El trío de errores más peligrosos en la cocina, según una experta
El peligro oculto en tu cocina: No laves el pollo. La 'babita' del jamón y el moho tienen secretos tóxicos. Descubre los errores fatales que pones en tu mesa
Hay prácticas en la cocina que, aunque son muy comunes, no son las más seguras. Crédito: Shutterstock
La seguridad alimentaria pasa indudablemente por un manejo eficiente de los alimentos. Por ello, existen prácticas comunes en la cocina que se deben evitar para prevenir intoxicaciones y enfermedades relacionadas con los alimentos.
La ingeniera en alimentos y divulgadora de contenido de seguridad alimentaria, Monse Meléndez, explica cuál es la forma correcta de manipular los alimentos con hongos, el jamón con varios días en el refrigerador y los riesgos de lavar el pollo.
Son tres temas sobre los que hay mitos y creencias populares, además de muchas recomendaciones en videos de redes, que a menudo normalizan prácticas riesgosas. No está de más conocer las razones científicas de una ingeniera en alimentos.

3. El error de “quitar la parte con hongo”

La experta explica que mucha gente cree que solo la mancha visible de moho es el problema, lo cual es falso. La evidencia científica dice que el moho es solo la “floración” de un organismo cuyas raíces invisibles (llamadas hifas) ya han penetrado el interior del alimento.
El peligro no solo radica en la fibra visible, sino en las micotoxinas producidas por el hongo. Estas toxinas se esparcen por el alimento y pueden ser dañinas, incluso en pequeñas cantidades, causando problemas digestivos e incluso efectos a largo plazo.
Esta regla no aplica en los alimentos muy densos y con baja humedad (como quesos duros o embutidos secos); estos podrían salvarse si el moho es superficial. Sin embargo, en alimentos blandos, el descarte es obligatorio.
2. La advertencia de la “babita” del jamón

El líquido que el jamón libera (exudado) no es inherentemente malo; es agua (gel) liberada por la estructura de la carne procesada. Sin embargo, su presencia debe ser una alerta inmediata.
Este líquido crea un ambiente nutritivo ideal para el crecimiento de bacterias patógenas (como Listeria o Salmonella), un fenómeno conocido como “caldo de cultivo”. Si el producto ha estado abierto, ha sido tocado o ha perdido temperatura, ese líquido se convierte en un medio perfecto para la multiplicación bacteriana.
En este caso, la regla de la “semana para consumir” tras abrir el envase es clave. Si el jamón está viscoso, pegajoso o tiene un olor ácido, la liberación de agua ya ha escalado a un problema bacteriano y debe desecharse, independientemente de la fecha de caducidad.
1. No debes lavar el pollo crudo

En redes sociales hay diversos materiales que recomiendan lavar el pollo, pero la ingeniera en alimentos ratifica que lavar el pollo crudo es el error de seguridad alimentaria más peligroso y persistente en los hogares.
El peligro no se elimina con agua; el agua solo actúa como un vector de dispersión. Al lavar el pollo, se esparcen aerosoles que contienen bacterias peligrosas (Campylobacter y Salmonella) por el lavabo, la encimera, los utensilios e incluso la ropa. A esto se le llama contaminación cruzada.
La única forma de garantizar la inocuidad es la cocción a la temperatura interna adecuada (aproximadamente 74 C), que destruye las bacterias. Nunca se debe lavar el pollo crudo.
Estos errores demuestran una peligrosa brecha entre la tradición culinaria y la ciencia de los alimentos. El conocimiento es nuestra mejor defensa contra las intoxicaciones alimentarias.
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