Tendencias 2025: Delincuencia y seguridad en la ciudad de Nueva York
Los asesinatos, tiroteos y delitos en el trasporte público han caído significativamente en NYC, indica un reporte del Brennan Center en Español
Estadísticas del NYPD muestran una tendencia a la baja en varios delitos. Crédito: Bebeto Matthews | AP
Nueva York sigue siendo una de las ciudades más seguras del país, pero algunos desafíos persisten y requieren atención rigurosa.
Como muchas ciudades en todo el país, la ciudad de Nueva York experimentó un marcado incremento en los delitos violentos durante la pandemia del COVID-19. Muchas de esas alzas ya disminuyeron. Para el 2025, los asesinatos y tiroteos están en, o cerca de, los niveles más bajos registrados. La tasa de homicidios de la ciudad también permanece por debajo del promedio nacional.
Al mismo tiempo, actos violentos particulares con gran visibilidad y el impacto visible de los desafíos persistentes, como la falta de vivienda y la falta de tratamiento a los problemas de salud mental, contribuyen a una sensación de desorden público.
Recientes insinuaciones de la administración Trump sobre desplegar la Guardia Nacional a Nueva York corren el riesgo de simplificar los distintos desafíos que enfrenta la ciudad y desviar la atención de las soluciones a largo plazo necesarias para mantener seguros a los neoyorquinos.
Este análisis provee un panorama sobre lo que sabemos sobre las tendencias delictivas recientes en Nueva York basándonos, en gran parte, en datos de la criminalidad del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD, por sus siglas en inglés) hasta mediados de 2025. También resaltamos la necesidad de abordajes innovativos y basados en los datos para profundizar la reducción del delito y mejorar la seguridad.
Los asesinatos, tiroteos y delitos en el trasporte público han caído significativamente desde que alcanzaron su punto máximo durante la pandemia.
Los asesinatos y tiroteos en Nueva York se incrementaron en 2020 durante el inicio de la pandemia del COVID-19. Ese año, los tiroteos casi se duplicaron y los homicidios tuvieron un alza de más del 40% en comparación con 2019.
Los homicidios volvieron a incrementarse un 4%, entre 2020 y 2021. Aclaramos: Nueva York no estaba cerca de ser la única ciudad pasando por esta experiencia. De hecho, el índice de homicidios de la ciudad permaneció por debajo del promedio nacional durante este periodo.
La violencia se incrementó en las ciudades, comunidades rurales y lugares de todo el espectro político durante este periodo. Algunas investigaciones sugieren que la disrupción generada por la pandemia, el tráfico de armas, la pérdida de servicios del gobierno y la erosión de la confianza ciudadana posiblemente contribuyeron a estos incrementos.
Desde entonces, Nueva York ha logrado mejorar considerablemente. El número de asesinatos se redujo por más del 34% desde 2021. De igual manera, el número de incidentes de tiroteos, lo cual incluye balaceras letales y no letales, se desplomó un 54% entre 2021 y 2025. Datos recientes demuestran que estas disminuciones continúan en 2025, lo que deja a los tiroteos en mínimos históricos.
Esta trayectoria encaja con las tendencias nacionales, como lo demuestran los datos anuales más recientes del FBI, que incluyen el 2024, y revelan intensos declives históricos en delitos violentos y homicidios en todo el país.
La delincuencia en las líneas del metro y autobuses de Nueva York también tuvo un aumento dramático durante la pandemia, al medirse con base a cada viaje en el sistema. Este cambio se debió a una breve pero pronunciada reducción de la cantidad de pasajeros, ya que aquellos que siguieron utilizando el transporte público corrían un riesgo mucho mayor de ser testigos o víctimas de delitos.
Por viaje, la delincuencia en el trasporte público se incrementó de 1 delito grave por cada millón de viajes a casi 10 por cada millón. Pero aquí, también, parece que la ciudad ya logró dar un giro. Los delitos graves cometidos en el transporte público, una métrica que el NYPD y los informes noticiosos vigilan atentamente, ahora tienen una tendencia de disminución y, en general, se parecen a las tasas de finales de los 2010s.
Según la Autoridad Metropolitana de Transporte, los últimos meses han sido algunos de los más seguros en la historia del sistema.
Además, mientras que la seguridad en el metro es un tema principal para muchos, dada la infraestructura cerrada del metro y su importancia para la economía de la ciudad, la delincuencia en el transporte público es, generalmente, muy rara. Para plantear las estadísticas por viajes de otra forma: hubo más de 750,000 viajes en metro y autobús por cada delito grave en 2024. El hurto acaparó más de la mitad de esos totales.
