Científicos y Sociedad de Autismo de EE.UU. cuestionan afirmaciones de Trump sobre uso de Tylenol en embarazadas
Para la organización, describir el autismo como una ‘crisis terrible’ que está ‘destruyendo familias’ no solo es inexacto, también deshumanizante y peligroso
El presidente Donald Trump en una conferencia de prensa en la Sala Roosevelt de la Casa Blanca, este lunes. Crédito: Mark Schiefelbein | AP
NUEVA YORK – Científicos, otros expertos y hasta la Sociedad de Autismo de Estados Unidos pusieron en duda y cuestionaron el argumento del presidente Donald Trump de que el uso del medicamento Tylenol está asociado a un incremento en los casos de ese trastorno.
Las expresiones del presidente se dieron en una conferencia este lunes en la que pidió limitar su uso en embarazadas por supuesta asociación con el trastorno del espectro autista (TEA).
En Estados Unidos, Tylenol es uno de los analgésicos y antipiréticos de venta libre más utilizados contra el dolor y la fiebre. Su ingrediente activo es paracetamol o acetaminofeno.
Tylenol pertenece a Kenvue, empresa subsidiaria de Johnson & Johnson.
Fue lanzado en 1955 y creado como una alternativa más segura a la aspirina.
Sin embargo, para el presidente, la “crisis de autismo” está vinculada al uso del fármaco.
“Yo he esperado por 20 años por esta reunión. No es que todo se entienda o se conozca 100%, pero creo que hemos tomado grandes pasos. Hubiese querido que se hubiera hecho mucho tiempo atrás”, planteó.
Trump dijo que cree que él y su equipo entienden mejor el autismo que mucha de la gente que lo ha estudiado.
“Y digo que pensamos, porque yo no creo que ellos estén dejando realmente que el público sepa lo que ellos saben”, continuó el presidente
“Una década atrás, 1 de cada 10,000 niños tenía autismo. Así que eso no hace mucho tiempo, y yo siempre he escuchado…que solía ser 1 en 20,000, luego 1 en 10,000. Y yo diría que eso fue probablemente unos 18 años atrás. Y ahora es 1 en 31, pero en algunas áreas es mucho peor que eso, si lo pueden creer, 1 en 31. Yo di números ayer que, en el caso de los niños varones, es 1 en 12. Me dijeron que eso fue en California donde ellos tienen, por alguna razón, un problema más severo”, enunció.
“En lugar de atacar a esos que hacen las preguntas, todo el mundo debería estar agradecido de los que están tratando de contestar las preguntas sobre esta compleja situación”, argumentó el primer mandatario.
“Cuando vas de 20,000 a 10,000, y luego vas a 12, tú sabes que hay algo artificial. Ellos están sacando algo. Y, por cierto, yo creo que puedo decir que hay ciertos grupos de personas que no están vacunados y no toman ninguna pastilla y no tienen autismo”, analizó Trump.
“Hay un rumor, que no sé si es cierto o no, de que en Cuba no tienen Tylenol porque no tienen dinero para ello, y virtualmente no tienen autismo. Y hay otras partes del mundo que no tienen Tylenol y no tienen autismo. Eso ya dice mucho”, añadió.
Trump insistió en que las embarazadas deben limitar su uso.
“Recomendamos encarecidamente que las mujeres limiten el uso de Tylenol durante el embarazo a menos que sea médicamente necesario”, recalcó.
Los datos de 1 en cada 31 fueron publicados en marzo por la Red de Monitoreo del Autismo y las Discapacidades (ADDM). La cifra anterior era 1 de cada 36, según reseñó Efe.
En el intercambio con los medios se encontraba el secretario de Salud, Robert Kennedy Jr., y Mehmet Oz, Administrador de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS).
Kennedy agregó el lunes que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) pronto aprobaría la leucovorina.
