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El mito del remojo: por qué no necesitas “activar” las nueces

Remojar nueces no elimina antinutrientes ni mejora su nutrición; al contrario, reduce minerales y vida útil. Es mejor comerlas al natural o tostarlas

No todo lo que se 'activa' mejora; mantén las nueces secas para una nutrición completa y un sabor impecable.

No todo lo que se 'activa' mejora; mantén las nueces secas para una nutrición completa y un sabor impecable. Crédito: Shutterstock

La búsqueda de los beneficios nutricionales de los alimentos avanza cada día; sin embargo, muchas veces se aplican técnicas como lavar las nueces que no solo no ayudan a mejorar su biodisponibilidad, sino que terminan “lavando” literalmente las propiedades del alimento.

La ingeniera en alimentos, Mariana Zapien, explica por qué no es conveniente lavar las nueces, una práctica que se ha vuelto viral en redes sociales. Para la experta, consumir las nueces al natural o tostadas es sinónimo de eficiencia: menos pasos no solo significan menos trabajo en la cocina, sino que garantizan un producto más denso en minerales y más seguro para el consumo a largo plazo.

Zapien es divulgadora científica, reconocida por desmitificar tendencias gastronómicas en redes sociales. Su enfoque se centra en la seguridad alimentaria y la optimización de nutrientes, brindando consejos prácticos basados en evidencia científica para mejorar la calidad de nuestra alimentación diaria.

Zapien aclara que remojar las nueces no elimina los antinutrientes que se encuentran naturalmente en ellas. “Estos compuestos no desaparecen solo con el agua y existe evidencia científica que demuestra que remojarlas no aumenta la absorción de sus nutrientes”, señala.

Al humedecerlas sucede lo contrario, ya que minerales esenciales como el calcio, el zinc y el magnesio se transfieren al agua. Esto provoca que el alimento pierda valor nutritivo. Además, en materia de seguridad alimentaria, el remojo reduce su vida útil, aumentando la probabilidad de que adquieran un sabor rancio y de que proliferen microorganismos nocivos.

En conclusión, Zapien sostiene que no es necesario activar las nueces; se pueden comer tal cual o tostarlas ligeramente si se busca un mejor sabor y una mayor durabilidad.

La ciencia detrás del remojo

Una de las razones que ha impulsado esta tendencia es la presencia de los fitatos o ácido fítico, en las nueces, toda vez que estas sustancias presentes en las plantas que, al ser consumidas por humanos, pueden interferir en la absorción de minerales.

Según explica el portal especializado BK Food, por eso, remojar las nueces antes de comerlas se ha vuelto tan popular en los últimos años, a pesar de que no hay evidencia científica que respalde la práctica”. Este concepto es el que ha impulsado el hábito de la “activación”, aunque, como vemos, la ciencia moderna sugiere que los beneficios de este proceso son inexistentes.

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