Censura en aumento: más de 6,800 libros prohibidos en escuelas públicas de EE.UU.
El nuevo informe de PEN America revela miles casos de censura en escuelas públicas y un auge de leyes que restringen la lectura infantil
Florida encabeza la lista de estados donde hay más libros censurados para estudiantes. Crédito: Hakim Wright Sr. | AP
La censura literaria en las escuelas públicas de Estados Unidos ha dejado de ser una excepción para convertirse en un patrón estructural. Así lo confirma el más reciente informe 2024-2025 de PEN America, organización dedicada a la defensa de la libertad de expresión, que contabiliza 6,870 casos de prohibiciones de libros en 23 estados y 87 distritos escolares del país.
Aunque la cifra representa una leve disminución frente al reporte anterior, la investigación advierte que nunca antes se habían aprobado tantas leyes o regulaciones destinadas a restringir el acceso de niños y jóvenes a la lectura.
Según el análisis, la tendencia refleja una normalización de la censura en el ámbito educativo, impulsada por presiones políticas, religiosas y culturales que afectan tanto a bibliotecas escolares como a salones de clase. En varios estados, los docentes y bibliotecarios enfrentan sanciones profesionales o amenazas de despido si incumplen las nuevas normas.
Florida encabeza las prohibiciones
Florida lidera nuevamente la lista con 2,304 casos de censura, resultado de la presión directa de grupos locales conservadores y funcionarios electos, además de un marco legal cada vez más restrictivo. Las leyes estatales que castigan la exhibición de libros considerados “inapropiados” para menores han convertido al estado en el epicentro de la censura literaria.
Le siguen Texas y Tennessee, mientras que estados como Utah y Carolina del Sur han avanzado con la creación de listas estatales de “no lectura”, que establecen catálogos oficiales de obras prohibidas en bibliotecas escolares. Estas políticas, según PEN America, consolidan un sistema de exclusión ideológica bajo el argumento de “proteger” a los estudiantes.
La influencia de la política nacional
Uno de los factores determinantes de este año, de acuerdo con el informe, ha sido el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. La retórica oficial proveniente de Washington, centrada en “el fin del adoctrinamiento radical en la educación” y en “defender a las mujeres del extremismo de ideología de género”, ha generado un efecto dominó en los distritos escolares.
Las órdenes ejecutivas del presidente republicano han sido usadas como justificación para retirar libros de las bibliotecas públicas o escolares, especialmente aquellos relacionados con inclusión, diversidad racial y género. Además, el desmantelamiento del Departamento de Educación federal ha otorgado mayor autonomía a los estados para imponer lo que PEN America describe como “control ideológico” sobre la enseñanza pública.

La autocensura como nuevo estándar
Durante el último período, más de 2,050 libros fueron retirados de los estantes debido a la presión de leyes estatales. Sin embargo, la mayoría de los casos documentados se deriva de la autocensura de los educadores y administradores escolares, incluso en distritos donde las leyes no exigen explícitamente la eliminación de títulos.
“Muchos profesionales retiran libros de manera preventiva, temiendo perder su trabajo o su licencia”, advierte el informe. “El miedo se ha convertido en un instrumento de censura tan eficaz como la ley misma”.
Censura a la literatura LGBTQ+
La inclusión de libros con personajes o temáticas LGBTQ+ fue otro eje central en el último año. Uno de los hitos legales más controvertidos fue el caso Mahmoud Vs. Taylor, debatido ante el Tribunal Supremo. En esta causa, 3 grupos de padres, musulmanes, católicos y cristianos ortodoxos, exigieron restringir el acceso de sus hijos a libros que, según ellos, contradecían sus creencias religiosas.
El fallo favoreció a los demandantes, respaldando la eliminación de títulos como “La boda del tío Bobby”, que narra la historia de un personaje gay que se casa, y “Born Ready: The True Story of a Boy Named Penelope”, centrado en un niño transgénero. Para PEN America, esta decisión marca un precedente peligroso que legitima la exclusión de obras por motivos ideológicos o religiosos.
Stephen King, el autor más vetado
El informe también identifica al escritor Stephen King como el autor más censurado en las bibliotecas públicas del país.
Sus libros han sido restringidos en 206 casos durante este último período. La organización subraya que, aunque la obra de King suele clasificarse dentro del género de terror o fantasía, muchos de los intentos de prohibición se basan en argumentos morales o religiosos, vinculados al contenido violento o a la representación de personajes marginados.
Una cruzada legislativa sin precedentes
La Asociación Americana de Bibliotecas (ALA, por sus siglas en inglés) estima que actualmente hay más de 100 proyectos de ley estatales que buscan ampliar la definición de lo que se considera “dañino para los niños” y limitar la capacidad de los bibliotecarios para decidir qué libros incluir en sus colecciones.
Muchas de estas iniciativas, señala el informe, surgen de campañas coordinadas por individuos y grupos con discursos homofóbicos, supremacistas blancos y nacionalistas cristianos, que se han articulado a través de redes sociales y movimientos locales para influir en las juntas escolares.
Desde 2021, cuando las impugnaciones de libros comenzaron a multiplicarse, las obras que representan identidades LGBTQ+ o experiencias raciales se han etiquetado erróneamente como “material sexual”, lo que ha derivado en su eliminación sistemática.
Los autores y títulos vetados
La lista de obras censuradas este año es extensa y diversa. Incluye clásicos de la literatura y bestsellers contemporáneos:
* “La naranja mecánica” de Anthony Burgess
* “El cuento de la criada” de Margaret Atwood
* “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” de Haruki Murakami
* “Sin aliento” de Jennifer Niven
* “Vendido” de Patricia McCormick
* “Anoche en el Telegraph Club” de Malinda Lo
* “Una corte de niebla y furia” de Sarah J. Maas
* “Crank” de Ellen Hopkins
* “Para siempre…” de Judy Blume
* “Las ventajas de ser invisible” de Stephen Chbosky
“Wicked” de Gregory Maguire
* “Sé por qué canta el pájaro enjaulado” de Maya Angelou
Entre los títulos latinoamericanos vetados figuran: “En el tiempo de las mariposas” de Julia Álvarez; “El amor en los tiempos del cólera” y “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez; y “La casa de los espíritus” y “Zorro” de Isabel Allende.
PEN America concluye que la censura en las escuelas estadounidenses “no solo amenaza la libertad de lectura, sino el derecho de los estudiantes a formarse con pensamiento crítico y diversidad de ideas”.
El informe cierra con una advertencia: si no se revierte la tendencia, Estados Unidos podría entrar en una era de educación vigilada, donde el silencio y el miedo determinen qué pueden leer los niños y adolescentes.
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