.
De acuerdo con algunos balances, hasta el mes de junio, confirman 28 visitas verificadas.
Por su parte, en medio de los señalamientos de líderes electos y comunitarios, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) de Nueva York argumenta que sus operaciones están centradas en personas criminales y con órdenes de deportación.
En un comunicado destacan que entre la serie de intervenciones en estas localidades, se concretó el arresto de Jeremías Benites Vásquez, un salvadoreño de 39 años, durante un operativo policial el 14 de mayo en Brentwood.
“Esta oficina mantiene su compromiso de detener y deportar a depredadores criminales de extranjeros que cometen actos de violencia atroces”, declaró Bryan Flanagan, director interino de la Oficina de Campo del ICE de Nueva York.
Como establece un parte oficial de la agencia federal, agentes de la Patrulla Fronteriza encontraron al centroamericano cerca de Mission, Texas, el 20 de agosto de 2009, y lo procesaron con deportación acelerada. La agencia federal lo deportó a El Salvador el 10 de septiembre de 2009. Benites reingresó a Estados Unidos en fecha y lugar desconocidos, sin autorización de un funcionario de inmigración, ni libertad condicional.
Luego el 12 de marzo de 2024, Benites fue arrestado y condenado supuestamente por agresión sexual a una menor.
Sin embargo, como reseña la plataforma Patch.com el pasado 11 de junio, la salvadoreña Nuvia Martínez Ventura, madre de cinco hijos y residente de Brentwood, fue detenida en un control migratorio rutinario en el Federal Plaza, en la ciudad de Nueva York, y enviada a un centro de detención de Houston, donde enfrenta la deportación.
El abogado de Martínez Ventura asegura que la migrante no tiene antecedentes penales y llegó al país en busca de asilo, para escapar de la violencia en su país natal, después de que las pandillas asesinaron al padre de sus hijos. Sus hijos, de 3, 4, 7, 10 y 11 años, se encuentran ahora con familiares.
El caso de Nuvia y otras detenciones, encendió las alarmas, en el inicio del verano, en la vida de miles de inmigrantes de esas localidades de Long Island.
Apoyo de los no hispanos
Como informa la activista ecuatoriana Ericka Padilla la organización OLA sigue aumentando los voluntarios de la operación “Vigila y Protege”, una plataforma que trata de ofrecer información veraz sobre la acción de la agencia migratoria en el ‘East End’
“Es emocionante como seguimos sumando apoyo moral e incondicional de residentes de estas localidades que no son hispanos, y saben por décadas el valor que tienen para estas comunidades nuestro trabajo”, remató.
Hispanos en LI:
- 33,5% aumentó la población con raíces latinoamericanas en Long Island (LI) entre 2010 y 2020, pero es obvio que existe un subregistro pues no se cuenta las oleadas migratorias post pandémicas.
- 589,384 latinos se contaron en el Censo 2020, lo cual representa un 20.2% de LI cuya población total asciende a 2,9 millones de personas.