Como otros tipos de crimen, los delitos cometidos en el transporte público están altamente concentrados en lugares y horas específicas. La mitad de todos los delitos violentos en el sistema de transporte público ocurren en tan solo 30 de las 472 estaciones de la ciudad ?generalmente en las más frecuentadas? y el riesgo más alto para los usuarios es tarde en la noche o temprano en la mañana. La mayoría de las estaciones registran pocos delitos de cualquier tipo.
Nueva York sigue siendo una de las ciudades grandes más seguras del país.
Utilizando cualquier métrica, la delincuencia en Nueva York es más inusual que en muchas otras partes del país. Así lo demuestra una revisión minuciosa de los datos del FBI sobre la criminalidad en las grandes ciudades. En 2024, el año más reciente que cuenta con datos nacionales, la tasa de homicidios de la ciudad fue más baja que el promedio nacional.
La ciudad también quedó entre las últimas ocho de las 50 grandes ciudades que reportaron al FBI sus datos de delincuencia ese año. Nueva York también tuvo la sexta tasa más baja de crímenes a la propiedad, aunque quedó justo en la mitad con otras ciudades en cuestión de delitos violentos. Para la publicación de este informa a finales de 2025, los asesinatos han disminuido un 19% en comparación con el año anterior.
Nueva York también es un fuerte ejemplo del “gran declive de la delincuencia” —una precipitada y compleja reducción en la criminalidad que vivió casi todo el país entre 1990 y mediados de los 2010s. En Nueva York, el declive duró más tiempo que en la mayoría de otras ciudades, hasta aproximadamente la llegada de la pandemia. Aun con el crecimiento de la población de la ciudad, el número de asesinatos disminuyó de más de 2,000 en 1990 a poco más de 300 en 2019, el último año completo antes de la pandemia del COVID-19. A nivel per cápita, la tasa de homicidios bajó casi un 90%, superando por mucho la caída nacional del 45%. Las investigaciones que toman en cuenta la gran población de Nueva York han encontrado que figura como una de las ciudades más seguras de los Estados Unidos cuando se trata de violencia con armas de fuego.
A pesar de estos avances, algunos tipos de delitos permanecen altos.
Aunque Nueva York sigue siendo, en términos generales, un lugar seguro para vivir y trabajar también sería un error ignorar sus problemas persistentes.
En primer lugar, los asaltos graves —que involucran factores agravantes como lesiones físicas serias, el uso de un arma o lesionar a un oficial de policía— aumentaron en los últimos años y permanecen altos, desafiando la tendencia nacional y experiencias en otras ciudades. Datos del NYPD indican que la frecuencia de estos delitos empezó a incrementarse desde 2010 y se aceleró a principios de los 2020s. En total, el número de asaltos graves se ha incrementado aproximadamente un 42 % desde 2019.
Las razones de este incremento no son inmediatamente claras. La tendencia es especialmente desconcertante considerando que la violencia con armas de fuego bajó en el mismo periodo. Un factor que vale la pena estudiar puede ser si este marcado aumento indica un incremento en la violencia doméstica, la cual algunos estudios sugieren se elevó a nivel nacional durante la pandemia.
En Nueva York, el 40 % de los asaltos graves implican violencia entre miembros del mismo hogar. Otra teoría es que algunos de estos aumentos pueden estar reflejando un alza en los asaltos relacionados con crisis de condiciones de salud mental no tratadas.
Además, aún con la tendencia a la baja de los delitos graves en los trenes y autobuses de la ciudad, algunos delitos relacionados con el trasporte público permanecen obstinadamente altos. Los asaltos en el transporte público que no resultaron en lesiones serias o no involucraron el uso de un arma —los llamados asaltos “de tercer grado” considerados, según el código de Nueva York como delitos menores— están muy por encima de los niveles previos a la pandemia en términos de delitos por viaje tomado.
Estos delitos siguen siendo inusuales, ya que ocurren en una tasa de más o menos una por cada millón de viajes. Pero son bastante perturbadores para las víctimas y los testigos, y afectan el sentido de seguridad en el sistema del metro.
