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Cuál es el origen de la carta a Santa Claus para pedir los regalos

La carta a Santa Claus nació de la figura de San Nicolás y se popularizó con el correo y la cultura estadounidense como ritual navideño infantil

Actualmente, los niños escriben su carta a Santa Claus bajo la influencia de sus padres de demostrar un buen comportamiento para recibir regalos.

Actualmente, los niños escriben su carta a Santa Claus bajo la influencia de sus padres de demostrar un buen comportamiento para recibir regalos. Crédito: Marina Demidiuk | Shutterstock

La carta a Santa Claus, que incluye la lista de regalos que un niño desea tener para Navidad, es uno de los gestos más ilusionantes de diciembre. Cada año, millones de pequeños se sientan frente a una hoja en blanco para escribir lo que quieren bajo el arbolito.

Pero como todo tiene su origen, esta tradición también guarda raíces históricas profundas, de cómo fue transformándose con el paso de los siglos hasta consolidarse, especialmente, en Estados Unidos.

Cuál es el origen de la carta a Santa Claus

El origen remoto de esta costumbre se vincula con San Nicolás de Bari, un obispo que vivió en el siglo IV en la actual Turquía. Famoso por su generosidad, ayudaba de forma anónima a niños y familias con dificultades económicas.

Con el tiempo, sus actos dieron lugar a relatos populares que lo convirtieron en un símbolo de bondad, protección infantil y entrega de regalos.

Durante la Edad Media, su figura se expandió por Europa, donde cada región fue adaptando la leyenda. En Países Bajos, por ejemplo, surgió Sinterklaas, un personaje que visitaba a los niños y recompensaba su buen comportamiento. Aunque aún no existía la carta como tal, ya estaba presente la idea de comunicar deseos y expectativas a una figura benevolente.

La práctica de escribir cartas apareció de manera más clara en Europa durante el siglo XIX. En cuentos y libros infantiles de la época, se representaba a niños que enviaban mensajes a San Nicolás para agradecer regalos o pedir favores.

En muchos hogares, los padres participaban activamente: escribían cartas “en nombre” de Santa para reforzar normas de conducta o transmitir valores.

Y con la expansión del correo postal, la tradición tomó una nueva dimensión. El acto de escribir y enviar una carta dejó de ser simbólico para convertirse en una experiencia tangible. Los niños ya no solo imaginaban a Santa Claus: le escribían, lo esperaban y confiaban en una respuesta.

Cómo se popularizó la carta a Santa en Estados Unidos

Estados Unidos tuvo un rol central en la masificación de esta tradición. A finales del siglo XIX, los periódicos comenzaron a publicar fragmentos de cartas enviadas a Santa Claus, lo que despertó el interés del público.

En 1871, el Servicio Postal estadounidense empezó a recibir correspondencia real dirigida al personaje navideño. Y ante la gran cantidad de cartas, organizaciones benéficas y voluntarios comenzaron a responderlas para ayudar a niños de familias con pocos recursos.

Décadas después, esta práctica se formalizó con programas como Operation Santa, impulsado por el USPS, que permitió a ciudadanos adoptar cartas y cumplir los deseos navideños de los pequeños. Así, la carta a Santa Claus dejó de ser solo un juego infantil y se convirtió en una acción comunitaria.

Desde Estados Unidos, la costumbre se expandió hacia América Latina y otras regiones del mundo, impulsada por el cine, la publicidad y la cultura popular. En muchos países, la carta se adaptó a las tradiciones locales, pero conservó su esencia: expresar deseos, reflexionar sobre el año vivido y mantener viva la ilusión.

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