El anterior es una forma de ácido fólico que se usa solo o con otros medicamentos para el tratamiento de ciertos tipos de cáncer colorrectal y anemia. De acuerdo con el Instituto Nacional de Cáncer, la leucovorina reduce los efectos tóxicos del medicamento anticanceroso metotrexato y de otras sustancias que impiden la acción del ácido fólico.
Kenvue fue de los primeros en rechazar la hipótesis de Trump.
“Discrepamos rotundamente de cualquier sugerencia contraria a la ciencia independiente“, dijo Melissa Witt, portavoz de Kenvue, en entrevista con The New York Times.
“Estamos profundamente preocupados por el riesgo que esto supone para la salud de las futuras madres”, agregó la representante.
En la conferencia, también se hizo alusión a un estudio de Harvard University y otros investigadores que apunta a que mujeres que tomaron acetaminofén durante el embarazo tendrian más probabilidades de tener un hijo al que posteriormente se le diagnosticó autismo.
La epidemióloga de University of Massachusetts Ann Bauer, una de las participantes en ese estudio, fue otra de las que cuestionó la veracidad del mensaje del Gobierno.
“Me preocupa un poco cómo se transmitirá este mensaje, porque creo que se están adelantando”, dijo Bauer antes del anuncio según citó NPR. “Creo que a quienes formamos parte de la comunidad investigadora nos gustaría ver evidencia más sólida”, emplazó.
La discusión alcanzó los círculos médicos en Reino Unido donde el secretario de Estado de Salud y Asistencia Social, Wes Streeting, dijo que confía en los doctores sobre el presidente, “francamente”, en este tema.
Por su parte, Eric Ding, epidemiólogo del Departamento de Salud Pública de Nueva Inglaterra, declaró por la red social X que “Trump y Kennedy se equivocan“. Para defender su punto, el científico estadounidense hizo referencia a un estudio realizado en Suecia que abarcó 2.4 millones de menores. La indagación concluyó que el uso de paracetamol durante el embarazo no estaba asociado al riesgo de autismo o discapacidad intelectual al realizar un análisis de controles hermanos.
El presidente del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, Steven Fleischman, sostuvo que el planteamiento contra Tylenol no está respaldado por todo el cuerpo de evidencia científica, además de que “simplifica peligrosamente” las múltiples y complejas causas de los problemas neurológicos en los niños.
“Los estudios realizados en el pasado no muestran evidencia clara que demuestre una relación directa entre el uso prudente de acetaminofén durante cualquier trimestre y problemas de desarrollo fetal”, añade el comunicado.
Por su parte, el comisionado de la FDA, Martin A. Makary, manifestó que la relación causal entre el fármaco y el autismo no ha sido establecida hasta el momento.
En un “Aviso a los médicos sobre el uso de acetaminofén durante el embarazo” ayer, Makary plantea que “si bien se ha descrito una asociación entre el acetaminofén y el autismo en numerosos estudios, no se ha establecido una relación causal y existen estudios contrarios en la literatura científica”.
“Esta asociación es un tema de debate científico continuo y los médicos deben ser conscientes de este problema al tomar decisiones clínicas, especialmente dado que la mayoría de los casos de fiebre breve en mujeres embarazadas y niños pequeños no requieren medicación. En aras de la seguridad del paciente y la práctica médica prudente, los profesionales sanitarios deben considerar minimizar el uso de acetaminofén durante el embarazo para casos de fiebre baja. Esta consideración también debe sopesarse con el hecho de que el acetaminofén es la alternativa de venta libre más segura durante el embarazo entre todos los analgésicos y antipiréticos; la aspirina y el ibuprofeno tienen efectos adversos bien documentados en el feto”, expuso.
De acuerdo con el comisionado, en los últimos años, se ha acumulado evidencia que sugiere que el uso de acetaminofén por parte de mujeres embarazadas puede estar asociado con un mayor riesgo de afecciones neurológicas como autismo y TDAH en niños.