Datos del NYPD también demuestran que hay aumentos en violaciones y agresiones sexuales en el último año, luego de disminuir durante y después de la pandemia. Este aumento, sin embargo, podría deberse en parte a mejoras en la frecuencia con que las personas sobrevivientes están reportando las agresiones sexuales a la policía y cómo la policía define ese delito. Luego de que entró en vigor una nueva ley de 2024, la definición en Nueva York de una violación sexual ahora incluye todo tipo de contacto
sexual no consensuado. Hasta mediados de 2025, la categoría expandida represent aproximadamente una quinta parte de las violaciones sexuales reportadas, lo que podría explicar gran parte del aumento.
Agresiones de tercer grado en el transporte público de la ciudad de Nueva York, por cada millón de viajes (2019–2025) Los altos niveles de hurtos en tiendas también son motivo de preocupación. Los hurtos en tiendas se incrementaron lentamente durante la última década, interrumpidas por una breve pausa en 2020 debido a la disminución del tránsito peatonal durante los primeros meses de la pandemia. Pero el robo en tiendas volvió a aumentar dramáticamente en 2022, con un alza del 68 % por encima de los niveles de 2019.
Nueva York no es la única ciudad que vio este incremento marcado justo después de la pandemia del COVID-19, según en Consejo en Justicia Penal.
Pero es una de las pocas ciudades en las que el número de delitos permanece alto.
Aquí, Nueva York desafía la tendencia nacional: los datos más recientes del FBI para 2024 demuestran que el hurto (que incluye el robo en tiendas) llegó a una baja histórica.
Aunque es muy pronto para afirmarlo con certeza, el alza en hurtos a comercios en Nueva York puede que ya haya llegado a su máximo, ya que el número de hurtos en tiendas se redujo casi un 7 % entre 2023 y 2025. Una advertencia constante persiste: los datos del hurto en comercios son notoriamente susceptibles a problemas al momento de reportarlos, lo cual dificulta precisar si algún cambio en la tendencia, en cualquier dirección, refleja un cambio en el número de delitos cometidos o en el número de delitos denunciados. (Las preocupaciones con las estadísticas son aún más pronunciadas cuando se trata de hurtos “organizados” en comercios).
Por último, la disminución en violencia con armas de fuego no ha estado equitativamente distribuida. La violencia con armas de fuego en gran parte se concentra en unos cuantos barrios, los cuales acaparan casi el 50 % de los tiroteos en la ciudad. Un mapa interactivo publicado por el diario New York Times provee una representación visual de esta tendencia: la mayoría de la ciudad casi no tiene tiroteos, mientras que el sur del Bronx, Brownsville y East Harlem los experimentan mucho más.
Estos barrios son predominantemente el hogar de personas no blancas y comunidades que ya enfrentan desafíos como la concentración de la pobreza, falta de inversión institucional, segregación histórica y otros factores que predicen el delito violento.
Los encargados de formular políticas públicas deben enfocarse en las soluciones a los problemas de larga data.
Las personas encargadas de formular las políticas públicas locales deben desarrollar una estrategia en seguridad pública que priorice estos problemas persistentes. Eso puede empezar con trabajar para identificar las causas de la alta incidencia de asaltos graves en Nueva York, y desarrollar estrategias a la medida para reducir la frecuencia de estos delitos.
Un prometedor abordaje es el anuncio del NYPD de una unidad policial especializada y altamente capacitada para lidiar con casos de violencia doméstica, la cual acapara una gran proporción de los asaltos graves. Esta nueva iniciativa podría agilizar las investigaciones y mejorar las interacciones de la policía con las personas sobrevivientes, permitiéndole a los casos avanzar más rápido sin la necesidad de, por ejemplo, repetir y volver a repetir entrevistas con los sobrevivientes y las víctimas. La intervención temprana y el acceso a una programación más intensiva también pueden ayudar a reducir el riesgo de escalamiento al abordar tanto el comportamiento del agresor como las necesidades de la víctima.
El aparente incremento en las violaciones y agresiones sexuales también son un llamado para un abordaje similar. Los profesionales del orden público deben continuar su búsqueda por entender las razones detrás de este incremento y el grado con el cual esto puede explicarse con los cambios a la definición de estos delitos o por un aumento en las denuncias de agresiones sexuales por parte de las víctimas.
Las personas responsables de formular las políticas públicas en Nueva York han dado grandes pasos para crear una ciudad más segura. Continuar con ese trabajo requiere de una atención cuidadosa y enfocada a los desafíos específicos en seguridad pública y las necesidades únicas de la ciudad más grande de EE.UU.
(*) Este artículo de expertos es original del Brennan Center en Español.