La mala alimentación supera a las adicciones como principal preocupación en campus universitarios
Nueva encuesta revela que los universitarios ven la mala alimentación como un problema mayor, más que el abuso de alcohol o drogas en las escuelas
Una encuesta reveló que los estudiantes universitarios cada vez son más conscientes de llevar una alimentación saludable. Crédito: Shutterstock
Una nueva encuesta nacional está encendiendo alarmas entre padres, universidades y expertos en bienestar estudiantil: para los jóvenes, la mala alimentación se ha convertido en un problema más grave que el abuso de drogas o alcohol.
El sondeo, realizado por Echelon Insights para la organización estudiantil Touch Grass Together, muestra una tendencia clara: los universitarios quieren vivir de manera más saludable, pero afirman que sus campus no se los permiten.
Según el estudio, el 82% de los estudiantes identifica la mala nutrición como un problema serio, superando ampliamente al 71% que menciona el consumo de alcohol o drogas. Esta brecha revela una urgencia silenciosa dentro de los campus, donde la alimentación, y no las sustancias, se percibe como la amenaza más constante para el bienestar diario.
Y aunque la mayoría desea comer mejor, los entornos universitarios no están acompañando ese cambio de mentalidad. Casi 3 de cada 4 estudiantes (72%) creen que sus universidades no ofrecen suficientes opciones saludables, a pesar de que el 71% admite que su dieta no es tan sana como quisiera. En otras palabras, existe una generación dispuesta a priorizar su salud, pero atrapada en cafeterías que no se adaptan a sus necesidades.
Una generación que quiere sentirse bien, pero siente que su campus la sabotea
Para Adnan Alkhalili, fundador y CEO de Touch Grass Together, los resultados dejan poco espacio a la interpretación. “Nuestra necesidad más básica, la comida, ha sido socavada de formas que ya no podemos ignorar”, dijo. “Estamos cansados de ser inundados con comida chatarra. Los estudiantes no estamos eligiendo esto; queremos comer mejor, pero el campus lo hace casi imposible”.
La encuesta lo respalda. Los estudiantes tienen muy claro el impacto de la alimentación en su bienestar inmediato:
* 84% dice que su energía depende directamente de lo que come.
* 80% reporta cambios en el estado de ánimo según su dieta.
* 3 de cada 4 vinculan su alimentación con su concentración y productividad.
Sin embargo, sienten que su entorno conspira contra ellos. Alrededor de la mitad afirma que los comedores universitarios sirven demasiadas opciones ultraprocesadas, y menos del 50% cree que la cafetería ofrece alimentos realmente saludables. Además, 8 de cada 10 reportan sentirse decaídos o agotados tras consumir comida muy procesada, una señal clara de que las alternativas disponibles no están alineadas con el bienestar estudiantil.

Dietas bajas en carbohidratos: una sorpresa en salud mental
Un hallazgo inesperado del informe apunta a una relación directa entre hábitos alimentarios específicos y salud mental. Aunque menos de la mitad de los estudiantes califica su salud mental como “excelente” o “muy buena”, los jóvenes que adoptaron este año una dieta baja en carbohidratos o cetogénica reportan un bienestar notablemente mayor.
El 57% de los estudiantes con estas dietas dice gozar de una salud mental excelente o muy buena, frente al 38% entre quienes no siguen este tipo de alimentación. Pero incluso quienes se esfuerzan por mantener este estilo de vida enfrentan obstáculos: el 35% afirma que su campus no ofrece suficientes opciones bajas en carbohidratos o cetogénicas.
Este dato refuerza un mensaje clave: los estudiantes no solo quieren opciones más saludables, sino que ya están intentando cambiar sus hábitos, y las instituciones no están acompañando su evolución nutricional.
Alimentación deficiente, poco sueño y escasa vida al aire libre
Los desafíos alimentarios forman parte de un desequilibrio mayor. La encuesta también muestra que el bienestar integral de los universitarios está marcado por la falta de sueño, desconexión con la naturaleza y exceso de pantallas.
Más de un tercio pasa menos de 45 minutos al aire libre cada día, y 4 de cada 5 pasan, al menos, un día a la semana sin contacto con la naturaleza. La falta de descanso también pesa: la gran mayoría duerme menos de 8 horas por noche, mientras que más de la mitad permanece frente a pantallas 5 horas o más al día fuera del estudio académico.
Touch Grass Together asegura que estos datos confirman una realidad compleja, donde los estudiantes desean hábitos más saludables, pero se encuentran con barreras estructurales en sus campus.
Un movimiento estudiantil que exige cambios urgentes
La organización, fundada por jóvenes y enfocada en promover cultura del bienestar, encargó esta encuesta para profundizar en cómo viven los estudiantes su salud en la actualidad. Su mensaje es claro: el sistema universitario no está respondiendo a las necesidades básicas de sus comunidades.
“La falta de acceso a comida saludable y a otros fundamentos humanos en los campus es la razón por la que miles se han unido a nuestro movimiento”, afirmó Alkhalili. “Los jóvenes saben exactamente dónde la sociedad les está fallando, y estamos haciendo el ruido necesario para cambiarlo”.
Kristen Soltis Anderson, fundadora de Echelon Insights, coincide: los estudiantes quieren cuidarse, pero sienten que el tiempo, el costo y la falta de acceso a opciones sanas dificultan sus esfuerzos. Lo que buscan es simple: un entorno que les permita tomar control de su propio bienestar.
Con esta nueva radiografía nacional, el debate sobre la alimentación en universidades se vuelve imposible de ignorar. Y para millones de estudiantes, el cambio no puede esperar más.
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