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Editorial: Ni los menores se salvan de ICE

Casos como la deportación de una niña de 7 años, y el arresto de un estudiante de secundaria mientras paseaba a su mascota, no deben pasar desapercibidos

ICE detuvo a joven hispano cuando paseaba a su perro en Los Ángeles

Benjamín Marcelo Guerrero Cruz, de 18 años, caminaba con su mascota la mañana del 8 de agosto. Crédito: Departamento de Seguridad Nacional | Cortesía

Desde esta tribuna –y cuantas veces sea necesario– no vamos a desmayar en señalar el daño que el gobierno federal republicano está infringiendo en las familias migrantes. Necesitamos amplificar nuestro mensaje para que quede en evidencia en todos los rincones de Estados Unidos que las directrices del líder de MAGA no han hecho otra cosa que destruir el sueño americano de quienes solo vinieron en busca de porvenir.

Casos recientes como la deportación de una niña ecuatoriana de 7 años en Nueva York, y el arresto de un estudiante chileno de secundaria mientras paseaba a su mascota en Van Nuys, California, no deben pasar desapercibidos. No podemos acostumbrarnos a que este tipo de acciones sean parte de la rutina de las agencias federales, que se supone deben andar buscando criminales en situación irregular en Estados Unidos.

Está claro que el problema para el presidente Donald Trump es que tras haber montado una maquinaria deportadora de gran envergadura presiona a los agentes federales para que busquen hasta debajo de las piedras a los “invasores, asesinos y violadores” que según él prometió expulsar. Sin embargo, al toparse con la verdad de que no hay tal cantidad de “hombres malos” arrasa con cualquiera sin importar si son menores de edad.

En un momento donde varios estados ya arrancaron el nuevo ciclo escolar y con otros a punto de empezar, estas noticias desgarradoras de chicos inocentes que no se salvan del brazo fuerte de ‘La Migra’ solo aumentan la zozobra de las familias que optan por quedarse junto a sus hijos en la sombra, a tal punto de sacrificar la ida a la escuela.

De qué sirven los llamados de las autoridades escolares estatales a los padres migrantes para que manden a sus hijos a clases si no hay garantías suficientes. En Los Ángeles, por ejemplo, el 14 de agosto, durante el primer día del ciclo escolar 2025-2026, se reportaron redadas de inmigración cerca de cuatro centros educativos.

Tal como lo han expresado activistas y funcionarios electos, lo que está ocurriendo solo va dejando una mancha vergonzosa en la historia del país. El hecho de que un agente de ICE pregone a los cuatro vientos que recibirá un bono de $1,500 dólares por arrestar a un joven –que ya tenía planes para culminar el último año de la secundaria–debe ponernos a reflexionar lo bajo que estamos cayendo como sociedad. ¿Acaso estamos perdiendo nuestra humanidad?

Los tribunales de inmigración, las inmediaciones de las escuelas, las esquinas donde se busca empleo, las paradas de autobuses no deberían ser sitios de cacería de inmigrantes. Este gobierno está expulsando personas sin récord criminal. ¿Qué amenaza puede representar para el país una menor de 7 años que se estaba alistando para regresar a su escuela en Nueva York? Ninguna.

Pero eso a Donald Trump no le importa. Solo piensa en tener a su base de seguidores contentos, a costa del sufrimiento de cientos de familias.

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