Para qué sirve lavarte los pies con sal y bicarbonato, según expertos
Lavar los pies con sal y bicarbonato ofrece higiene, alivio y prevención, sin embargo, debes aprender a hacerlo bien y con la frecuencia correcta
La recomendación más extendida es disolver dos cucharadas de sal y dos de bicarbonato en un recipiente con agua tibia. Crédito: ThamKC | Shutterstock
El cuidado de los pies suele quedarse al final de la rutina diaria (no estás solo), aunque especialistas en podología recuerdan que mantenerlos sanos es parte fundamental del bienestar general.
En los últimos años, un remedio casero ha cobrado fuerza gracias a su sencillez y a los beneficios que le atribuyen los expertos: lavar los pies con una mezcla de sal y bicarbonato de sodio.
Para qué sirve lavarte los pies con sal y bicarbonato
Podólogos y especialistas en salud natural, consultados por diversos medios, explican que este baño de pies puede ser un aliado para mejorar la higiene, relajar las extremidades y hasta prevenir ciertos problemas comunes.
Y aunque no sustituye la atención médica, sí puede ser un complemento útil cuando se aplica de forma correcta.
El bicarbonato de sodio destaca por sus propiedades desodorizantes y antisépticas, mientras que la sal gruesa crea un ambiente poco favorable para bacterias y hongos. Podólogos señalan que esta combinación puede ser especialmente útil para eliminar la sudoración excesiva o mal olor.
Los baños con esta mezcla actúan como exfoliante natural. El agua tibia ablanda la piel, mientras que la sal y el bicarbonato ayudan a despegar las células muertas.
Asimismo, relaja los músculos, favorece la circulación y disminuye la sensación de pesadez.
Cómo hacerlo correctamente y con qué frecuencia
La recomendación más extendida es disolver dos cucharadas de sal y dos de bicarbonato en un recipiente con agua tibia, sumergiendo los pies entre 15 y 20 minutos.
Lo ideal es practicarlo una a dos veces por semana, ya que exceder esta frecuencia puede resecar la piel.
Además, aconsejan evitar este baño si hay heridas abiertas, irritaciones importantes o enfermedades como diabetes sin supervisión médica. Ante molestias continuas o problemas recurrentes, lo más adecuado es acudir a un profesional de salud.