En ese sentido añadió: “Algunos estudios han descrito que el riesgo puede ser más pronunciado cuando se toma acetaminofén de forma crónica durante el embarazo y el parto. Estas preocupaciones pueden verse agravadas por el hecho de que el hígado de un niño muy pequeño aún puede estar en desarrollo y, por lo tanto, su capacidad para metabolizar el fármaco puede ser limitada”.
Sociedad de Autismo de Estados Unidos truena contra conferencia y afirmaciones de Trump
La Sociedad de Autismo de Estados Unidos expresó hoy su “profunda preocupación” por el evento de la Casa Blanca, “donde se presentaron afirmaciones infundadas sobre la ‘causa’ y el ‘tratamiento’ del autismo”.
“El autismo es una discapacidad diversa y crónica con un espectro complejo, determinado por una combinación de factores genéticos, biológicos y ambientales. Hasta la fecha, tras décadas de rigurosa investigación, no se ha identificado una única causa ni cura”, expusieron.
Para la entidad, las “afirmaciones prematuras” podrían llevar a retraumatizar a las personas y familias con personas autistas.
Además, estigmatizan a las madres y desvían la atención de lo que realmente es importante: garantizar que las personas autistas tengan acceso al apoyo que necesitan a lo largo de su vida.
Los miembros del ente además indicaron que el Consejo de Asesores Autistas compartió que el lenguaje y el tono de la conferencia de prensa causaron un profundo dolor en la comunidad autista.
“Describir a una persona como el centro de una ‘crisis terrible’ que está ‘destruyendo familias’ no solo es inexacto, sino también deshumanizante y peligroso. Este lenguaje subvierte el valor y las experiencias vividas de las personas autistas, presentándolas como una carga en lugar de reconocer su dignidad, fortalezas y humanidad. Las palabras importan, y cuando voces influyentes enmarcan el autismo a través del miedo y la desesperación, refuerzan el estigma y generan un daño real para las personas autistas y sus familias”, compartieron.
“Anunciar una causa o un tratamiento sin una base científica rigurosa y replicada socava la confianza y distrae del trabajo crucial que necesita la comunidad autista”, declaró la Junta Directiva. “Lo que las personas autistas y sus cuidadores necesitan son servicios ampliados, políticas inclusivas e investigación que ayude a mejorar su calidad de vida”, pidieron.
La organización además solicitó al Gobierno que, antes de recomendar el consumo de leucovorina, se entienda completamente su utilidad y seguridad.
De acuerdo con la Sociedad de Autismo, la investigación sobre la leucovorina en dosis altas es muy preliminar. “La evidencia actual se basa en ensayos clínicos a pequeña escala, con un mecanismo biológico propuesto que no ha sido comprobado. Antes de recomendar el uso de leucovorina en la comunidad autista, es fundamental comprender a fondo su seguridad y utilidad. Sin esta claridad, existe un riesgo significativo de daño o de generar falsas esperanzas entre las personas y familias que buscan apoyo”, añaden en el comunicado.
“La comunidad autista ha soportado décadas de teorías cambiantes y culpas erróneas. Revivir estas afirmaciones infundadas corre el riesgo de repetir esos daños. Lo que necesitamos es un compromiso con la atención médica, la educación, el empleo y el apoyo inclusivos para toda la vida”, dijo Danielle Hall, directora de Equidad en Salud de la Sociedad Americana de Autismo.
El parte de prensa culmina con un llamado de la organización a que tanto los creadores de política pública, investigadores y el público en general se involucren directamente con individuos con autismo, familias, activistas y expertos para ampliar la investigación sobre el trastorno y los servicios a la población.
“Los esfuerzos deben priorizar la mejora del acceso a la atención médica, la educación, el empleo y la vida comunitaria y deben reflejar toda la diversidad y las necesidades de la comunidad autista a lo largo de la vida”, puntualizaron.
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